CAPITULO I

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"¡Viktor!, ¡Viktor!"

Desde donde desembarcan, la gente de aquel pueblo esperaba al nieto del dragón. Los gritos emocionados de la gente se podían escuchar por todo el lugar, ¿y cómo no? Su príncipe se iba a casar.

A lo lejos, el final de aquel recorrido se veía un gran castillo hecho de grande robles de madera, al igual que el pueblo mismo y las banderas ondeaban con símbolos de un dragón decapitado.

Por el mar del este, un barco con la bandera de un dragón rojo en su vela, se acercaba a la localidad. En esa estructura que surcaba las aguas veía el prometido del príncipe, el cual era recibido por aclamaciones de las personas quienes agitaban sus manos en recibimiento.

Dentro del palacio, las sirvientas iban de un lado a otro intentando de terminar de arreglar al joven que estaba sentado aun sin vestir esperando a que su prima mayor Mila, terminará de trenzarle el cabello mientras él jugaba con un dragón de papel.

-¿Lo escuchas Yuri? Tu prometido ha arribado-.- Le dijo con una sonrisa en sus labios, mas Yuri no le prestaba atención, demasiado concentrado fantaseando con dragones. Sin recibir respuesta Mila le ordenó a una sirvienta que le ayudara -Tráeme la corona y el traje, por favor.- Haciéndolo en seguida le trajo lo pedido.

-¿Por qué juegas con dragones?- Le preguntó curiosa. Yuri lo pensó pero no le dijo sus pensamientos, solo contestó. -Pienso que es una lástima que ya no hayan dragones.- Se quejó deprimido, le gustaban mucho.

-¿De que estas hablando?- Era increíble lo que su pequeño primo de solo 16 años solía decir como si nada. -¿Quieres acaso que un dragón te secuestre?- Le preguntó molesta ante sus pensamientos. -¿No te daría pena enviar a Viktor a rescatarte?

Ignorando lo dicho por ella, Yuri se preguntó a sí mismo. -¿Y qué paso con las dragonas?- Siempre se lo había preguntado, como nacen los dragones. -¡Solo eso le preocupa!- Escucho farfullar a su prima indignada.

-Que lastima... - hablo viendo caer su dragón de papel. -¿Porque no volará?- Se preguntó.

-¿Por qué siempre estás en las nubes?- Dijo Mila cansada. -La boda casi empieza y ni siquiera te preocupa que tu novio viva.-Le reclamo.

-¿Y qué te importa a ti?- Le contestó con el ceño fruncido y una mirada molesta.

-Nada. ¡Quédate quieto!- Le dijo tirando de la trenza para que se sentara correctamente escuchándolo bufar por ello.

-Tú espantaste a tus pretendientes y te molesta que sea el primero en casarme.- Se burló recibiendo otro jalón. -Déjame. ¡Me duele!- Se quejó enojado, aunque a su prima poco le importó. Intentó pararse siendo empujado y forcejeando, se le cayó el dragón al cubo de agua donde le estaban lavando lo pies, pero Mila le gritó. -¡Ya basta. Esto no es un juego, es la vida real!- De verdad se le veía enfadada, mientras lo sujetaba. Yuri se soltó de su agarre gritándole de vuelta.

-¡Déjame. No eres mi madre!- Y enfrentándolo su prima le dijo. -No sientes nada... Porque no tienes corazón!- Indignado Yuri le contestó. -¡No me hables así! ¡Espera tu turno, Solterona!- Dejándola sorprendida y ofendida mirándolo. -¿Que dijiste?- Estaba por tirarse le encima pero una voz los interrumpió.

Entrando en aquella habitación, su abuelo el rey, le pregunto a su nieto. -¿Que pasa aquí? ¿De nuevo desobedeciendo?- Viendo como bajaba la mirada, y esperó que contestara. -Abuelo, porque tengo que... - No termino de quejarse siendo interrumpido.

-¡Suficiente!- Le cortó, girando dándoles la espalda, camino hacia la ventana y mirando por ella le dijo. -Todos están afuera esperando, y tú y MIla discutiendo.- Se le escucho suspirar pero no podía faltar la bocazas de la pelirroja. -Abuelo, si supieras lo que me dijo.- Se quejó, viendo cómo se acercaba el Rey para enfrentar la situación.

-Entonces, ¿Que dijiste?- Le preguntó seriamente a lo que recibió un "Nada" entre dientes y resignado el Rey empezó a caminar de una esquina a otra enumerando y reclamándole todo.

