On the Edge | Tododeku OS ✓

Parte única

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On the Edge

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Antes de leer: mención suicidio, pensamientos pesimistas, final esperanzador.

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La noche era fría y hambrienta de las almas perdidas.

La avenida principal siempre era bastante transitada incluso a altas horas de la noche, pero el resto de las calles parecían haber sido olvidadas y a medida que se iba alejando, las personas se iban desvaneciendo hasta que no quedara ninguna alma vagando más que la suya. Aunque, de todas formas a esa hora de la madrugada era difícil encontrarse con un alma en las calles, quizás un par de personas alcoholizadas tambaleándose por la vereda, pero ellos quedaban atrás.

Todo iba quedando atrás.

No sabía bien hacia dónde se dirigía, solo sabía que ya estaba harto de todo, de la gente, de la empresa, de su padre... Ya no quería nada más, no tenía ninguna razón, ningún motivo para querer seguir con su vida.

Decidió dejar la fiesta de la empresa de su padre a eso de las 2 de la madrugada, se sintió agobiado y asfixiado entre tanta gente hipócrita; sedientas de fama, dinero y poder. Odiaba ese ambiente, le daban ganas de vomitar y solo quería arrancar de allí.

Después del primer brindis realizado por su padre, se tragó de golpe el contenido de su copa y se camufló entre la gente. A duras penas pudo sacarse de encima a los socios de la empresa de Enji, quienes apenas lo veían, decidían atormentarlo con preguntas de negocio y su futuro en la empresa. Todo aquello le quitaba el aire, quería salir pronto de ese lugar.

Se tragó de un viaje el contenido de otra copa.

No quería seguir bebiendo, pero si no lo hacía sentía que se derrumbaría ahí mismo y no sabía si era peor armar un escándalo en su preciosa fiesta o huir de ahí sin planes de volver.

Tomó la segunda opción, era lo mejor y no por la fiesta, sino que para sí mismo.

Era ahora o nunca.

Agarró una bufanda del perchero del hall y salió a las frías calles de la ciudad sin tener un rumbo fijo.

Consigo solo cargaba su teléfono y su billetera, sin una idea clara en mente de lo que haría ahora. No tenía ninguna intención de volver a la fiesta ni a casa. Si era sincero, no quería volver nunca más allí, quería liberarse de las ataduras a las que su padre le amarró desde el día en que nació. Tenía ganas de acabar con todo allí.

Dejó que sus pies lo guiaran sin pensar bien a dónde iría a parar. Se dejó mover en la dirección del viento, el cual desordenaba sus cabellos bicolor y enfriaba su rostro que anteriormente estaba acalorado en el interior de la fiesta.

Su cabello se había convertido en un símbolo en la empresa de marketing de su padre, era uno de los modelos más codiciado por las empresas, pero el de más difícil acceso al ser el hijo del dueño.

Shoto desde pequeño había sido preparado para ser un modelo, había sido obligado a seguir una dieta estricta, rutinas de ejercicio entre otras cosas. Su madre también había sido una gran modelo en su momento, lamentablemente las ambiciones del hombre con el que se casó terminaron por destruirla, la llevó a la locura y eso le causó una cicatriz en su ojo izquierdo al menor de sus hijos. Aun así, su padre no se detuvo con él, se había vuelto en su obra maestra, así que le consiguió un equipo especial de maquillaje encargado de cubrir su cicatriz.