El ejemplo del buen híbrido 😺

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"¿Dazai? ¿Qué estas haciendo aqui?"

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Chuuya escogió un paquete de galletas con relleno de chocolate, eran sus favoritas. Se reunió con Ivan y Philipp frente a la caja, tratando de sumar los precios de todo para ver si les alcanzaba. No tardaron mucho en confundirse, así que dejaron todo a la suerte.

Suspiraron con alivio al ver que si les alcanzaba. Parandose de puntillas, Chuuya colocó el dinero en el mostrador.

El empleado seguía viendolos con curiosidad, coloco las cosas en las bolsas, pero antes de darselas les pregunto: 

"Uhm, ¿dónde estan sus padres?"

"No tenemos, somos huerfanos". Contestó Ivan con pánico.

"Ya veo..." respondió el cajero, con un mueca incomoda. No parecía creerles.

Poniendo la bolsa en el mostrador, agarró su celular, y antes que las personas a las que llamaba pudieran contestar, los gemelos tomaron la bolsa y salieron corriendo de la tienda.

Chuuya y el cajero los miraron impactados. Pronto pudieron reaccionar, y Chuuya salió a perseguirlos, con suerte lo habrían esperado fuera de la tienda y podrían regresar juntos.

Huyendo del cajero que se aproximaba a él, abrió la puerta de la tienda. No había nadie. Lo poco que se alcanzaba a ver alrededor estaba solitario. Se habían ido sin él.

El empleado salió a ver a su alrededor, con su telefono en la oreja. Chuuya volteó a mirarlo y todo lo que pudo ver el adulto fue un gran puchero que intentaba contener el llanto.

No lo contuvo por mucho tiempo. Lloraba y temblaba del miedo. Ahora que estaba solo el robachicos iba a venir por él y se lo iba a llevar. Por fortuna recordó la lección que su hermana le había dado, que si se quedaba solo, tenía que ir a un poste y agarrarse lo más fuerte posible a él.

Se dirigió a un poste de luz, y lo abrazo ahí mientras lloraba.

Tan fuerte era su llanto que el cajero tuvo que alejarse un par de pasos para poder hablar con la policía. 

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Profesores y prefectos recorrían las calles buscando a tres pequeños traviesos. Kunikida iba agarrado de la mano con Dazai que no paraba de sollozar.

El rubio había intentado que se quedara en la academia, pero el niño pronto comenzo a llorar y a murmurar algo sobre su amigo perdido, y Kunikida no tuvo el corazón para mandarlo de regreso a su cuarto.

Dirigiéndose a la tienda más cercana, pudieron escuchar un llanto tan fuerte, que temieron que alguien estuviera herido. Corriendo hacia la tienda, Kunikida logró distinguir el cabello pelirrojo de Chuuya que no se alejaba del poste.

"Chuuya..." murmuró el rubio cuando se acercaron lo suficiente.

"¿Es su hijo?" preguntó el muchacho, que seguía hablando por telefono.

"No, no, es uno de mis estudiantes."

"Director"  balbuceo el pelirrojo.

Kunikida miró alrededor, pero no veía a los otros dos.

"Chuuya, ¿dónde estan Ivan y Philipp?"

Pronto, el llanto de Chuuya se intensifico.

"No séé, salieron corriendo con mis galletas. No sé pa' donde fueron."

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⏰ Last updated: Feb 13, 2023 ⏰

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School days with idiots.Where stories live. Discover now