Capítulo 1.

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personajes que serán utilizados en esta historia no son propiedad mía, los créditos son para sus respectivos creadores.

Ojos de la muerte - capítulo 1.



En ese entonces dichas tierras pudieron haber tenido algún nombre, pudieron haber sido la cuna de reinos prósperos, pero no fue así, no en estas épocas, dónde aquel pasado es inexistente, pudo haber tenido otro camino posiblemente, pero por desgracia no fue así.

La sangre pintaba los campos, la muerte parecía haberse convertido en costumbre y una batalla más habría terminado, una que le siguió a la anterior y presagiando la siguiente que se aproximaba, una rutina que desde quién sabe cuánto tiempo se mantenía.

La avaricia y la codicia parecía permanecer en todo lugar, no importase que los motivos fuesen distintos, al final de eso se trataba. La sangre, reinos y supremacía era lo que impulsaban a unos y muy pocos eran los que añoraban una paz, aquellos que soñaban con un mundo tranquilo eran tan escasos como los días sin guerras. Todos buscaban un destino en el cual estar complacidos, porque al final así es como los humanos piensan, algo que para él era un error, una aberración y total insulto a los dioses, porque él no se limitaría a observar como muchos pensarían que harían, él cargaría sobre sí el peor error de la creación.


Todo empezó una mañana, el cielo se tornó oscuro y sol pareció abandonar su habitual brillo, porque ahora su luz bañó la tierra y cualquier lugar de un tono carmesí oscuro y pesado, muchos sintieron curiosidad cuando las tinieblas acobijaron sus tierras.

No hubo algún sitio que por más tenebroso que fuese sintió la propia oscuridad acobijarle, los demonios fueron los primeros en ver ese par de luceros destellar fríamente sobre sus cabezas intimidándose presagiando algo malo, un evento que cambiaría todo lo que se conoce y con ello el destino de todos.

-Padre, qué es eso?.- el hijo menor interrogó a su viejo rey, quien como todos detallaba tan inusual evento, sobre todo en su reino. Pensó un momento que podría tratarse de un ataque de las Diosas que tanto desean su muerte, pero pronto entendió que no era así, porque por más despiadado que fuese ese clan, aquello que amenazaba parecía ser algo que no se acercaría nunca a algo que hubiesen visto.

Pero si aquel joven demonio creyó que su padre podría decirle algo al respecto estaba más que equivocado, él ni nadie sabrían de tal presencia que estremecía los reinos, no era algo de sorprenderse, porque así es como todos le han conocido.


y sí, desde lo más alto él les miraba, aspirando el aroma del planeta, sintiendo la calidez que de él alberga, disfrutando del temor que su poder infunde aún antes de mostrarlo. -es hermoso...- susurraba, inspirado por la belleza del lugar. las plantas y animales que estarían libres de su castigo pintaban el mundo que él quería ver, no obstante no siempre podría ser así, su utopía no estaría completa mientras aquellos seres existan, no hasta que esos mortales que no aprecian la vida perezcan bajo su voluntad.

-la desgracia que acobija este mundo, es su culpa.- esta vez no fueron palabras bajas. Con fuerte voz vociferó desde el firmamento, descendiendo hasta que sus pies tocaron el suelo del lugar, y allí, aquel que por primera vez le miró; tendría la desgracia de ver aquellas llamas rosas que de él desprenden sin hacer daño, porque no es más que su poder desbordándose ansioso de muerte.

-la belleza de este planeta ha sido opacada por la estupidez de sus actos, pero eso ha llegado a su fin, hoy será el día en que mi poder purifique este mundo, donde mi divinidad acabe con aquellos que no merecen el regalo de la vida!.- extendiendo sus brazos dio tales palabras, sonido que en todo el reino que ellos gobernaban pudo escucharse, Mejor dicho... todo el mundo lo escuchó claramente, sin distinción de razas ni nada por el estilo, cada criatura consciente fue testigo de cómo un extraño destino fue anunciado, el trabajar de los humanos cesó, el vuelo de las hadas se detuvo y las fuertes pisadas de los gigantes dejaron de estremecer la tierra, y solo bastó de esa voz, nada más.

Ojos de la Muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora