—Así me gusta—sonrió ella, caminando después hacia la sala. No tardo mucho en volver, y me entrego dos grandes bolsas de cartón—Ahí está lo que buscas—las sujete y ella acaricio uno de mis brazos con cariño—buenos días, por cierto.

<<¿Lo que busco?>>

No pude evitar sonreír.

—Buenos días, tía... —hable, para luego agachar la vista hacia el interior de cada bolsa, y al darme cuenta de lo que era volví a sonreír—¡gracias por cierto!—le dije cuando ella camino hacia el pasillo: tan solo levanto una mano haciéndome saber que le llego el mensaje.

Trote hacia la habitación de Dylan con las dos bolsas en las manos, las deje en la cama y revise una para verificar el contenido. Eran las habituales cosas de aseo y ropa interior, la segunda...Dios mío.

—No puede...ser.

Metí la mano dentro de aquella segunda bolsa, y cuando saque la primera blusa me enamore por completo de ella, era de diseño floral, con otro que era un suéter y un zorrito con lentes en el centro, mayas, leginns, shorts, blusas, joyas....¡Dios!

Apenas me gire para ir a regresarle las cosas a la madre de Dylan, pero esta ya estaba atrás de mí esbozando una sonrisa maternal.

—No puedo...—susurre negando con la cabeza totalmente apenada—no tengo con que pagárselo y mi madre tampoco...—me corto.

—Cállate.

—Pero es que...

—Cállate—levanto una mano al aire.

—Señora—me fulmino por aquel termino—digo: Tía...

—Cállate—me quede muda, esta vez obedeciendo a su orden—Lo aceptaras porque hasta a mí me gusta la ropa, fue divertido comprar algo para chicas...me recuerda a Sarah, tal vez le seguiría comprando ropa, pero... —suspiro, tal vez diciéndose a sí misma que no era momento para ponerse en un estado sensible—Te la vas a quedar te guste o no...—dijo, y yo apenas abrí la boca para protestar—¡Te saco de la casa, eh! —al ver mi expresión de sorpresa, sonrió de medio lado y salió de la habitación con total elegancia.

Creo que...esa es su forma de decir "No cariño no, lo hice con gusto, insisto, quédatela"

<<Dylan es igual a su madre>>

Sonreí por la actitud de mi "suegrita" y me fui de nuevo al otro baño para lavar mi rostro.

Cuando regrese a la habitación de Dylan él ya tenía puesta una playera negra ajustada hasta arriba de los codos y sin ningún estampado, pantalones crema ligeramente ajustado y unos tenis negros. Bastante atractivo para mí. Tengo que admitirlo, aquello era mi debilidad: Chicos con pantalones no tan solo de mezclilla, con playeras modernas donde sepan combinar y estilizar, era un sueño. Chicos que sepan arreglarse.

—Me toca bañarme—anuncie, tomando algo de ropa y llenado al baño, pero antes de que pudiera caminar, sentí como Dylan me tomaba de la mano y me hacía girar a verlo. Enterró su mano en mi cabello hasta besar mi frente suavemente. Un acto que no me esperaba, pero agradable.

—Buenos días—dijo acariciando mi mejilla. Sonreí y bese la punta de su nariz una vez que lo alcance.

—Buenos días, tengo que bañarme o si no llegaremos tarde. Te tendré una sorpresa.

—¿Qué? —pregunto confuso.

—No te puedo decir que, se supone que es sorpresa, duh.

Me adentre al baño y me metí rápido a la ducha, no me tarde mucho en realidad. Cuando salí, me puse unos shorts crema, una blusa negra hasta los codos y unos Vans negros. Me reí de mi misma en el espejo y empecé a cepillarme el cabello. Lo dejaría suelto. De la bolsa que me dio su Lisa, saque un perfume y me puse un poco. No me maquille casi nada.

Cuando estaba lista, abrí la perilla y salí de la habitación, ahí estaba Dylan sentado en la cama con la mirada en su teléfono.

