Deja qué las lágrimas salgan y que el recuerdo de esa persona te ayude en los días tristes.
— Aún que pasarán 50 años, jamás olvidaría a la absurda de Valentina Rizzo.—Dijo resonando todo el salón.
— Y como olvidar a la escandalosa Gemma Grimms — Comentó levantándose para verla mejor.
Aquella mujer seguía igual creo que estos 10 años le favorecieron, está mas bronceada, y ahora al parecer es pelirroja y con una gran silueta mejor que antes.
— Estas...increíble—dije abrazándola.
— Y igual, me alegra que me hallas llamado...¿después de cuanto 9 o 10 años?—dijo sentándose al frente de mi— y primita como has estado, no supe nada después de tu misteriosa ruptura.
— Bueno...pasaron 11 años y medio y te tengo que confesar algo...—Dije, y solo callo para que continuara—. Detrás de esa ruptura hubo una consecuencia, me embarace y ahora ella está preguntando por él y no se que hacer — lo dije tan rápido que no creo que ella entendiera algo de lo que dije.
— Haber si entendi algo, te escondiste 11 años y medio y después de años me llamas para decirme que no sabes que hacer por que tu hija esta preguntando por su padre— yo asentí lentamente— tu si que heredaste la locura de la tía Jenny.
— Perdón, me asuste— dije apunto de llorar.
—Mejor guárdate las lagrimas para otro día que hoy quiero conocerla— dijo tomando su cosas.
— NO— Exclame golpeando la mesa.
— Si, lo harás o yo misma seré la encargada de traer a tu peor pesadilla— DIJO AMENAZANTE.
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Como en los viejos tiempos, siempre terminaba haciendo lo que ella me pedía y creo que empezare a ir a un psicólogo ya que en un día son muchas emociones y mas ahora que la tengo a ella.
Había conducido mas de media hora y sabia que si seguía siendo la misma ella no se iba a acordar mi casa, cuando llegamos al abrir la puerta me sorprendí tanto al verlo que todo se fue poniendo negro.
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<<— Me dejaste tan solo...si solo me dieras las oportunidades jamás nos hubiéramos separados...—dijo una voz que me estremeció el corazón.
—TIENES LA CULPA DE TODO EL SUFRIMIENTO DE TODAS LAS PERSONAS QUE AMAS— alguien me empezó a gritar.
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Me dolía todo el cuerpo, intento abrir los ojos y lo primero que veo es a el dormido en una silla incomodo y a mi amiga en la punta de mi cama.
—Gemma...— susurro para no despertarlo.
—Despertaste, hey tu y despertó tu prometida—este se sobresalta.
— Estoy bien, pudiste haberte ido— lo miro con ternura.
— ¿Y dejarte en este estado?, ni loco— se cerco y tomo mi mano—te lo dije el primer día que te vi jamás te dejarías.
— Todo muy tierno pero creo que ya es hora de irme, fue lindo que me llamaras y es muy hermosa tu hija se parece a tu madre— tomo su bolso y se detuvo en la puerta— no vuelvas a cometer el mismo error de no tener confianza sabes que contas conmigo y por lo que veo la de el también— salió ante que pudiera responder.
— Es muy amable tu amiga, creí que no conocías a nadie de esta cuidad— dice sacándose la corbata.
— Es mi prima, creo que es hora contarte algo que me atormenta desde hace años— me acomodo en la cama para hablarle.
— ¿Hice algo mal?— me mira asustado.
— No tiene nada que ver contigo, es sobre mi pasado y me gustarías que me entendieras y que despues de lo que te voy a contar eres libre de irte— empezaron a salir mis lagrimas.
