Un año después.

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Aiden estaba con Hugo hablando de lo suyo en el salón, mientras que yo y mi madre estábamos tomándonos algo en la barra de la cocina.

Seguíamos en bikini y bañador, eran las nueve y media de la noche y seguía siguiendo de día.

Habíamos cenado pizza que había hecho mi madre.

-Este año se os ve mejor. El año pasado se os veía más tensos- dijo mi madre.

-Si, bueno. Ya sabes el por qué.

-Me alegro mucho que pudierais superarlo.

Y ami.

-¿De que hablabais?- preguntó Aiden acercándose.

-De nada que te importe maruja- le contestó mi madre.

-Es Mr. Cotilla- le dije a mi madre.

-Paso, me voy. No me dejáis tranquilo- dijo indignado.

Me reí.

-Son mujeres- dijo Hugo.

-¡¡Eh!! ¿Que quieres decir con eso?- le dijo mi madre.

-Nada, nada- contestó el riéndose.

-Creo que voy a subir a bañarme, tengo el pelo lleno de cloro- dije soltando el vaso en la encimera.

-Te acompaño- dijo Aiden.

-Aiden, deja respirar a la niña- dijo Hugo.

-La niña sabes más que tú, Hugo- le contestó Aiden riéndose.

Subí las escaleras riéndome.

Me metí en mi cuarto sin cerrar la puerta, por que sabía que vendría Aiden.

Y no me equivoqué, por que diez segundos después entró por la puerta.

Cogí el pijama del armario y me acerqué al cajón de la mesita de noche para coger unas bragas.

-No creo que te hagan falta, me gusta más cuando duermes desnuda- dijo Aiden detrás de mi.

-No empieces, si seguimos así me vas a dejar seca.

-Ese es mi objetivo.

-Pues tendrás que esperar- dije pasando por su lado y metiéndome en el baño de mi cuarto.

Abrí la ducha y me quite el bikini.

Entré en la ducha y dejé el agua recorriese mi cuerpo, estaba pensando en los mundos de yupi, pero Aiden me saco de ese mundo entrando conmigo en la ducha.

No había día que pudiese ducharme sola.

No se de que te quejas tanto.

-Quiero ducharme- dije enjabonándome el pelo.

-Y yo follarte.

Lo sentí todo cuando se me restregó en la espalda.

-Venga, ojitos. Dime que tú no quieres que te folle- susurró.

-No quiero- dije.

-Me estás mintiendo. Estas loca por sentirme hasta el fondo, hasta que este tan adentro que te haga daño.

Madre mía. Si tú no quieres, que me folle ami.

-Estas mojada y no precisamente de agua- volvió a decir.

-Aiden, deja que me duche.

-Ojitos, deja que te folle.

Me rindo.

Me doy la vuelta para encararlo y no deje que volviera a hablar cuando empecé a besarlo.

El sonrió por su victoria y me levanto en brazos pegándome la espalda a la pared.

No tardó en deslizarse dentro de mi y hundirse hasta dentro.

El agua seguía corriendo por nuestros cuerpos desnudos y eso nos daba más facilidad.

-No me cansare nunca de ti- dijo susurrando.

-Esp...ero que... nun...ca lo ha...gas- dije gimiendo.

Aumentó el ritmo de su cadera chocando con la mía.

-Dios...

El sonido hueco de nuestros cuerpos chocando era como música para nuestros oídos.

No era la primera vez que lo hacíamos en la ducha, pero cada vez que lo hacíamos era diferente.

-Correte- dijo clavándose mas en mi interior.

-Joder...

Segundos después, tenia las piernas temblando y sentí como se vaciaba dentro de mi.

-Ya puedes ducharte tranquila- dijo soltándome cuando se aseguro de que podia sostenerme sola en pie.

-Gracias por tu permiso.

Terminé de ducharme, mientras que él seguía haciendo de sus tonterías detrás mía.

Salí del baño en bragas y Aiden en calzoncillos detrás mía.

-¿Quieres saber que estoy pensando?- preguntó pensativo.

-No, creo que puedo hacerme una idea.

-Joe que mala fama, ojitos.

-Tu mismo te das esa fama- dije encogiéndome de hombros.

Suspiró.

-Vale. Pensaba que querías saber que estabas saliendo con el dueño de la gran empresa HT de arquitectura.

Espera, ¿Que?

-¿Que has dicho? Creo que he odio mal- dije poniéndome una de sus camisetas.

-Mi padre me nombrará director de la empresa cuando lleguemos a Londres, ha preparado una ceremonia para pasarme el título. Me lo aviso hace dos días, pero quería decírtelo de manera especial, aunque no ha sido nada especial, pero bueno, eso. Voy a ser el director de la empresa- dijo con una sonrisa orgullosa.

La misma que había puesto yo.

Sabia que había trabajado duro durante este último año y se lo merecía.

Era su sueño.

-Me alegro muchísimo, bebe. Estoy muy muy orgullosa de ti- dije dándole un beso.

-Serás la primera dama- dijo aumentando la sonrisa de sus labios.

-¿Eso no es si estuviésemos casados?- pregunté riéndome.

El se encogió de hombros y me llevo hasta la cama con el.

Enséñame a olvidar #2 |+18| Where stories live. Discover now