III

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Hace 5 años, Japón.

Akaza tomó su cartera y las llaves antes de salir del departamento que compartía con Kyoujurou, estaban a punto de cumplir otro aniversario y se había esforzado en sus dos empleos para juntar una pequeña fortuna para unas vacaciones cortas. No sería nada realmente extraordinario, ni si quiera saldrían de Japón.

Caminó emocionado hasta llegar al metro, sentía sus manos y piernas temblar por la ansiedad. Subió al vagón y se sostuvo del cilindro cerca de las puertas automáticas, consultó la hora en su teléfono, estaba a tiempo y Kyoujurou trabajaba desde temprano; trabajaba tanto que ya casi no pasaban demasiado tiempo juntos y Akaza temía que su relación se enfriara a pesar de que sabía que el rubio lo amaba con locura, sin embargo, también parecía una buena idea para que Kyoujurou se deshiciera de un poco del estrés de la compañía.

Miró el fondo de pantalla de su celular con una sonrisa cariñosa, él y Kyoujurou sonreían a la cámara tomados de la mano durante un viaje escolar a un museo. Akaza había agradecido una infinidad de veces a Kanroji por tomar la foto correcta en el momento exacto. Levantó su mirada y observó como los edificios pasaban a toda velocidad como un borrón, su parada era la próxima.

Bajó inmediatamente después de que las puertas automáticas se abrieran y subió las escaleras para salir del metro, caminó hasta el centro comercial a pasos constantes; solo se había detenido un momento para mirar el escaparte exterior de una joyería, donde se exhibían hermosos anillos de compromiso—Dentro de unos años—se dijo así mismo con una sonrisa optimista.

Kyoujurou y él no se habían detenido a hablar su futuro juntos en todo lo que iba de su relación, pero Akaza estaba seguro de que no se podía ver compartiendo su vida con nadie más que no fuese el rubio y, estaba ingenuamente seguro de que Kyoujurou pensaba lo mismo. Su teléfono vibró en el bolsillo de su saco con la melodía Follow me de Muse y atendió la llamada—¿Hola? —respondió mientras reanudaba el paso.

—Qué bueno que respondes—exclamó con alivio Rengoku del otro lado de la línea.

La mirada citrina de Akaza se suavizó al escuchar la voz de su novio—¿Tanto me extrañas? —preguntó juguetonamente con una sonrisa.

—Te extraño cada segundo que estoy lejos de ti—Kyoujurou respondió sin la mínima vacilación en su voz y Akaza se enamoró un poco más de él cuando comenzaba a creer que amarlo aún más era imposible.

—Olvidaste algo en casa—adivinó el de cabello rosado con una risa.

—Sí—Kyoujurou admitió con algo de vergüenza—Podrías enviarme una foto de unos documentos que deje sobre el comedor—pidió cariñosamente.

—¿Los necesitas ahora? —Akaza preguntó apenado, le había dicho a Rengoku que era su día libre.

—No es demasiado urgente. ¿No estás en casa? —preguntó confundido.

Akaza cerró los ojos un momento para pensar. Rengoku no podía saber que había salido, la sorpresa podría arruinarse—Me necesitaban en el trabajo—respondió inmediatamente.

Escuchó suspirar al rubio del otro lado—Los descansos son importantes Akaza, has tomado turnos extras en tus dos trabajos. Estoy preocupado por ti—le hizo saber.

Una calidez se instaló en su pecho al escucharlo—Irónico viniendo de ti, que trabajas sin parar—replicó con un tono bromista.

La risa de Kyoujurou no se hizo esperar del otro lado—Te prometo que tendré un mes libre a partir del siguiente miércoles—le dijo con calma.

Akaza sonrió triunfal, ahora sabía exactamente cuándo haría la reservación y compraría los boletos para el ferri—¿Lo prometes? —interrogó un poco abrumado.

Punto Intermedio | RenkazaWhere stories live. Discover now