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❛ -Muchas veces culpamos
sin saber, asumimos cosas
de los demás que realmente
no llegan a ser acertadas.
No entendemos qué le pasa
a la otra persona, y tratamos
de razonar por nosotros
mismos qué está pasando,
cometien...
Estaba respirando demasiado agitado, sentía que le faltaba el aire. Entre la desesperación de seguir buscando y las lágrimas en sus ojos, ya casi no podía ver nada.
Había revuelto toda su habitación en busca de esa foto. Esa maldita foto. La única que tenía de él.
«Oh, vamos, ¿¡Dónde mierda está!?, ¡No puede ser que no la haya traído conmigo!, Siempre está en mi... bolsillo...» El bolsillo de su campera. La campera que había dejado. La foto estaba en la escuela.
Oh, mierda. Estaba pasando otra vez.
Cada bocanada de aire que daba, más asfixiado se sentía. Su corazón latía cada vez más rápido y se sentía mareado, muy mareado. No entendía cómo había llegado a pasar esto; ¿Por qué siempre que sentía que volvía a estar normal le pasaba otra vez?
Hace meses no tenía un ataque de ansiedad. No quería recordar nada, pero todo iba a su mente. Cada uno de los que había tenido, y cómo se sintió un poco más ligero cuando vió que, quizá, ya no iban a pasar más. Pero bueno, será el karma.
«¿¡Cómo mierda voy a haber perdido la única cosa que me quedaba de él!?, ¿¡Tan estúpido soy!?, ¡Sólo a mí se me ocurre dejar esa puta campera ahí!»
El chico sentía como, mientras temblaba, tratando de recuperar aire, las lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas. Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho. Odiaba esto, odiaba esa mierda que le pasaba cada que perdía el sentido del control. Odiaba no poder tener a nadie que le dijera que todo iba a estar bien, odiaba estar solo.
Lo único que quería era que él volviera.
Tenía miedo, miedo de que ellos volvieran, miedo a que su familia apareciera, miedo de todo.
«Por favor, vuelve.»
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5:39 am:
«¿Dónde mierda estoy?... Ah, mi casa.»
Luis se levantó del suelo, al parecer se había quedado dormido. ¿Qué había pasado?
. . .
«Oh, eso. Ya recuerdo... Bueno, supongo que es un nuevo récord sin tener esas mierdas.»
Decidió no darle importancia y cambiarse. Si lo ignoraba, se iría de sus pensamientos.
Ni siquiera sabía qué hora era, pero se puso el uniforme escolar, agarró su mochila, tomó un pan de una bolsa, colgada en una silla, y se fue de su casa. Necesitaba... Salir de ahí por un tiempo.
. . .
Mientras tanto, otro chico se encontraba aún confuso.
«¿Qué clase de sueño es el que acabo de tener y por qué se sintió tan escalofriantemente real?» se preguntaba Alan.
