51. Planes y pactos.

Comenzar desde el principio
                                    

- No, para nada, un placer verte, Alastor.

- Gracias, hasta pronto.

Lo vimos ir a la barra, adonde andaba mi madre de borrachera, la saludó cortésmente, y ella respondió, a pesar de no poder ni tenerse correctamente en pie, devolverle el saludo, y ponerle una copa, y brindar con él, abrazarlo, y reír un rato los dos juntos.

- Bueno, parece que la tendremos ocupada un rato, tu madre cuando bebe se pone a dar botes, no la conoces bien. En la boda de Charlie se puso a cantar toda bebida, en medio de la pista.

- ¿Enserio papá ? - Tuve que reírme ante el comentario de mi padre, no me imagino a mi madre así, aunque poco faltaba.

- Papá, ahora que vamos a preparar la boda...¿Qué haremos con ella? Sabes que se carga de trabajo con tal de ayudar, y no quiero verla cargada ni estresada...-

- Tienes razón, pero no podemos evitar que ayude, si no, será peor aún...cuando nos casamos no le dejamos hacer nada, y tuvo la reina que entretenerla con un empleo en la biblioteca. Como se estrese verás...

- ¿Qué sucede si se estresa? - Dijo Monnique, curiosa.

- No preguntes...da miedo...- Le respondí- Ahora está feliz, es mejor que esté así, porque enfadada, no tiene medida...

- Sí, la verdad, mejor que la dejemos ayudar en su justa medida, habrá que entretenerla aparte...Dejadme a mí y al rey lo demás, ya que no tiene familia directa...

- ¿Alexei?

- Monnique, ya te explicaré, cariño, es algo difícil, mi madre tiene demasiado a las espaldas...

La miramos, mientras hablaba con Alastor, que estaba en su forma demoníaca, yo sí podía verlo, al ser nacido en el infierno, pero ella no, necesitaba de sus gafas, pero le daba igual, ella conocía a Alastor mejor que nadie, me hablaba de él.

- Oye, Alexei, ¿Por qué acaba de besar su anillo, si ya no es su maestro?

- Porque, Monnique, el reglamento dice, que un maestro lo es, hasta que muere, ella no suele hacerlo, pero aún siente respeto por él. Fue él quien trajo a mi madre al infierno, ya te contaré.

Mi hermana apareció de la mano de Dean. Dean era un chico muy modosito, formal, y tranquilo, estudiaba derecho, respetaba a mi hermana, y a mi familia, la verdad, no parecía ni un pecador, pero mi hermana estaba loca por él, y él la correspondía, a pesar de que mi padre era muy sobre protector con ella.

- ¡¡Hermanito!! ¡¡Felicidades!!

- ¡Ven aquí, enana!- La levanté en peso- ¡Quiero que seas mi dama de honor!

- ¿¿ Enserio??- Dijo emocionada.

- ¡Claro! ¿Qué haría yo sin mi Robin Hood?

- ¡Gracias canijo!- Me abrazó, casi llorando.

- Vamos, vamos, no lloriquees.

- ¿Y mamá?

- Pues mira, está allí, dejando al bar sin alcohol.

- Como siempre, ah, ¿Está con Alastor?

- Si, están recordando viejas batallas- Dijo mi padre riéndose.

Vimos como él, bebía de la copa, carraspeaba un poco, se despedía de ella,y mi madre aprovechó para venir con nosotros.

- ¡Mérida, ven aquí!

Arrastró a mi madre a la zona de dardos, y puso la mano en la diana.

-Dale al centro.

- Mamá...

El Maestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora