Capitulo I. Un espectro entre las personas

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Ciudad Sombría

Antes de salir del apartamento miré por la ventana y detallé el cielo azul con escasas nubes, los techos grises de los edificios, los carros que desde arriba parecían de juguetes, ví a las personas caminando y las montañas que rodeaban la ciudad.

Ese día tenía todo milimétricamente calculado, compré las pastillas que faltaban en unos veinte minutos. Para las nueve y veinticuatro de la mañana me dirigía al parque de la ciudad, vistiendo un legging negro, un sweater del mismo color, zapatos deportivos, una gorra estampada con flores y unos grandes lentes de sol.

Definitivamente, el último día de mi vida necesitaba visitar un lugar lleno de naturaleza con flores silvestres y hermosos árboles ¡Como amaba la naturaleza! Para llegar más rápido tomé el transporte público donde intenté detallar todo minuciosamente.

Una vez en el autobús, miré por la ventana y en la ciudad noté cómo la gente caminaba ajetreada con miles de cosas en la mente, cada persona que pasaba estaba sumida en sus pensamientos casi como si hablara consigo misma.

Comencé a detallar a las personas que me acompañaban, solo gente común en un día como cualquier otro que apenas notaban mi presencia, era como un espectro entre ellos con sus cabezas en su propio mundo y en sus propios problemas, no había sonrisas, solo un calor sofocante en un transporte sin aire acondicionado típico de una ciudad como Caracas, los pasajeros acostumbrados no intentaban ni siquiera refrescarse. Un caraqueño no le da importancia a un transporte sin aire o sin condiciones mínimas, su mente siempre se centra en resistir, sobrevivir y darle qué comer a su familia.

Ya a mí no me importaba si los transportes eran dignos o no, en realidad no me importaba nada, era una persona que dentro de poco iba a morir.

Me quedé observando a una señora que tenía delante de mí con disimulo, era de piel oscura y cabello blanco, llevaba una camisa negra, vieja y larga. También unos jeans desteñidos. La mujer con su semblante taciturno parecía haber tenido una "mala vida" se podía notar que tenía las manos lastimadas y quemaduras en sus brazos, en su cara añejada con el tiempo había furia y resignación. Me pregunté ¿Habrá tenido hijos? ¿Habrá sido abandonada por sus padres? ¿Cómo habrá sido su vida?

Sin duda se veía como una mujer golpeada por los acontecimientos aunque en realidad ¿Quién era yo para imaginar cómo había sido su vida por su apariencia?

Quizá esa mujer que parecía no tener nada, era más feliz que yo, al final, ella quizá nunca habría querido morir. Aunque también otra parte de mí sintió miedo de acabar así; con una mirada tan triste y ropa desteñida, como si vivir fuera una especie de castigo a una edad avanzada, era evidente que yo no era el único cuerpo sin alma que iba por la calle, en realidad habían muchas miradas sin brillo en sus ojos viviendo en una eterna noche de niebla oscura y vacía llena de un horrible silencio aturdidor.

Sin embargo, esa mujer con su apariencia callejera parecía aferrarse más a la vida que yo, en uno u otro sentido, ella había decidido vivir por muchos años y yo no podía decir lo mismo.

Cuando llegué al parque parecía un día espléndido, los niños jugaban entre los arbustos, sus padres los cuidan mientras hablaban entre ellos, los enamorados se sentaban juntos en los rincones abrazándose y tuve la sensación de ser la persona más solitaria del mundo. Desde hacía tiempo, no importaba cuantas personas estuvieran a mí alrededor, me sentía completa e indiscutiblemente sola, sentirme feliz y cómoda en un lugar se había convertido en una ilusión inalcanzable.

Desde pequeña había creído que era alguien «especial» y que lograría grandes cosas. No obstante, a mis veinticinco años vi mis sueños romperse como las olas al llegar a la orilla y perderse en el fondo del mar, fragmentado y esparcido. Me di cuenta que nada me hacía especial y que solo era una oveja más del rebaño. La esperanza que había nacido en mis primeros años de vida me llevó casi a la locura entonces decidí suprimirla, como si mi mente fuera una computadora y todo dependiera de presionar un botón.

La esperanza nunca volvió.

La Chica en el EspejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora