Sato amaba cocinar postres, eran su especialidad debido a que su Quirk se alimentaba del azúcar.
Era demasiado convencional y económico hacer postres el mismo. Pero hay un ingrediente en especial que le gusta mucho usar, principalmente porque es una gran fuente de azúcar.
El chocolate. Una mezcla perfecta entre cacao, leche y glucosa.
Simplemente perfecto.
Todos aman el chocolate, o por lo menos es la día que viene en su cabeza, por que es inconsevible para él que a alguien le disguste, tal vez a los alérgicos. Pero ellos tienen un motivo.
Sin embargo se dio con la sorpresa que a no muchos de sus compañeros les gusta.
Terrible, ¿No?
O así fue hasta que Uraraka Ochaco llegó tocando su puerta. Dispuesta a comer chocolate con él y hacer dulces postres y galletas.
Un amor la castaña ¿Verdad? Ella y Midoriya se parecían mucho, y no lo decía solo por el aterrador parecido físico (Porque si Midoriya fuera castaño y de ojos almendrados, podrían perfectamente ser hermanos esos dos), lo decía por la amabilidad y lo servicial que era.
— Sato-kun — Llamó la castaña sacando un pastel del horno — ¡Mira, ya está listo!
El mayor sonrió — Increíble Uraraka, eres buena en esto — elogio con sinceridad —, ahora solo falta decorarlo, ¿Conque cre-
— ¡Chocolate! — interrumpio emocionada. Sato sonrió gustoso, ah, alguien que entendía lo majestuoso del dulce sabor a chocolate.
Se la pasaron una media hora decorando el pastel con lluvia de chocolate, sirope y algunas trufas. Era un pastel bastante grande hasta para ellos.
— ¿Y ahora? — preguntó apresurado, ya habían comido bastante pastel, pero aún quedaba la mitad.
— ¡Uh, uh! ¡Podríamos darle a los demás!
— ¡Claro, vamos!
Partieron el pastel en trozos y los separaron en platos desechables, con ayuda del Quirk de la castaña pudieron llevarlos todos, entregando un trozo a cada uno.
— ¡El pastel está delicioso, Sato-kun, Uraraka-san! — elogio Kaminari con la boca llena
— ¡Deja de ser asqueroso, maldita rata eléctrica! ¡Come con la maldita boca cerrada! — gritoneo Bakugou, quien también se hallaba probando el pastel.
— En serio quedó muy bien el pastel chicos — elogio Midoriya sonriente y con las mejillas embadurnadas de chocolate.
— No acostumbro a comer estas cosas, pero debo admitir que es de los mejores pasteles que he comido — dijo Momo, comiendo refinada y con modales como siempre.
— Nos alegra mucho que les gustará, chicos — agradecio la castaña feliz.
— Uraraka-san — Llamó Sato la atención de la fémina —, cuando quieras, estás invitada a cocinar algún postres conmigo
La castaña solo sonrió agradecida.
Ella estuvo feliz de cocinar un pastel con Sato, se da por satisfecha.
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