𝗦𝗶𝗺𝗽𝗹𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲, 𝗘𝗹𝗹𝗮...╰─►Mikey y tú ;;

Todo lo que comienza, debe terminar.

Siempre soñé con un futuro juntos.
Donde el día de nuestra boda sería el mejor día para ambos.

Supuestamente Hina-chan estaría peinando tu cabello, y Emma estaría ayudándote con tu vestido mientras las tres hablaban.

Donde Mitsuya hiciera un diseño especial solo para nosotros.

Donde formáramos nuestra propia familia, la familia Sano.

Donde calmaras el llanto de nuestro hijo con tu sonrisa.

¿No estamos destinados a estar juntos, ___?

Miles de preguntas se formaban en la cabeza de Mikey mientras corría hacia ella lo más rápido posible, viendo cómo ___ se mantenía inmóvil con unas pequeñas lágrimas brotando y resbalando por sus mejillas para finalmente caer en la fría nieve.

Pero realmente no alcanzaba a llegar a tiempo, así que comenzó a desesperarse.

Y todo pasó muy rápido.

Takemichi tomó el otro brazo de ___ lo más rápido posible y la atrajo a él con fuerza.

—¡NO DEJARÉ QUE TERMINES ASI, ___-CHAN, NO LO PERMITIRÉ! —dijo mientras la abrazaba con cierta fuerza—.

Mikey observó la escena un tanto estático. Takemichi acaba de salvar la vida de la chica que ama.

—'Takemicchi...' —se limitó a susurrar ___ sintiendo pasos hacia ella—.

Mikey posicionó su mano en el hombro del contrario. Takemichi se exaltó un poco, volteó su mirada y ahí se encontraba Mikey, tratando de controlar sus lágrimas.

—Acabas de... —dijo Mikey aún con su mano en su hombro—. Gracias, Takemicchi. 

—¡___-chan! —llegó Hinata a comprobar que todo estuviese bien—.

___ observó a los tres, quienes tenían su mirada plasmada en ella, su respiración seguía agitada mientras que Kisaki seguía en el suelo, sus miradas se dirigieron a él al escuchar un quejido débil de dolor.

—¡Mierda, que...! —habló tratando de levantarse, aunque la mayoría de sus huesos habían sido rotos por el impacto—.

—¡¿Qué demonios...?! —exclamó Takemichi—.

Mikey se acercó a ___ para abrazarla y acurrucarla suavemente en su pecho a medida que acariciaba su cabello. Su expresión de preocupación no se quedaba atrás, observó que su brazo estaba roto, así que trato de ser lo más delicado posible con ella.

—¡¿QUE MIERDA ESTÁ PASANDO...?! —habló Kisaki tratando de moverse—. MIERDA... —Kisaki soltó múltiples quejidos de dolor—. No quiero... morir... —dijo con una voz entre-cortada—.