—Les traigo el desayuno —canturreó nuevamente, sin siquiera alzar la mirada, estaba tan concentrado en que las cosas no se cayeran de la bandeja que ni siquiera se percató de todo lo que había interrumpido.

—¿Es en serio? —masculló BaekHyun, evidentemente molesto, alzando una ceja hacia el muchacho que ya caminaba en su dirección, todavía con dificultad, dejando la comida sobre la mesita de noche.

—Creí que BaekHyun no podría caminar hasta la cocina —soltó una carcajada escandalosamente aguda después de su confesión, sonando tan sarcástico y burlón que el menor simplemente rodó los ojos, bajando su mano hacia las piernas ajenas.

ChanYeol abrió los ojos, casi sin aliento, escondiéndose aún más en el pecho de BaekHyun.

—Para tu información, Channie es el único que no podrá caminar hoy —escupió sin más, logrando que YiFan lo viera de pies a cabeza, aún si solo veía su cabeza, entrecerrando la mirada.

—Sigo sin entender cómo funciona su relación —reveló entonces, totalmente inmerso en su mente, estaba tan concentrado en sus pensamientos que ni siquiera notó el gruñido que soltó ChanYeol, cada vez más rojo.

—Ambos damos y ambos recibimos —contestó al fin, guiñándole un ojo al chico que volvió a mirarlo en seguida, abriendo ligeramente su boca—. Es una relación bastante justa, a decir verdad, y nosotros…

—No quiero más detalles —negó continuamente con la cabeza, cerrando los ojos antes de simplemente retroceder, apenas había percibido cierto movimiento bajo las mantas, sin mencionar la forma en que ChanYeol se removía de vez en cuando—. Yo solo quería ser un buen amigo, par de puercos.

—Ya lárgate —BaekHyun escupió sus palabras, rodando los ojos ante la exageración de su amigo, él había entrado sin siquiera anunciarse, interrumpiendo las caricias que él no pensaba detener.

—Los quiero —YiFan canturreó como si nada, sonriendo con ternura antes de simplemente salir por la puerta, cerrándola una vez que estuvo afuera.

Entonces ChanYeol gimió, sin poder contenerse un segundo más, su novio estaba siendo más descarado que de costumbre, tocándolo como si no tuviera piedad, tan suave y placenteramente que apenas pudo respirar, dejando que su cabeza cayera en la almohada justo cuando sintió que estaba llegando a su límite.

El clímax llegó a los pocos segundos, dibujando una sonrisa en el rostro de BaekHyun, quien no tardó en besarlo con tanto cariño como siempre, ahogando cualquier jadeo que pudiera soltar.

—Creí que estábamos solos —murmuró una vez que pudo formular una frase coherente, amando la forma en que el menor acariciaba su mejilla y despejaba su frente, dejando otro beso en su mandíbula.

—Probablemente llegó recién —le restó importancia, aferrándose al cuerpo de su novio con notable necesidad, tomándolo del cuello para jalarlo un poco más hacia él, devorando sus labios al instante—. Lo odio tanto —masculló entonces, sin siquiera alejarse, soltando un gemido al reconocer su propia erección.

—Solía ser agradable —sonrió con suficiencia, aprovechándose de la debilidad que BaekHyun acababa de mostrarle para simplemente girar sus cuerpos, quedando sobre el menor—. ¿Sabes cómo deshacerte de él?

—¿Sexo ruidoso? —sonrió incluso más amplio que el mayor, enderezándose en su lugar para rodear la espalda ajena, dejando algunas caricias que acompañaron a su beso, no era tan fuerte como para no saborear los labios de ChanYeol a cada segundo.

Después de todo, besarlo seguía siendo la mejor parte de estar con él, así como un trillón de cursilerías más, aunque esas no las admitía con tanta facilidad.

—Eres un caso perdido —soltó una risita al hablar, disfrutando del roce de sus pieles casi tanto como disfrutaba de sus labios, mentiría si dijera que no se había convertido en un adicto a BaekHyun.

Sus caricias, sus miradas, sus besos, sus carcajadas, su pésimo sentido del humor, la forma en que todavía se sonrojaba cuando lo descubría siendo dulce, o el modo en que simplemente ignoraba sus cursilerías para salir con algo sucio, tomando su cuerpo como si le perteneciera, ChanYeol jamás podría negarse a que lo fuera, no cuando su relación era mucho más hermosa de lo que alguna vez imaginó.

Pura, su relación era increíblemente pura, incluso si el menor siempre terminaba aferrándose a su espalda con fuerza, dejando marcas que no se borrarían en semanas, y quién quería que se borraran.

—Te amo —susurró sobre sus labios, sonando tan seguro y sincero que BaekHyun tembló en su lugar, debajo de él, escondiendo su rostro en el cuello ajeno—. Te amo —canturreó entonces, entendiendo que su pequeño estaba negándose a responderle, incluso si ya lo había dicho antes,  huir siempre había sido lo suyo.

—Yo también te amo —balbuceó apenas, todavía en su cuello, dejando un beso tan húmedo que erizó cada pelo de ChanYeol, haciéndolo sonreír al instante.

—Te amo —repitió para sí mismo, usando el peso de su cuerpo para que ambos volvieran a recostarse en la cama, él sobre BaekHyun, moviéndose apenas un poco para lograr que el menor soltara un gemido—. Te amo demasiado.

Y entonces besó su frente, su nariz, su barbilla, sus labios; devorándolos como si los deseara más que nada en el universo, realmente lo hacía, saboreándolos como si quisiera recordar su textura cada vez que lo olvidara, aunque entonces los volvería a besar y recordaría por qué los deseaba tanto, con tanta fuerza, enamorándose una vez más.

—Te amo —repitió una última vez, y es que realmente lo amaba, más de lo que podía expresar, y más de lo que podía mostrarle, pues sentía que ninguna caricia daba abasto, ningún beso, ninguna embestida; nada era suficiente comparado con el inmenso amor que sentía por BaekHyun.

—Te amo —repitió el menor, tomando las mejillas de ChanYeol para besarlo más fuerte, más profundo, más ansioso. Sentía exactamente lo mismo que el mayor, pues lo amaba tanto que apenas sabía cómo decirlo con total sinceridad, expresando todas las cosas que su pareja le hacía sentir.

Porque eran tantas, tantas, tantas, tantas, tantas; que ambos sentían que el día tenía muy pocas horas para demostrar lo que realmente sentían.

In your mouth | ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora