32. ❛ idiotic fool. ❜

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También las veces que jugaba con los elfos a escondidas de su madre y subían hasta el tejado para ver las estrellas. Ara le enseñó su constelación, e investigó por días en la biblioteca de la mansión los datos más interesantes que pudiera encontrar.

—Ya no somos niños, Ara.

—Tampoco somos adultos, Draco.

Él la miró por un largo rato y ella le contribuyó la mirada. El miró sus pies, como si no se atreviera a decir algo.

—Yo solo no entiendo —comenzó—. No entiendo que nos oprime. ¿Lucius Malfoy? No sé que es lo que te dice para que de repente te comportes así.

Frunció el ceño, había algo que lo atormentaba y lo necesitaba decir.

—Dime, lo que sea, Draco.

—Hay algo que me ha estado diciendo —comentó, su voz queda, preocupó a Ara, sin embargo, se quedó en silencio esperando a que continuara. Rendido, Draco dijo—. Esto tiene que quedar entre nosotros.

Ella esbozó una sonrisa cómplice y lo obligó a entrelazar sus meñiques.

—Él me ha estado diciendo que su... —se acercó a su hermana y susurró— marca tenebrosa, le ha estado doliendo. Levemente —aclaró—, como si fuera una alergia, pero cada vez más continua.

Ara comprendió lo que estaba pasando. —Ara, él tiene esperanzas que el señor tenebroso regrese, y más por lo que pasó en los mundiales.

Su garganta quedó seca y cada extremo de su cuerpo se llenó de preocupación, no obstante, se las arregló para decir: —Pero han pasado muchos años, y eso puede ser cualquier cosa, Draco. No te preocupes.

—Lo de los mundiales pasó hace apenas unos meses. De todos modos, eso no es lo peor —ella apenas podía creer lo que su hermanito estaba diciendo, y ahora había algo peor, pero claro, tenía qué, es Lucius Malfoy—. Añora que regrese, y si lo hace, añora que nos volvamos de su bando, ya sabes —Draco señaló su antebrazo, donde aún se podían observar la marca de sus uñas.

—Que ni lo sueñe —negó con la cabeza—. Yo no, antes muerta

—Pues sí, idiota. Muerta vas a estar si no haces lo que te dice.

—Por eso —titubeó, Ara alzó una ceja, expectante a lo que estaba por decir—. Por eso apresuré los planes, lo de —tosió falsamente—, la boda.

—¿Qué?

—Espero que te cases y te vayas, muy lejos de aquí, con Pucey. Que puedas estar lejos de esta mierda.

—Bueno, tampoco creo fue una buena idea esa manera de protegerme —le reprochó con una mirada seca, haciendo énfasis en la última palabra.

—¡Cásate Ara! ¡Di que sí! ¡Sé feliz con Adrian Pucey! —exclamó con voz desesperada, pero inmediatamente se calló al escuchar unos pasos a la vuelta del pasillo.

—No te pienso dejar solo, no me pienso ir sabiendo que estás tú aquí con... ellos —ignoró completamente los ruidos externos y se concentró en que su susurro haya sido lo suficiente entendible para su hermano.

—Ara —gruñó en señal de advertencia. Dos chicas con corbata azul dieron la vuelta en el pasillo, platicaban animadamente con una sonrisa, pero las dos cambiaron su rostro cuando notaron la mirada perspicaz de los herederos Malfoy.

Apresuraron su paso cuchicheando bajo.

—Serán las cinco —se tragó como pudo el nudo inminente que se había formado—. Me tengo que ir.

Ahora ni siquiera se molestaba en ocultar la nula atención que le prestaba al libro, ahora estaba con el ceño fruncido en una mesa en la biblioteca esperando a Cedric mientras la inquietud la carcomía por dentro.

𝐒𝐓𝐀𝐑 ━━ cedric diggoryWhere stories live. Discover now