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-¡Por Dios! Christine...

Lord Berry ni cuenta se dió cuando levanto a su esposa entre sus brazos para llevarla hasta donde la costurera un tanto desconcertada le indicaba.

-¡Carmín! ¿Qué sucedió? ¿Porqué la descuidaste?

-Yo...no... Señor ella estaba bien, no se que paso - contesto la doncella con lágrimas en los ojos.

-Lo mejor será llamar al doctor - la costurera ya madura y con suficiente experiencia tratando mujeres de toda índole, indicó a la doncella que le trajera un frasco con un líquido amarillento -Pero quizás sea algo normal, con esto estará mejor, pobre y con tanta ilusión por probarse su vestido.

Al momento de acercarle el frasco en sus fosas nasales, Christine recobro el sentido, algo desubicada se sentó y detallo a su esposo, al parecer se mostraba ligeramente preocupado.

-¿Cómo está Milady?

La doncella se acercó con un poco de agua para su ama.

-Bien, no se qué sucedió, de pronto sentí que me faltó el aire y vi todo oscuro, no recuerdo más - dijo la mujer tomado a sorbos pequeños el agua.

-Dos veces Christine, en menos de cinco días te has desmayado dos veces ¿Acaso no te estás alimentando bien?

La doncella salió en defensa de su ama, sobretodo porque ella era quien debía estar al pendiente de la señora, Daniel la miro con recelo y se acercó a la entrada del salón.

-Ire a qué preparen el carruaje, nos vamos para la casa, haré que el doctor te revise.

Dicho esto Daniel salió con rapidez y tras él la costurera, ya su clienta había recuperado la conciencia así que nada le impedía volver a sus labores.

-¡Que cerca estuvo! - dijo Christine con alivio

La doncella con cara desencajada miraba a su ama quien entre risas nerviosas le conto que era lo único que se le había ocurrido cuando vio a su esposo hablando con quién se suponía ella iría a almorzar ese día.

-Milady que susto me dió, ojalá y el señor no se entere, está en juego nuestra cabeza.

-No te preocupes Carmín, nada sucederá, bueno aparte de otra fastidiosa visita del doctor.

Christine se lamentaba el no poderse medir su vestido, aunque por fortuna la modista se compadeció de su supuesto malestar y decidió que lo mejor era ir hasta la mansión, allá podría probarse todos los vestidos sin molestias.

Tomaría toda la tarde del siguiente día pero con eso haría parecer aún más verídico su supuesto desmayo.

Aunque también estaba que debía reunirse con Lord Cass y ahora no podría hacerlo con la misma libertad de antes.

-Listo Milord, todo está normal con su esposa, quizás se deba a qué aún está débil por lo de la otra noche, pero no veo nada de que preocuparse por ahora.

-Doctor, ¿Podría estar ella de encargó?

El doctor pensó un poco antes de responder negativamente, para la desdicha de Daniel, su esposa no tenía ni pizca de estar de encargó aún, según el doctor ella era una mujer muy saludable, pero no había encontrado ninguna señal de un embarazo.

Christine quien se alegraba de oír al doctor mientras se escondía tras la puerta, fue sorprendida por el ayuda de camara de su esposo, quien por órdenes de él, le traía unas infusiones para el malestar de su esposa.

-¿Milady?

-Emm... bueno yo... si estoy escuchando, es mi salud de la que hablan, ya sabes que los doctores no le cuentan a uno todo, no es que quiera husmear.

Un Destino Soñado (Serie Nobles Desamores III)Where stories live. Discover now