⚜CAPÍTULO XXXI⚜

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Parte 31

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Victoria

Más tarde, aquella misma noche, después de que Dorian prepara el corcel que usarían como trasporte hacia Khandura, Víctoria aún se sentía adolorida, pero aquel dolor no pertenecían a sus heridas, sinó a su corazón.
Su cerebro le hacía recordar momentos muy felices con su familia, momentos que ya no volverían a repetirse, suspiraba al recordar que su padre ya no estaba y que su madre jamás le enseñó preparar su famoso té para el resfriado.

El corcel blanco llamado Riu estaba listo para ser montado, pero el bastó invierno había cubierto el como, sería difícil, e incluso para el caballo buscar el camino hasta encontrar tierra.

Dorian le propuso a Victoria que montara a caballo hasta llegar al sendero correcto hacia Khandura, pero ella se negó. Quería caminar y observar la nieve que caía y se incrustaba en las ramas de los árboles secos.

—Se congelará más rápido a éste ritmo y vuestras heridas aún no sanan completamente—. Le recordó, pero eso a Victoria no le importaba mucho, solo quería un momento en paz antes de entrar a la verdadera guerra contra William.

—Para conocer la verdadera belleza de los copos de nieve es necesario estar en medio del frío.

Dorian la miró extrañado y no dudó en preguntarle:

—¿Jamás habría estado dentro de la nieve?

—En Khandura también llega el invierno, si deseáis saber —respondió arrastrándose entre la nieve—, pero mi padre jamás me dejó jugar en ella, temía que me diera un resfriado.

—Rodrigo siempre fue muy protector, e incluso con sus amigos más cercanos —confesó—. recuerdo que una vez, en un invierno igual a éste, no dejó salir ningún soldado por el frío...cuando partió de aquí y me enteré de que iba a ser rey, no dudé que sería un excelente monarca.

Víctoria sonreía porque su padre si fue un buen rey y estaba dispuesto a todo con tal de salvar al reino y murió tratando de arreglar las cosas, ella no sería la exención, también estaba dispuesta en darlo todo e incluso su vida con tal de proteger a Khandura de las sucias manos de William.

La luz de la luna ya empezaba a iluminar el camino.

Era más de media noche y aún faltaba mucho para llegar a su destino. El frío era más intenso, la brisa llevaba consigo hielo, que parecía lluvia corriendo horizontalmente, algunos de estos fragmentos le pegaban en el rostro al caballo y lo hacía sacudir. Victoria se cansó de caminar y subió al caballo, pero tal fuerza hizo que exclamara de dolor.

—¡Ay! —exclamó presionando su herida con fuerza.

—¿Se encuentra bien? —preguntó Dorian, preocupado por el grito adolorido de su compañera de viaje. Sus cabellos se pusieron de punta cuando vio sangrar a Victoria justo en su costado. La fuerza que había hecho para subirse al animal le abrió una de las heridas de su cuerpo.

—No es nada —dijo —podemos seguir, seguramente el Papa ya está en Khandura.

Dorian asintió y siguió su camino.

Victoria, por otro lado presentaba un fuerte dolor de cabeza. Tomó la sabía decisión de descansar encima del animal solo por un momento. Sus heridas ardían pero era un dolor que podía soportar.

Su nuevo amigo y aliado cuidó de ella y del caballo. Preparó algo de agua y puso a hervir dos huevos duros, para que su reina pudiera comer algo al menos.

Hilo Carmesí [✔️]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