I N T R O

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Sintaxis de una sombra iluminada por la luz

Uno: Comprender

Mariela había cerrado los ojos por un momento, intentando acomodar sus ideas

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Mariela había cerrado los ojos por un momento, intentando acomodar sus ideas.
Ella siempre tenía en mente que su vida jamás se detendría, que por más que quisiera estar en modo automático su mente no la dejaría, porque siempre tendría esos pensamientos insulsos que no la llevaban a nada.

Suspiró ya harta, estaba tan cansada, llena de deudas y sin ningún trabajo.
Como una invocación a la misericordia la música alegre la hizo regresar a la consciencia, miró a sus espaldas y casi saltó de la emoción. La llamada por fin había llegado y sabía que debía contestar. Sin dudarlo dijo que si a la propuesta, que ahí estaría puntual y después de un desbaratado adiós, colgó.
Aún no estaba segura si estaba tomando la decisión correcta, pero era una oportunidad que no podía rechazar si quería ser alguien en la vida y tener comida en la barriga. 
Sabía que estaría más sola que nunca. Que ir a un lugar nuevo, lleno de gente que jamás se acercaría a conversar con ella le haría daño a su autoestima, pero estaba dispuesta, se arriesgaría porque había trabajado demasiado para poder entrar a uno de los institutos más importantes como asistente de enfermería.
Así que en cuestión de días abandonó su casa, sin decirle nada a nadie y con maleta en mano se dirigió al instituto a empezar una nueva etapa en su vida.
Por qué eso es lo correcto ¿no? Porque todos los días tenemos chance de empezar de nuevo, de ser un nuevo yo.

Cuando entró al jardín se maravilló con las flores y sus colores. Ya podía imaginar cómo se vería al amanecer en ese lugar. Ella amaba mirar todas las mañanas el sol caer sobre las flores, era muy pacifico, su alma se sentía cálida y le calmaba el corazón.

La recibió la directora de ahí; una señora seria y que explicaba con agilidad la situación del instituto, jamás titubeó y sin más, le dio las llaves de su habitación, no sin antes repetir todas las reglas del lugar y exigiendo responsabilidad. Mariela solo asentía con un nudo en el estómago y pudo respirar cuando cerró la puerta.
Una vez instalada en su habitación, decidió sacar todas sus pertenencias y decidió divagar en su mente.
Se preguntaba si en algún momento todo lo que deseaba se volvería realidad, que si simplemente esperaba sucedería. Como esta oportunidad, la buscó tanto que ahora no sabía si hizo bien en ser tan perseverante.

Miró a su alrededor, no era para nada lujoso el lugar, pero se sentía bien, cómodo y con lo necesario para vivir. Sentada en la cama desbloqueó su móvil, silencio, nadie había notado su ausencia, y por ella eso estaba bien, menos explicaciones que dar, aunque a veces la soledad carcomía la parte trasera de su mente y las sombras comenzaban a salir.
¿Qué es todo esto que siento? Se preguntaba ¿Soy sólo yo experimentándome a flor de piel? ¿Qué es lo correcto? ¿Qué debería hacer?

Algo que su mente si sabía, es que deseaba amar, con toda su alma.
Pero a veces, deseaba un amor diferente a todos los que le habían tocado.
A ella no le molestaba amar a quien sea y experimentar amores pasajeros o estacionales.
«La libertad y la soledad van de la mano» se repetía en su mente cada vez que abría los ojos y no había nadie ahí, que cuando llegaba a casa nadie la recibía y si se iba, nadie le extrañaba.
¿Valía la pena? ¿Merecía sondear en los rincones de su alma? Y averiguar qué es lo que realmente buscaba y si debía entregar su ser por aquello.

Una Línea De LuzKde žijí příběhy. Začni objevovat