Capítulo 1 - La Noche Que Todo Cambió

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¡Súbitamente! Se interpuso entre ella y la bestia. Esperó el momento justo, lo tomó por los cuernos y lo lanzó violentamente por los aires, varios metros hasta el rio.

Un hombre que perseguía al animal, al percatarse de lo sucedido y ver al chico corrió despavorido de regreso a la villa.

— No debiste haber hecho eso, asustaste a ese pobre hombre mira cómo se aleja corriendo. —dijo sonriendo.

— Como si me importara, lo hice porque el toro venia hacia acá, de lo contrario hubiera seguido mi camino.

***

De regreso vieron a aquel hombre rodeado por una multitud, que murmuraban al verlos pasar.

— Es solo un chico, pero tiene la fuerza de un demonio.

— Yo escuché que si lo llamas esclavo es capaz de matarte.

— Sus padres son los esclavos de la casa Eleven.

— Tiene la piel de un esclavo, alguien debe enseñarle su lugar.

— Saben que tiene un extraño símbolo demoniaco en la frente, y también tiene un nombre tatuado en el brazo, mi hijo lo contó, él nunca miente.

— Es solo un asesino con esos malditos ojos plateados como si fuera un demonio, debemos expulsarlo de aquí antes de que algo malo pase.­­­

— ¿Por qué será que esos idiotas hablan de mí, como si no los escuchara? —dijo mirando hacia la multitud con desprecio, provocando que se asustaran.

— No le prestes atención, es sólo que eres tan diferente que les das miedo... eres engreído y malo, es difícil no odiarte. —dijo riendo.

— Eso no ayuda mucho, mejor cállate... Esto pronto acabará.

— Sabes que tengo razón. No hay forma de que acabe.

— Sobre eso... hay algo que tengo que decirte... No es tan importante, te digo después. —dijo dejando una extraña intriga.

Caminaron por toda la villa hasta llegar a la casa Eleven, la más grande de todas. Sin perder tiempo entraron y pasaron al comedor.

La mesa ya estaba preparada, sus padres la esperaban para comenzar a comer, pero la tensión se disparó en el momento que él tomó asiento, aun sabiendo que no debía hacerlo.

— ¡¿Quién dijo que podías sentarte en la mesa?! —exclamó apunto de levantarse—. ¿Por qué esta él aquí? Dijiste que traerías un amigo, pero nunca mencionaste que fuera él, ni siquiera es tú amigo, es un sirviente.

Dijo con un tono de desprecio, la elegante y pretenciosa Malta.

— Ya me lo esperaba, ella siempre dice que deberíamos llevarnos bien y tratarlo mejor. Es tú culpa por no educarla mejor. —dijo el orgulloso Vincent.

— No creo que sea bueno para nuestra hija pasar tanto tiempo con los esclavos y mucho menos que los traiga a almorzar a la mesa principal. He hecho todo lo que puedo con ella, pero no escucha ni a su madre.

— En primer lugar, mi madre es quien cocina y lo segundo es que no soy su sirviente, ayudo a mis padres. —dijo molesto.

— Deberíamos atarte al poste de nuevo, pero esta vez por más de una semana, de ese modo aprenderás tu lugar. —dijo seriamente Vincent.

— Es una muy buena idea, con otro par de semana sin agua ni comida creo que aprenderá a respetar.

— ¿Por qué no lo intentas? Solo recuerda que está vez no me quedare de brazos cruzados. —dijo con una amenazante mirada.

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2020 ⏰

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