❝Tipo de ansiedad que tiene que ver con el miedo a la muerte, el proceso de morir o perder a un ser querido.❞
Con la llegada de la guerra, James Potter tiene miedo de perder a las personas que ama.
Hay gente que tiene miedo de morir, el simple hecho...
–Debemos darle su regalo. –murmuró Remus sin que Sirius escuche.
–Iremos a ducharnos, ordenaremos y luego se lo daremos. –afirmó James. –Si mis padres ven esto me matan.
–¡Oigan! –dijo Alex indignada, todos la miraron extraño, y ella señaló sobre el sillón para que vean de qué hablaba.
Olivia se encontraba acostada allí y tenía su cabeza rapada, haciendo que todo el resto de su pelaje sobresalga. También tenía su larga cola pintada mitad rojo y mitad dorado.
Los tres chicos soltaron una carcajada y ella no pudo evitar también reír.
–Estoy segura de que fuiste tú.
–¿Yo? Jamás le haría eso a Olivia. –dijo Sirius indignado. –No porque sea una bola de pelos insoportable le haría eso.
Alex negó con la cabeza y acarició la cabeza ahora pelada de la pequeña gata, soltó una pequeña risa.
–Me siento mal por reírme pero es que.. –rió nuevamente y suspiró.
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–Bien, llegó la hora de tu regalo. –dijo Remus. Sirius chilló emocionado y aplaudió.
–¿Qué es?
–Espera cinco minutos. –dijo James mientras buscaba algo en los cajones.
–¿Qué es?
–Espera. –frenó Remus.
–¿Qué es?
Los dos lo ignoraron y Alex ingresó a la cocina con una pequeña sonrisa.
–Listo, ya está. –le anunció a Remus y James.
–¿Qué es?
–¡Sirius!
El pelinegro miró mal a James y se cruzó de brazos mientras gruñía por lo bajo.
–Bien, vamos.
James, Alex y Remus guiaron a Sirius hasta el living, el castaño tomó una de las bufandas que habían utilizado anoche y tapó los ojos de Sirius.
–No me gusta esto. –dijo ladeando su cabeza. –Lunático si quieres que intentemos cosas nuevas en la cama...
Remus golpeó la cabeza de Sirius y el pelinegro al instante se calló.
–Bien, sígueme. –lo guió Remus por detrás de Alex y James.
–No me dejarás caer ¿verdad? Porque...
Un estruendo llamó la atención de Alex y James, que frenaron su camino para mirar detrás suyo. Sirius se encontraba tirado en el suelo mientras sobaba su trasero.
–¡Lunático!
Remus rió y tomó a Sirius de la cintura para ayudarlo a levantarse.