- ¡NAT!- escuchó muy de cerca aquel agudo llamado de la voz que ya reconocía, seguido de tres toques de puerta.
- em, están llamando de un trabajo, luego te hablo ¿vale? Adios- y no dejo ni que su amiga se despidiera antes de cortar. Se puso la capucha de la sudadera para disimular el depeinado look y abrió la puerta de la furgoneta.
Alba estaba para frente a ella con una flor en el pelo y sus dos diablillos tomando sus manos.
- ¡vamos al parque!- exclamó la niña con los brazos levantados que ese día llevaba zapatillas de futbol, pantalones de chándal color rosa, una sudadera con estampado de cebra y una cinta en la cabeza despejando su cara de los alborotados rizos.- vienes a conocer a mi mejor amiga Nadie.
- Oli...- Alba puso una mano en el hombro de la pequeña para bajarle la emoción. Natalia la miró a los ojos, sonriéndome con los mismos.
-vamos al parque un rato, no está muy lejos y ellos me han preguntado si podías venir, pero si no te apetece ir te duele algo o lo que sea, de verdad que jo estas obligada nada...- se encogió de hombros la rubia sin perder su sonrisa perfecta.
Natalia había planeado estar en su cama todo el día, la realidad es que caminar no le venía nada bien y cualquiera que la conociese no pensaría ni por un segundo la idea de llevar a natalia a un parque repleto de infantes jugando
- vale, déjadme que me vista y os acompaño
-EEEEHHH.- festejaron la niña u su hermano, que llevaba puesto un pijama con estpañdo de balones, zapatillas de futbol y dos coletitas bajas a los costados de su nuca.
si Blaya estuviese allí, probablemete se le habría desencajado la mandíbula solo de escucharla aceptar aquella propuesta, y de hecho, la propia Natalia se sorprendió de sí misma al aceptar. No se había parado a pensarlo mucho pero era verdad que últimamente estaba teniendo comportamientos que en cualquier otro contexto habrían sido descabellados para ella y sin embargo, allí, en ese momento, todo parecía ser tan natural, como si nunca hubiese sido de otra manera.
-si necesitas que te ayude o algo...
- estoy bien, solo voy a ponerme una sudadera y una zapatilla, literalmente una.
Siendo realistas, aprovecho la excusa de la escayola y la bota para tardar un poco más, arreglarse un poco aquellos pelos.
-¡AHÍ ESTA! - Olivia corrió a toda velocidad hacia una niña de su altura, morena, con el pelo castaño y alborotado. Detrás de ella fue otra niña más pequeña, detrás de ellas una pareja, el chico era alto y la chica muy bajita, arrastraban un carrito de bebé, con un niño dentro y junto a ellos, una última niña, de pelo castaño claro, pecas y ojos azules. Demaciado igual al chico, a diferencia de las otras niñas que eran identas a la mujer que arrastraba el carrito.
Natalia intentó por todos los medios neutralizar su cara de espanto. No sabía si admirar su valentía o darles el pésame.
-hola, quería bueno que habeis venido, no han parado de hablar de Olivia y Andy en toda la semana- saludo la chica. Mientras el otro chico cargaba al niño que se había echado a llorar.
- pregubtaba todas las mañanas "cuantos días faltan para el domingo"- el chico fingió una voz aguda que hizo reír al niño que sostenía en brazos.
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nómada
FanfictionAlba lleva una vida tranquila y estable, un trabajo, un hijo y una hija. Natalia nunca está demasiado tiempo en el mismo sitio. Hasta ahora.
15. altibajos domingueros.
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