¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
028. PADRES TERRIBLES, II
❞ I sweari'llneverleave again - keshi
No merezco esto Todo en tus brazos Todo tu perdón, no me pertenece, lo juro Te juro que nunca me iré de nuevo ❝
❰ UN AÑO ANTES ❱
La casa de JJ no estaba al lado de la carretera, por lo que puso la bicicleta más adentro antes de dejarla descansar contra uno de los árboles y continuar su caminata a pie
John B le había dado una breve descripción de cómo era la casa de su novio, así que mantuvo sus ojos abiertos y siguió sus instrucciones, ignorando el dolor que se extendía por su pierna debido a las infracciones que le había causado el accidente de bicicleta
Hizo todo lo posible para borrar cualquier evidencia de su pelea con su padre, pero sabía que sus mejillas estaban enrojecidas y él podría ver el tinte rojo en las esquinas de sus ojos hinchados. Aún así, solo quería escuchar los latidos de su corazón y tener sus brazos alrededor de ella para calmar el dolor en su corazón
Sus suaves palmas rozaban la corteza de los árboles por los que pasaba, las suelas blancas de sus zapatos estaban embarradas de tierra. Soplaba una brisa fresca que acariciaba su piel, como si la misma madre naturaleza quisiera consolarla y sacar la miseria de sus huesos para aletear con el viento. Un leve olor a hierba recién cortada le llegó a los sentidos, enredándose con la tranquilidad que se filtraba en su corazón por estar rodeada de un silencio pacífico
En Nuevo México, apreciaba la sencillez del paisaje pero era repetitivo y predecible. Cuando llegó a Kildare, pudo ver a la Madre Tierra bajo una luz completamente diferente.
Como el mar le recordaba el azul en los ojos de JJ que brillaban cada vez que la miraba, el hermoso tono tan similar que ella habría pensado que tenía todo el océano atrapado dentro de él. O cómo el resplandor del atardecer le recordaba las interminables conversaciones con Pope, desde charlas sobre sus grandes sueños hasta trivialidades sobre cada pequeña cosa que encontraron juntos. O incluso cómo John B la hacía pensar en sus días en las marismas, donde instantáneamente la llamaba cada vez que encontraba algo desconocido porque sabía que a ella le encantaba eso
Esta isla le había dado un nuevo aprecio por las cosas de la vida que de otro modo serían más suaves, y temía el día en que la luz se atenuara nuevamente
Lo que pareció una eternidad después, la casa que John B había descrito estaba llenando su visión. Una sonrisa sin aliento se extendió por sus labios, su estómago revoloteando ante la idea de ver finalmente al Pogue rubio que la conocía mejor que ella misma
