Mei supo que se refería a la batalla con Ladon, el Dragón de Cien Cabezas. Recordaba haber luchado contra ese enemigo y casi perder, hasta que recordó que debía seguir adelante para vengar a Yujin, salvar a Shun, y pelear por el resto de sus hermanos, Seiya, Hyoga, Shiryu. Gracias a eso, pudo elevar más su cosmos de lo que creía posible y soportar el ataque de Ladon e incluso golpearlo, hasta que llegaron sus amigos y Ladon detuvo el combate.

-Sin duda perdí mucha sangre en aquel enfrentamiento; pero aun así tuve fuerzas para ver como Nicole fue herido por mi culpa y, animado y salvado por el Cosmos de mis hermanos, Shiryu, Hyoga, Seiya y Shun, y bajo la protección de la sangre de los tiempos antiguos de Athena, conseguí llegar al final delante de ti, para cumplir con el destino de la Armadura de Cabellera de Berenice-.

-Los frágiles humanos mueren al perder un tercio de su sangre, tu cosmos es lo único que aun te mantiene con vida, pero tu corazón no tardara mucho en detenerse- señalo Tifón. -Un ser humano que habla al momento de estar a punto de morir... si no eres una marioneta, ¿que eres entonces?-.

-Soy... un Caballero de Athena-.

-Eres su marioneta-.

-Llegó la hora, el tiempo se termino-.

En aquel momento, Tifón se giro hacía Echidna, quien era la última mujer Gigas y al mismo tiempo era una versión femenina de él mismo. Ella estaba a punto de dar a luz al nuevo cuerpo carnal de Tifón, donde podría colocar su alma y en ese cuerpo traer la destrucción al mundo.

Pero todo sus planes se vieron afectados por la llegada de Ikki, quien con su técnica más poderosa, transformo en cenizas a Echidna y el cuerpo verdadero carnal de Tifón antes de que este pudiera siquiera tocarlo.

Ikki se llevo a Shun por indicaciones de Mei justo cuando Tifón, lleno de ira, empezó a liberar su poder, comenzando a quemar y destrozar todo los alrededores. Cuando Ikki se fue con Shun, en el campo de batalla solo quedaron Mei, Tifón y las cenizas de la destrucción.

-Muy bien, Tifón, tu fuiste liberado por mi culpa, y yo mismo volveré a sellarte- declaro Mei, elevando lo que sería la última vez su Cosmos en esta vida.

-¡No me hagas reír, marioneta! ¡Un Dios como yo nunca sería sellado por un humano patético como tu!- Bramo Tifón con furia, aumentando las temperaturas dentro del volcán.

Aun con todo lo que pasaba, aun cuando estaba haciendo arder su cosmos con la llama de su vida... aun con todo eso, el mundo del Santo estaba en el más absoluto silencio.

-Finalmente escucho la voz de las estrellas- pensó Mei para si mismo. -Deus Ex Machina... tu eres un "Dios por medio de una maquina"- .

Mei controla los hilos cortantes que se mezclan en las tinieblas. Los dos escudos laterales de la armadura de Cabellera de Berenice lanzan centenas de millares de hilos cortantes. Poco a poco, los escudos en forma de lagrimas pierden su forma. Los brazos, el pectoral, toda la Cloth se esta separando del cuerpo de Mei.

Los hilos cortantes se mezclan con las tinieblas del gigantesco espacio vacío del Templo Subterráneo, rellenando el espacio como un capucho de un bicho de seda, aprisionando a Tifón, suspendiendo su cuerpo actual en el aire.

-El tiempo se detiene- declara Mei. -O la sangre de tiempos antiguos de Athena, amalgamando la armadura. O entonces las estrellas...-.

Este ya no era el templo de los Gigas. Es el Templo del sello de Athena, donde Tifón volverá a permanecer dormido para siempre.

La Leyenda de las Facciones y del SantuarioUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum