—Se llama BaekHyun —YiFan murmuró en su oído, sobresaltándolo de inmediato, ni siquiera había sido consciente de que se estaba mirándolo hasta que el extranjero lo interrumpió, haciéndole notar lo intimidante que podía lucir.

Podía lucir, porque el menor estaba demasiado concentrado en su conversación telefónica como para prestarle atención a él, quien solo dejó de verlo porque se adentró en la cocina, arrastrando sus pantuflas de perrito blanco y esponjoso.

—Está hablando con su novio, igual que cada jodida mañana —masculló el castaño, rodando los ojos justo cuando ChanYeol volvió a observarlo—. Es decir, no me malinterpretes, yo quiero mucho a BaekHyun, demasiado, pero ese imbécil… —y se detuvo al instante, presionando los labios como si tuviera mil cosas por decir, aún si prefirió guardarlas para sí mismo.

—¿No te agrada? —el de grandes ojos adivinó, aunque no era muy difícil hacerlo, pues sus ojos irradiaban tanta rabia que en serio le asombró, pues jamás había visto que YiFan borrara su eterna sonrisa.

—Es más que eso —negó con la cabeza, totalmente serio, entrecerrando los ojos como si buscara las palabras correctas, de seguro tenía muchos insultos para lanzar—. Siento que YiXing romperá su corazón en cualquier instante, ¿sabes? y lo último que quiero es que sufra por un idiota como él.

ChanYeol no hizo más que asentir, volviendo a encerrarse en su mente, en sus pensamientos, en todas esas imágenes que de pronto imaginó del tal YiXing, un chico que de seguro era alto y fornido, como esa clase de idiotas que tenía más músculos que neuronas. Algunos meses después lo conoció, también en esa casa, y la verdad es que no había estado tan equivocado, aunque el tipo era más bajo que él por algunos centímetros, sí bien tenía un cuerpo trabajado, no era la gran cosa.

—¡Wu YiFan! —el mencionado se estremeció tan pronto como él, cerrando los ojos incluso antes de que BaekHyun saliera de la cocina con el ceño totalmente fruncido, luciendo tan intimidante que ChanYeol se preguntó dónde había quedado el tierno muchacho que había conocido un par de segundos atrás, cuando reía alegremente y arrastraba sus pies con pereza, luciendo completamente inofensivo—. ¡Te juro que te partiré el culo si descubro que tú te comiste…!

Pero sus palabras se esfumaron casi tan pronto como descubrió el rostro de ChanYeol, quien simplemente lo veía, analizando su rostro con tanta admiración que BaekHyun se sintió pequeño de inmediato, más por la profundidad de sus ojos que por cualquier otra cosa, parecían capaces de desnudarlo con un simple parpadeo, llegando hasta lo más profundo de su alma.

No era amor, ambos lo sabían, pero sus cuerpos reaccionaron al instante, sintiendo una especie de corriente eléctrica que los recorrió de pies a cabeza, paralizando cada una de sus acciones. No pestañaron por varios segundos, quizás un minuto, y por un instante parecía como si ni siquiera respiraran, completamente abstraídos por el momento, por las sensaciones, por todos los torbellinos que se crearon en su pecho, muy cerca de su corazón, o de sus pulmones, pues lo único que se oyó fue el suspiro de alguno, tal vez de YiFan, quien veía la escena como si se tratara de una película, sin saber si interrumpir o no la rara conexión que se había creado entre ambos.

—Hola —ChanYeol fue el primero en hablar, sonriendo ligeramente, un poco avergonzado, de pronto fue consciente de lo extraño que todo se había tornado, desde el chico que lo veía en silencio hasta el hombre que se removía a su lado, demostrándole lo incómodo del momento.

El menor no hizo más que inclinarse frente a él, respondiendo a su saludo con cordialidad, aunque sin palabras, casi como si quisiera interponer una barrera jerárquica entre ambos, una barrera que decía que jamás podrían ser amigos, que él nunca lo permitiría, ni siquiera usó algún honorífico antes de simplemente huir, corriendo escalera arriba.

Nada, no hubo nada más, y ChanYeol no entendía por qué le molestaba tanto, si él mismo había pasado toda su vida huyendo de las personas, casi con temor, repitiéndose que crear lazos era completamente innecesario. Si su propio padre los había roto sin más, ¿qué podía esperar del resto?

—Te gusta —murmuró YiFan, todavía sorprendido, observando a ChanYeol con tanta seriedad que se sintió incluso más pequeño que antes, como si todos lo estuvieran juzgando, como si gustar de un chico fuera… como si fuera asqueroso.

Eso había sido lo último que le dijo su papá, después de todo.

—Él tiene novio —negó continuamente con la cabeza, buscando una buena excusa para ignorar que BaekHyun se había metido a su mente a la fuerza, plasmando su sonrisa en cada rincón disponible, e incluso en los que no, abrumándolo con tanta información.

No, a él no podía gustarle ese chico, no había forma, ¡ni siquiera lo conocía!

—¿Y eso qué? Ya te dije que es un imbécil —espetó el extranjero, todavía serio, cruzándose de brazos como si estuviera organizando sus ideas, poniendo incluso más nervioso a ChanYeol, quien estaba mordiendo sus uñas después de tantos años sin hacerlo—. Yo digo que tienes una oportunidad con él.

—YiFan, es ridículo que…

—Lo conozco, y sé que jamás se pondría así con un simple extraño —negó rápidamente con la cabeza, alejando la excusa de ChanYeol en seguida, sabía que no era más que eso, una simple excusa—. Es tímido, sí, y también le cuesta relacionarse con el resto, ¡pero esto fue una locura! ¿O acaso no te diste cuenta de que estuvieron viéndose como por cinco minutos?

—YiFan, no...

—Tú también le gustas —asintió finalmente, todavía con los brazos cruzados, volviendo a esbozar la sonrisa que había borrado desde que BaekHyun bajó. De pronto se sentía feliz por lo que había presenciado, ¿cuántas veces se conoce a dos personas que están destinadas a estar juntas?—. Estoy seguro, Chan. Ambos se gustan.

Y ChanYeol lo creyó, incluso si todavía no confiaba en sus propios sentimientos, ni en su propia intuición, esa que le decía que sería jodidamente complicado ser parte de la vida de BaekHyun, aún si ya era amigo de su hermano postizo, pues la forma en que había huido de él, casi con temor… ¿qué le aseguraba que algún día dejaría de ser así?

Nada, absolutamente nada, pero de pronto sentía que valía la pena intentarlo, incluso si no volvió a ver al menor en toda la tarde, ni en toda la semana, pues su cara y su sonrisa seguían tan vivas en su mente que no necesitaba otra prueba, a él le gustaba BaekHyun, incluso si no lo conocía del todo, la forma en que sus miradas se habían conectado había hablado por sí sola.

Estaban destinados, ambos estaban destinados, y tarde o temprano terminarían juntos, incluso si alguno se negaba, pues así funciona el destino.

Así funciona el amor.

In your mouth | ChanBaekМесто, где живут истории. Откройте их для себя