Realmente el rubio no sabía qué hacer, se sentó en la cama mirando el anillo de compromiso en su dedo anular, se lo quita mirando lo hermoso que era. La sensación de casarse con alguien jamás cruzó por su cabeza, siempre pensó que estaría solo o moriría solo.

Hasta que fue raptado por el mayor.

Recordó las palabras de su padre cuando él tenía 4 añitos; una caminata te hará tomar una buena decisión. Su padre era sabio y sabía lo que decía, tal vez eso era lo que le hacía falta, una caminata para pensar bien las cosas.

Dejó el anillo de compromiso sobre la cama, se dirigió a su armario para sacar un suéter y por de salir y pensar las cosas con claridad. Salió de la mansión y los guardias al verlo hicieron una reverencia ante él.

—¿Saldrá algún lado amo Jimin? ¿Podemos mandarle una escolta?

—No gracias quiero estar solo, sé cuidarme.

—Pero el amo Jeon...

—Solo dile que fui a caminar.

Los guardias lo miraron incrédulos, Jimin salió por la gran puerta caminando a dónde el viento fresco de la noche lo llevará. Unos de los guardias no se convenció del todo en dejarlo solo así que lo siguió a escondidas.

Si le pasa algo al rubio, ellos mueren en manos de su jefe.

Tras caminar un poco por las calles oscuras de Japón, Jimin llegó a un parque demasiado tranquilo. El viento golpeaba su rostro, las pequeñas gotas de lluvia lo hacían sentir vivo, esto era justo lo que quería el rubio en ese momento.

Paz interior, para sentirse bien consigo mismo.

¿Qué voy a hacer? ¿Volvería con él? ¿Qué pasaría con su contrato? ¿Todo se iría a la mierda por sus sentimientos? Desearía en ese instante tener un amigo con quien compartir una plática y que le aconsejará que hacer, pero estaba absolutamente solo en un país que no conocía y dónde no tenía amigos.

En ese preciso instante una hermosa rubia tomó asiento a su lado, suspirando y mirando el enorme lago de enfrente. Jimin le dio una mirada rápida y ella a él, ambos conectaron sus miradas uno con el otro, sintiéndose extraños de repente.

—Lo siento, ¿querías estar solo? —Le dice en japonés a punto de levantarse.

—No... Es buena una compañía, no quiero estar solo -le responde de igual manera.

Le dice con voz suave, ella le regaló una sonrisa.

—Me llamo Ester, Ester Expósito mucho gusto —tendió la mano al rubio y este tímidamente la tomó.

—Me llamo Park Jimin.

—Un gusto, Park Jimin.

Se soltaron la mano aún sonriendo uno con el otro. Él silenció, se hizo presente ante ellos, sentían una vibra extra uno con el otro como si ya se conocieran, aunque era una locura, ella no parecía ser japonesa y Jimin menos.

—Y dime Jimin, ¿qué haces aquí solo? ¿Te pasa algo?

Quería hacer una conversación, ya que la situación era algo incómoda.

—Solamente... salí a dar un paseo y pensar cosas.

—Umm... ya veo.

Murmuró ella.

—¿Eres japonesa?

La rubia negó riendo.

—Soy española, nací en Madrid, pero estoy de visita en Japón, ¿Y tú?

—Soy Coreano y también estoy de visita en Japón.

Mintió. Pero no iba a decirle que fue secuestrado para casarse con un mafioso y por eso vivía ahora en Japón.

𝗠𝗔𝗙𝗜𝗔 🍷𝗸.𝗺Where stories live. Discover now