.Inmortales. Parte única.

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Rodeada por todas las semillas estelares y sintiendo la mirada de Galaxia sobre mí, me quedé congelada por unos segundos mientras la veía desaparecer en el firmamento. Me abracé a mí misma, y recé porque todo fuera bien, para ella y para esas semillas estelares, pero me sentí sola mientras me sostenía en medio del cielo, aunque podía sentir varias miradas sobre mí que sabía que pertenecían a las Starlights, pero tenía miedo de mirarlas, miedo de los sentimientos en mi interior.

Cuando mis Sailor aparecieron a mi alrededor, suspiré con alivió y cuando Mamoru apareció unos minutos después corrí a sus brazos, pero cuando mi mirada se cruzó con Chibi Chibi antes de que ella desapareciera en el cielo, algo brillo en mi interior y no supe comprenderlo.

Días después de la batalla, toda la ciudad había regresado a la normalidad con ayuda de mi poder y el de las chicas, pero ahora faltaba la parte más dura al menos para mí... despedir a unas buenas amigas y compañeras.

La despedida de las Starlights fue dulce, suave y emotiva, pero yo no me atreví a dejar que mis sentimientos salieran libres, a pesar de dar las gracias con mi mirada y pensamiento cuando ya no me podían ver.

Meses después de esos eventos, un sueño recurrente me volvió a despertar y caminé hacia el balcón de mi habitación con la respiración alterada, pero sin nadie que fuera testigo de mi desasosiego puesto que Luna no estaba en casa y nadie más estaba despierto a esa hora, así que me apoyé en la barandilla y recordé otro momento en el que había salido al balcón, pero en esta ocasión no estaba Seiya abajo y eso hizo que mi corazón saltase ante el recuerdo, no era la primera vez que le recordaba, pero quizás si la primera que lo hacía en un momento así.

Normalmente, los recuerdos sobre mi amiga venían rodeados de risas o vergüenza, por qué ahora que se había ido me daba cuenta de las veces que malinterprete sus atenciones o intenciones, aunque no es que ella no hiciera hasta lo imposible por coquetear, así que justificaba mis malos pensamientos en sus coqueteos y payasadas.

Cerré los ojos mientras dejaba que la suave brisa de la primavera me rodeaba, faltaba menos de una semana para que el segundo año de preparatoria comenzase y yo seguía sintiendo ese sentimiento de angustia que no entendía, así que traté de concentrarme y recordar el sueño que nuevamente me había desvelado, pero no lo conseguía nunca.

Así que abrí los ojos nuevamente mientras bufaba al aire, apenas si lograba recordar que tenía que ver con Chibi Chibi y ese último destello que tuve de ella, pero ni siquiera en ese entonces comprendí lo que me hizo sentir y no sabía con quién hablarlo, confiaba en las chicas, pero algo me impedía buscarlas para hablarles de esto y de nuevo extrañé tener cerca a Seiya, pues sabía que ella me escucharía, aunque posiblemente dijera alguna tontería después, pero sabía que al menos me escucharía y no me diría que era una tontería como casi seguro que me dirían las demás, pues rara vez tenían en cuenta mi instinto.

En parte era culpa mía, pues siempre había sido muy despistada y algo boba, pero tampoco es qué nadie notara cuando actuaba de forma más seria o formal, y eso a veces me pasaba factura. Así que cuando una nueva brisa acarició la piel desnuda de mis brazos, decidí regresar al interior de la habitación sin llegar a ver la mirada violeta que vigilaba mi casa desde una distancia prudente.

La mañana llegó antes de lo que esperé, pero el sentimiento de angustia no se fue y ahora, debías añadirle el hecho de que me sentía vigilada, aunque por mucho que tratase de encontrar la fuente de ese sentimiento no era capaz de encontrarlo y con el paso de las horas se desvaneció un poco.

Me reuní con las chicas en el templo, pues todas querían ver si ya teníamos alguna idea de que queríamos estudiar para escoger los clubs de la preparatoria en base a eso, aunque yo no tenía ni la menor idea, sabía todo mi futuro y todo el mundo me decía constantemente como debía comportarme o que debía hacer, pero jamás me preguntaban que quería realmente, solo el año pasado Luna me había preguntado sobre los clubs y ahora me reía de la estúpida respuesta que le había dado a Seiya y a mi consejera, pues a ambos les había dado la misma. Nuevamente recordar a mi amiga, me puso triste, por qué la extrañaba, pero en está ocasión alguien más se dio cuenta y sentí la mirada de Minako sobre mí, así que cuando alcé mi mirada me sorprendí de no solo ver a Minako mirándome sino a Amy también y no hizo falta que fuera un genio para saber que ambas sabían lo que estaba pensando, así que sonreí y traté de fingir que todo estaba bien.

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