Battle Scars {Tony Stark}

[14]

Me desperté por etapas.

Las horas de la noche y las primeras horas de la mañana las había pasado conmigo y mi alma gemela conociéndonos en un nivel más íntimo. El sol se asomaba por el horizonte antes de que me durmiera envuelta en sus brazos. Por la luz de la habitación se notaba que aún no era mediodía, así que ¿por qué diablos estaba despierta?

—¿Qué vamos a hacer si no podemos encontrarla?—una voz baja siseó desde el pasillo. Bucky?

—Todo estará bien, Buck.—Y ese era Steve. ¿Qué diablos estaban haciendo? Estaba demasiada cansado para esta mierda. —Solo preguntaremos— Sus palabras se cortaron abruptamente y me di cuenta de que había entrado en la habitación. Solo podía esperar que la sábana me cubriera de la vista.

El silencio se prolongó y me relaje pensando que debían haberse ido.

—Supongo que se reconciliaron, ¿eh?— La diversión coloreó la voz de Bucky y me dijo que no se habían ido. Estúpidos super soldados.

El pecho de Tony se movió suavemente debajo de mi mientras se reía entre dientes. Su pulgar se frotó contra mi piel, lo que indica que sabía que yo también estaba despierta.

—La próxima vez que quieras saber dónde está alguien, pregúntale a Jarvis— dije sin moverme de mi posición. Estaba demasiado caliente y cómoda para hacer el esfuerzo.

—Lo siento, Ana— dijo Steve. —Estábamos preocupados cuando vimos la bolsa en tu cama y luego no pudimos encontrarte por ningún lado.

—Bueno, me encontraste. Ahora vete.

Los escuché murmurar sus disculpas y acuerdos. Lo que no escuché fue que se iban. No, en cambio se  escuchó un clic distintivo. Como el que se hace cuando alguien hace una foto con su celular.

—James Buchanan Barnes, te haré daño.

Los súper soldados se apresuraron y Tony abandonó cualquier pretensión de tratar de fingir que no encontraba todo esto divertido como el infierno. Gimió y hundió la cabeza en tu costado. —¿Estabas riendo en serio?— tu preguntaste.

—Síp.—Alargó la p cuando respondió y luego besó tu frente. —Jarvis bloquea el acceso a este piso hasta que yo diga lo contrario.

—Por supuesto señor.

Lo sentí retroceder para mirarme e incliné la cabeza para encontrar su mirada. Sus ojos me estudiaron durante un largo momento. —¿Te ibas a ir?

La tristeza en su voz hirió mi corazón. —Durante unos cinco minutos. Luego me calmé lo suficiente como para darme cuenta de que en realidad no quería ir a ningún lado. Aunque temía que me pidieras que me fuera.

Él soltó una carcajada ante eso y mr acercó a su lado. —Si alguna vez soy lo suficientemente estúpido como para dar a entender que no te quiero exactamente donde estás ahora mismo, hazme entrar en razón.

—Solo estaba enojada, Tony. Incluso si me hubiera ido, habría regresado.

Un zumbido fue su única respuesta y se notaba que estaba perdido en sus pensamientos. Lo deje y pase un dedo por el reactor de arco que brillaba suavemente en su pecho. No podía evitar preguntarme por el dolor en el que había estado en ese momento. ¿Y le dolía ahora? ¿Y si algo le sucediera al reactor, moriría?

Como si sintiera el giro que habían tomado mis pensamientos, tomó tu mano entre las suyas y se la llevó a los labios para besar tu palma. —Eso me recuerda—dijo. De repente me encontraba de espaldas, Tony sonriéndome mientras sus manos sujetaban suavemente mis muñecas a ambos lados de mi.