Capítulo 1: El policía

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Las personas más simples pueden cargar la oscuridad más profunda

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Las personas más simples pueden cargar la oscuridad más profunda.

Ariana Godoy

Actualidad

Conocí a Ryan Gordon en un bar de mala muerte en Kansas, cuando fue expulsado a patadas por el dueño del local, producto a una borrachera que lo había llevado a insultar a una de las strippers, y nunca pensé que a su corta edad hubiese vivido de cerca una historia tan sorprendente: la historia de una serie de asesinatos con un extraño y único patrón en un pequeño poblado de Massachusetts. Cuando digo “vivido de cerca” creo que me estoy quedando corto, porque podría decirse que es uno de los protagonistas de esa abominable historia.

A veces creo que no es cierto, que está un poco loco y que se lo ha inventado todo, pero esa tristeza en su mirada cuando relata dichos acontecimientos me hace darme cuenta de que de ninguna manera pudieron haber sido producto de su imaginación. La oscuridad en la mirada es algo que pueden reflejar solo aquellos quienes han conocido la oscuridad de cerca.

2021

En la habitación de motel barata que rentaba solo habían: una cama, un armario, un closet, una mesita descolorida por el paso de los años con una televisión encima y un pequeño baño. Hacía dos años que vivía allí y estaba lejos de ser el paraíso pero no se quejaba. El motel olía a soledad; pero eso nunca le importó mucho porque Ryan Gordon a sus 27 años conocía muy de cerca la soledad y sus manifestaciones. Se incorporó sobre la cama usando sus codos y dejó salir un sonoro bostezo.

–¡Ehhhh, despierta!– le habló a la mujer a su lado, zarandeándola por un hombro.

–¿Qué pasa? Es muy temprano aún…–  se quejó la morena semidesnuda que dormía en su cama.

–Despierta, recoge tus cosas y vete. Necesito trabajar y llego tarde– la joven dio una vuelta en la cama y se cubrió la cara con las sábanas. Se llamaba Leticia. Él ni siquiera había preguntado su nombre, pagaba por compañía y no perdía su tiempo en tonterías– ¡Vamos, que es para ayer!– le gritó irritado, viendo que no tenía intenciones de moverse de allí.

De mala gana, la morena se vistió, recogiendo las prendas que habían quedado desperdigadas por el suelo desde el día anterior y, maldiciendo con un acento portorriqueño al idiota con el que había pasado la noche, se fue.

Tras prepararse y beber el aguachirri matutino al que él llamaba café, Ryan como siempre salió corriendo del dormitorio y llegó a la comisaría que quedaba a menos de cinco cuadras del lugar. Le esperaba un día nunca antes visto.

2019
Ryan Gordon llegó a Holly Mountains una tarde de intensa lluvia. Las inclemencias del tiempo no parecían ceder y los pronósticos de la televisión advertían que se aproximaba una implacable tormenta y con el poco dinero que llevaba encima, prefirió ir a un bar antes que pagarse un motel.
Como cualquier forastero en un pueblo pequeño y rural, no pasó desapercibido en el momento en el que entró al Faith´s y pidió una copa.

DARKERWhere stories live. Discover now