Nuevo Amanecer (OS)

75 4 1
                                    

Los tenues rayos de luz dorada inundaban aquel hermoso reino, el cual estuvo en oscuridad por inumerables años.
Aquel reino era reconocido anteriormente por sus demonios y vampiros, pero ya nomas.
Aquel hermoso lugar era llamado Edinburgh, un reino donde reinaban los humanos, ninguna raza se encontraba allí. Nadie podia entrar ni salir de Edinburgh, ellos tenian todo lo necesario y sobrante para sabrevivir.
En una pequeña casa alejada del ajetreo de la ciudad, la cual apenas llegaban los amarillentos rayos del alba, se encontraba una pequeña familia.
La madre se encontraba tendiendo la ropa acompañada de su hijo, ella acomodaba la ropa mientras que el joven llevaba el cesto. La niña de cabellos rubios estaba en la cocina apagando la comida. Eran una familia muy unida.

- Mamá, ¿podría en la tarde salir con Arel a jugar por el pueblo? - indagó el joven de pecas a su madre.

- Me estas ayudando con los quehaceres, claro que te dejaría! - respondió la mujer con una gran sonrisa, sus cabellos ondulados y rojizos se abatían al son de la mañana, haciéndolo brillar más que nunca en la pradera.

- Arel! Arel! - gritaba el pecoso emocionado yendo con su amiga, contándole sobre su nuevo permiso de ir al pueblo de la ciudad, ambos niños celebraron en felicidad su próxima aventura.

...

Al llegar, lo primero que les daba la bienvenida era una marcha de caballeros, de entre todos figuraba el rey, Deathpierce, un hombre de gran bigote y mirada penetrante. El pequeño estaba emocionado por ver al rey, lo admiraba tanto por sus hazañas y por mantener el orden en el reino.
Deathpierce notó al pequeño emocionado, saludándolo gentilmente desde su caballo.
La pequeña Arel y el pequeño Sansón arrojaron flores al rey, quienes las tomó y siguió desfilando con su corcel.
Deathpierce de vez en cuando hacia esos desfiles, con tal de ver en qué condiciones estaba su reino.

- El me saludo Arel! ¿Lo viste? ¿Lo viste? - gritó el chiquillo alegre y soñado

- El tomó nuestras flores también! - igualmente gritó la rubia haciendo un coro con su hermano - ¿No crees que deberíamos comprar cosas para la cena de más tarde?

- Mamá no me dio dinero - respondió el niño mostrando sus bolsillos vacíos.

- Yo siempre tengo dinero, tú te lo acabas en dulces siempre! - riño ella sacando su bolsa de tela de dinero.

Ambos pequeños fueron cantando y tarareando entre los puestos del mercado, buscando que iban a preparar de cenar, trajeron de todo menos que necesitaban para cenar, llevaron cúrcuma, harina, una gran calabaza, perejil, salvia, unas flores de brezo para decorar la casa, dulces de durazno, leche y miel para acompañarla con pan.

Ambos niños caminaban bajo el gran horizonte, el sol estaba llegando a su punto máximo, el calor ya se lograba sentir, pero el camino hasta su casa era realmente largo, después de todo su hogar quedaba muy pero muy lejos del ajetreo del pueblo; pero, en esa caminata, unos niños aparecieron, eran los rufianes que molestaban a Arel y a Sansón.

- Miren a estos pequeños tontos! Veo que trajeron un gran botín del mercado ¿No es así? - carcajeo el más grande de los bravucones.

Arel rápidamente tomó una rama del suelo dispuesta apalear a sus contrincantes a pesar de ser más fuertes que ella, ella nunca se dejaría vencer.
Sansón como siempre se quedaba estático sin saber qué hacer, su rostro se tornaba con un gran temor y temblor.
Al final, ambos terminaron apaleados y derrumbados; luego de unas horas llegaron a su casa todos sucios y llorosos, la mujer rápidamente se acercó a limpiarlos con su mandil y a atender sus heridas físicas como mentales.

Un Amor Inmortal (Ban X jericho) [NNT]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin