𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟓 - 𝐎𝐫𝐪𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚

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Él se había colado y había robado mis recuerdos. Al menos, yo estaría robando algo que era legítimamente mío. Este era mi Gatsby; mi portada triste – malhumorada de ojos inquietantes.

La ira retornó, así que respiré profundo. El oxígeno me ayudaba con la ira. Era una decisión que debía tomar con la cabeza clara.

Abrí mi libro de pociones y empecé a estudiar. Tuve que aprenderme de memoria la receta que estábamos estudiando ahora. Snape hacía que escribiéramos las recetas a mano para ayudar a perpetrarla de memoria y es un hábito que permaneció en mí después de que se retiró de su posición como profesor de pociones. Sin embargo, escribir la misma receta una y otra vez era una tarea aburrida y ahora que me había acomodado y me relajaba con la tibieza de la chimenea que ardía cerca, mis ojos se sentían pesados y con ganas de cerrarse.

Descansé mi cabeza en el libro e intenté despejar mi cabeza, notando los ruidos a mí alrededor en el gran comedor. El fuego chasqueaba detrás de mí, la vajilla tintinaba, los Hufflepuff reían mientras jugaban a las cartas. Draco pasaba una página.

—¡Señorita Blackthorn!

Me sobresalté y rasqué mis ojos para ver quién me llamaba. Debía de ser algún profesor, porque ¿quién más me llamaría "señorita Blackthorn"? El profesor Slughorn estaba de pie detrás de mí y miraba hacia abajo con una amplia sonrisa, sorprendido de verme durmiendo.

—¡Siento mucho interrumpir su siesta! ¿Está segura de que su libro de pociones es una almohada lo suficientemente cómoda?—dijo con la sola intención de molestar y no ofender.

Ciertamente, el profesor Slughorn podía ser extraño con los estudiantes y profesores. Para él, las charlas significaban un juego alegre de ajedrez o damas. Él siempre hacía una broma ligera y alegre, luego transfería su peso de una pierna a la otra, esperando ansiosamente para la contribución del otro jugador a la charla. Él parecía estar muy solo. Ningún otro profesor buscaba su amistad. Pudo ser por su larga ausencia desde la última vez que enseño en esta escuela, pero estaba sospechando que todos lo encontraban extraño y fuera de lugar. Yo no era una extraña a ese sentimiento y aunque encogía mi rostro cuando hacía sus bromas casi graciosas, siempre intentaba ser amable y amigable. Él sólo quería hablar con alguien.

—¡Profesor! Lo siento, ¡no intentaba dormir ahí! Yo sólo estaba...

—Oh, ¡no se preocupe! ¡recuerdo cuando tenía su edad y me preparaba para los E.X.T.A.S.I.S! ¡tampoco dormía mucho! Pero ¡no necesitas preocuparte o dejar de dormir! ¡Estoy ciertamente halagado de que estudies pociones aún en las horas de la comida!—cada frase fue pronunciada con una emoción profunda que pronto se convirtió en una palabra enriquecedora.

—Me siento terrible por perderme de su clase ayer, profesor. Estaba intentando adelantarme— dije.

—Oh, ¡no se angustie! ¡Su compañera de habitación nos dijo que se sentía terriblemente enferma! ¡Una sola clase no va a dañar su E! ¡Estoy seguro de que se adelantará en poco tiempo! Puede decirle a su amigo Potter que le enseñe lo que estudiamos ayer – ¡él se está convirtiendo en una especie de genio de las pociones!

—Lo tendré en cuenta, señor—respondí.

—Bueno, Miss Blackthorn, ¡mi invitación para mi fiesta sigue en pie!¡imagino que puede tomarse una tarde libre de estudiar para unirse a nosotros el siguiente sábado!

—¡Estaré encantada, señor!— digo.

Slughorn se alejó con un haz ausente mientras tarareaba una vieja canción.

Cuando se alejó de mi visión periférica, gruñí y dejé caer mi frente en el libro abierto gracias a la fatiga o como tributo al aburrimiento que representaba una fiesta. Había reservado secretamente mis tardes vacías del futuro para pantalones ligeros y comida sobre libros abiertos. Si pudiese evitar el contacto humano por unas semanas, tal vez encontraría mi viejo ser de nuevo y continuaría con mi vida.

𝑆𝑎𝑙𝑣𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎 𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦 • TraducciónOnde histórias criam vida. Descubra agora