-Los pensamientos que tienes, dragones, te mantienen en las nubes y no escuchas a nadie.... Eso es NADA, así no vas a madurar. -Le reprendió. -Debes dejar toda esa actitud tuya atrás.

Suspirando hondo se relajó y suavizó su rostro dejándolo más sereno para dirigirse a su nieto poniéndose enfrente le dijo.

-El principado estará en paz. Tienes que entenderlo y cumplir con tu labor. Sé que lo necesitas. Necesitas a Viktor, lo amarás y él te amará a ti. -Sonó lo más seguro que pudo. De lejos Mila veía a su abuelo meterle ideas a la cabeza a su primo, pero sin poder hacer nada. -Confía en el corazón de tu abuelo. Si hay amor, todo estará bien. - Termino de decir viendo una sonrisa en su nieto.

Por el largo pasillo hacia la salida por el lago caminaba totalmente de blanco y con su corona. Sonriendo llego a su abuelo quien le colocó un collar de bayas, le dio un beso en la frente y una sonrisa orgulloso. Le acostaron en un bote arreglado con almohadas, telas blancas y velas. Siendo cargado hasta por fin poder dejarlo en el lago. Vio a su gente rezar por él y su felicidad, escuchando las palabras de su abuelo.

-Piensan que olvidamos los tiempos oscuros. Cuando nuestras hijas e hijos eran ofrecidos al Dragón. Lo recordamos y para siempre lo recordaremos, aquel que destruyó al Dragón. Ahora nuestros gloriosos hijos, son héroes de nuestro reino.- Con aquello termino.

El bote que llevaba al principe fue puesto en las tranquilas aguas ante la mirada y los gritos de celebración de los pobladores. Mientras tanto sus familias desde el amplio balcón observaban como el joven de cabellos dorados se alejaba de ellos

- Hoy entrego a mi nieto menor Yuri Plisetsky, al glorioso nieto del héroe que destruyo el dragón –dijo el rey causando halagos de su gente- No hay mejor marido en todo el reino que Viktor Nikiforov –concluyó.

Ante los gritos de la gente, cuya mirada paso del rey hacia el prometido del príncipe Viktor. Quien estaba ubicado en el muelle contrario vestido con sus elegantes ropas y rodeado de algunos de sus más leales soldados.

Entretanto la nieve caía sobre su rostro, el joven Yuri miro de reojo a Viktor. Sonrió y espero con ansias poder estar a su lado, se esforzaría para amarlo y que él lo amara, solo tenía que poner de su parte para que este matrimonio funcionara.

Un soldado le pasó a Viktor la cuerda que al otro extremo tenia sujeta la barca, con fuerza comenzó a jalar y un cántico a sus espaldas empezó causando ecos en el lugar.

A medida que se acercaba al novio las voces se hacían más fuertes.

- ¿Por qué cantar la canción del dragón? –preguntó un hombre del pueblo a su esposa

- Para recordar a su abuelo Yacob –explicó su esposa con una sonrisa tomando la mano ajena.

Aun con el grueso abrigo el frio colaba hasta su piel, observando el amplio cielo cerró los ojos escuchando el sonido de las voces y de cómo las aguas se agitaban al paso de su bote. Estaba tranquilo pero el viento aumento su intensidad levantando la nieve asentada en el suelo, provocando un temblor en la embarcación. Abrió sus ojos esmeraldas con temor y un bramido lejano le aterró.

Viktor se detuvo y miro a su alrededor, para luego fijarse a la distancia.

- ¡Dragón! –gritó uno de sus hombres. 

La bestia de escamas negras como la obsidiana, voló sobre sus cabezas y con sus grandes garras tomo el bote donde yacía Yuri. Al hacerlo el agua cubrió su cuerpo quedando totalmente empapado e intentando llenar sus pulmones con aire.

Ante sus ojos tenía un verdadero dragón, el pánico lo invadió. Se le había ocurrido saltar pero ya estaba a varios metros de altura hasta que su prometido, con ayuda de sus soldados, tiró de la cuerda, provocando que esta se liberará de aquellas garras. Sin embargo, el dragón atrapó a Yuri en plena caída, dejando a la barca estrellándose en el suelo cerca del platinado.

- ¡Yuri! –gritó impotente al ver como el príncipe y el dragón desaparecían en las espesas nubes. 

DRAKONBEKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora