A la mañana siguiente de esa, nada le dolía, pero sentía la necesidad de beber una cantidad innecesaria de agua para eliminar la sensación noseabunda del vacío inexplicable en el pecho, el tirón de desesperación de reconocer que estaba bastante perdido. El mundo volvía a ser el mismo, un mundo sin su padre y eso no le gustó.

Esa tarde volvió a fumarse un porro con los audífonos puestos, recorriendo su habitación. La estrecha ventana ser disuelta, encogida y abierta distorsionada. Al cabo de tres horas, volvió a la normalidad. Y sintió de nuevo que no era suficiente.

Después de cada sesión de estudio, clase, grabación, paseo por la plaza, Eita intentaba con cierto temor piadoso fumarse otro porro. Cuando se le agotó los gramos que había conseguido, buscó más y tuvo que hablar con la chica, que era amiga del baterista porque ella no tenía el número del primo del baterista que era su vecino, el punto entre semejante enredo es que el sujeto tenía más de lo que quería y gastó algo del dinero guardado. Suponía que así había comenzado todo; realmente todo había comenzado desde que fue a esa fiesta, pero después de comprarse casi que todos los viernes dos paquetes de six pack y fumar consecutivamente, ya no importaba de mucho a qué echarle la culpa. No le gustaba ir al cementerio.

¿Desde cuándo había dejado de importarle estudiar? Le estaba yendo bien en su exámenes, pero habían cosas en las que no dejaba de pensar. Domingo en la tarde, volvía a buscar a la chica, porque perdió el número del sujeto cuando su teléfono se cayó en el baño y no soportaba pensar mucho cuando tenía ganas de fumar. La chica quiere una salida, él dice que no, y de nuevo, todos se alejan. No quiere que se alejen, como su padre. Acepta exhausto. Nuevo emprendimiento. Nueva sensación.

Le tocaba canciones y ella le dio algo mucho más fuerte.

¿Qué sabía él de ese tipo de pastillas? Con la forma rara de bolsas llenas de chispas.

¿Por qué? ¿Por qué todos se alejaban de él? Están dando un paseo bastante lejos.

Perdió otro teléfono. No tenía mucho de ser nuevo. Se le cayó cuando intentaba mantenerse correctamente sobre la motocicleta del sujeto mientras sujetaba la mochila de la guitarra y ambas cosas le parecían un trabajo extremadamente difícil. ¿Que día era? Ya no lo recuerda, el punto es que se reía como un ingrato sobre la cama de la chica al observar el techo cuando lo recordaba.

Otra vez viernes, nuevo paquete de cerveza. Su madre quizás no ha dejado de llamar. Él no le regresa las llamadas. Está desesperado por conseguir más dinero. No tiene mucho tiempo.

Domingo por la tarde, no quiere pensar de más. No necesita hacerlo cuando se está fumando. Porque cuando cierra los ojos estando cuerdo recuerda la sonrisa de su padre y ahí todo se nublaba, imitaba los gemidos tristes de un cachorrito y se cubría con la almohada evitando colapsar. Necesitaba un porro, no ese tipo de ideas lúgubres.

Reon y Ushijima le enviaron unos correos. No tiene manos despiertas para responder, ha estado ocupado orquestando la nueva modalidad de estudio entre no quedarse dormido sobre los cuadernos por estar demasiado colocado. ¿Qué día era? Realmente no importaba.

Otra llamada de su madre y un mensaje atento de Shirabu. No necesita tampoco una amenaza de muerte, menos de un futuro doctor. Eso le pone los nervios de punta.

Se quedó dormido hasta tarde. No quería ir a clases. ¿Por qué es tan difícil preocuparse por algo real? Como abrir la puerta porque un loco tocaba el timbre de forma divertida.

Esperen, era Satori.

—Veo que no estás de buenas –abrió la boca de la sorpresa. Jamás avisa para ir pero ojalá lo hubiera hecho. Está vuelto un desastre–. ¿Semi?

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⏰ Laatst bijgewerkt: Jun 30, 2021 ⏰

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