—Hey—le llame y el levanto la vista una vez, volviendo a bajarla, pero al quedarse con mi imagen en la mente, frunció el ceño y echo otra ojeada. Una sonrisa se escapó de su boca cuando alcanzo a divisar mi objetivo. Yo estire los brazos—Ta daaaaa. ¿Qué te parece? —pregunte dando un giro cuando el empezó a caminar hacia mí—Soy una mini Dylansita...¡ah!.

—Sí, bueno—Me miro con una sonrisa y mordiendo su labio inferior en duda—quítate eso, no lo lleves. —señalo mis shorts.

—Pero si ya he ido en short—me queje.

—Sí, cuando no éramos pareja, ahora no quiero que los lleves.

Abrí los ojos de par en par. Divertida por aquella "discusión"

—Pero me gusta ser una Dylansita.

—Rebeca, quítatelos, lleva otra cosa.

Iba a protestar por usar mi nombre completo, pero decidí darme por vencida al menos con él.

—Tu madre me los compro y es una grosería no usarlos. —proteste. Su mirada seria recayó sobre mí como un balde de agua fría—No—dije seria, tratando de imitarlo—no voy a iniciar una pelea por esto. —me fue imposible no reír.

—Entonces creo que vamos a llegar tarde—sonrío con mucho ego.

—No—lo fulmine.

—Quítatelos.

—¡No!

—Está bien—se dirigió a la puerta de su habitación—no es mi culpa si alguien sale golpeado.

Llegando al colegio, ya no era de sorpresa que giraran a vernos. De verdad que ya me había acostumbrado. Sídney parecía ser una ciudad grande, pero esta escuela era como un pequeño pueblo donde todos se conocían a pesar de que tú no lo supieras.

—Hoy no nos toca juntos—avise, haciendo un puchero con mi labio inferior. Dylan giro a verme y salió del auto. Quise salir igual, pero le puso seguro a este para evitar que lo hiciera, y lo volvió a quitar hasta que llego a mi lado para abrir la puerta—¿Tenías que ponerle seguro?, eso es descortés, no caballeroso.

—Sí. Pero eres capaz de querer hacer todo por ti sola.

Acomode mi mochila y tome su mano, para entrar al colegio y la mayoría nos señalaba, por favor, no los culpaba: ambos misma ropa y tomados de la mano, además de los días que no estuvimos juntos. Yo creo que las personas se hacen preguntas también por como golpee a Ashley. Pero lo grandioso es que solo Dylan y yo sabíamos lo que ocurría entre ambos, nadie iba a saber que era lo que nos pasaba, por que ciertamente como él lo había dicho antes: nuestra relación era intocable.

Cuando llegamos a mi casillero, Dylan se recargo a un lado de este mientras me observaba.

—¿Qué? —sonreí arqueando mis cejar de una forma retadora. Él se quitó los lentes de sol que había tenido desde hace un momento y los colgó sobre le cuello de la playera.

—¿Estas bien?

Su pregunta me hizo dudar, y pensarlo, estaba actuando demasiado feliz con él como antes lo hacía, porque él me hacía olvidar mis problemas. ¿Pero como saber si ya no estaba fingiendo mi felicidad?, me había vuelto tan experta que hasta yo misma me sorprendía de tan bien que lo hacía.

Creía que estaba bien del todo, y que ahora nada me faltaría estando junto con él, pero estaba equivocada. Nadie, incluso Dylan, iban a poder sustituir, lo que me hacía falta: mi madre.

Asentí cerrando mi casillero

—Estoy bien, gracias.

De la nada, en frente de los ojos de Dylam, sentí como alguien me abrazaba por detrás, manos varoniles, y después me llenaba de besos la mejilla de una forma afectiva. No esperaba a nadie...


...Sea quien sea...espero que no muera.

Intocable ➳ DO'B©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora