Fuego.

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Mis huesos calcinados, eran solo la consecuencia de mis ojos secos, el fuego recorriendo entre recuerdos, el final feliz de tristes cuentos, sentimientos abruptos, destellos corruptos, y nos conformamos como seres ineptos, derrumbes nuevos en la estructura de nuestros sueños, somos como dulces novatos en un mundo de marcos abstractos.

Talvez necesites municiones, necesarias para tus nuevos temores, raros colores, que se evaporan en las nubes, mis dulces venas como cristales verdes, que se impregnan de luz y dolores, penetradas por crueles entidades, volviéndose fragmentos de verdades, consumidos en el horizonte de unos ojos frágiles, que con el sufrimiento se volvieron ágiles, pero siempre prevalecen fugaces.

Bailando en mis cenizas, que en busca de atención se vuelven pegadizas, mientras se vuelven un remolino de palabras sacrificadas,  arrebatando el polen de las flores, como dulces incidencias, opacando a los ríos y sus transparencias, volviendo todo un escenario con acciones inciertas, talvez todo en un caos conviertas, o en una soleadas rosas secas.

Versos plasmados, tallados con besos, tan delicados como ensangrentados lienzos, admirados por sus delicados trazos, provenientes de un manantial en mis manos, causado por pensamientos plagados de remordimientos, un museo entero para tantos ojos muertos, una atracción con toques placenteros, con huesos disecados y descuidados.

Tallar mi alma hasta desaparecer, ver el fuego lentamente crecer, las esperanzas empiezan a decaer, eso era antes del amanecer, rayos de sol para lágrimas de piedra vencer, todo para intentar no perecer, sigo sin encontrar a donde pertenecer, talvez sea al horizonte que contornea el atardecer, entre tintes fervientes de querer.

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2021 ⏰

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