15 - Las Luces en el Cielo son Estrellas [Parte Dos].

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«De todos modos, ¿Qué se supone que haga para al menos acercarme a la Zona de Amigo?. Joder, incluso con eso parece que hubiese un abismo entero bloqueandome el paso.» Y verlo de esa forma solo lo hizo sentirse peor. Ciertamente no estaba llegando a ningún lado.

Optó por limpiar su mente de ese tipo de pensamientos y dejarlo todo para otro día ya que esa noche tenía prioridades muy distantes a eso que le hacía romperse la cabeza. Se relajó del todo y dirigió su mirada hacia la Nakano, observando como fruncía el ceño y maldecia en susurros cada vez que se topaba con el buzón de voz en los números telefónicos de sus queridas hermanas. Grandes todas esas chicas por tener los celulares apagados o en uno de esos casos directamente escoger no contestar a su llamado.

El lado bueno es que hasta ese momento solo había probado con tres de cuatro, lo único que la salvó de pensar que todo había sido una perdida de tiempo nuevamente. Un pitido se escuchó y el rostro de Nin al mismo tiempo se iluminó.

Traficando rimas, traficando esfuerzo, yo.

[¿Eh? ¿Nino?]

—¡Yotsuba! —De pronto ella sonaba increíblemente felíz—. Demonios, he estado tratando de encontrarlas a todas un buen rato, ¿Dónde estás?

[Ah... Estoy con Fuutarou y Raiha. Creo que nos alejamos demasiado y cuando nos dimos cuenta habían demasiadas personas como para distinguir el camino de vuelta. Lo lamento.]

—¿Por qué eso no me sorprende...? —Su decepción era notable, sin embargo no es como si eso le importara demasiado—. ¡Cómo sea, eso no responde a mi pregunta!

[¡No puede ser! ¡Es cierto!]

—¡No reacciones como un pez y responde!

«Parece que lo tiene cubierto. Genial, menos problemas.» Un paso a la vez, ya podía ver el final de ese día acercándose (no realmente) y con ello todos los problemas y preocupaciones que vinieron con él. Ah, quizá podría tener un poco de... «¿Eh?»

Algo que notó entre la multitud hizo que su rumbo de pensamiento se detuviera, pero fue algo de un solo segundo y por su distracción no pudo distinguir al 100% lo que era, aún así tenía la impresión de que definitivamente era algo perteneciente a un ente más que conocido.

Por supuesto, ¿Cómo olvidaría que literalmente murió más de mil veces solo por tocar POR ERROR esa cosa?

—Oye Nino, ven aquí un momento, necesito que me confirmes algo.

—Bu- Ah, espera un momento... —Al escuchar su nombre dejó el teléfono un momento y acto seguido se giró a verlo con enojo por haberla interrumpido—. ¿Qué demonios quieres? ¿Acaso no ves que estoy al teléfono?

—Si, y lo siento pero... ¿Acaso me volví loco o ese de ahí es Gaiou?

—Yotsuba te hablo de nuevo en unos minutos. —Dijo colgando la llamada repentinamente—... ¿Qué?

—Si, no creo estar tan ciego.

La chica se acercó con una innegable curiosidad hacía la misma banda en la que Axel estaba apoyado y siguió sin perder tiempo la dirección en la que el mismo tenía sus ojos puestos. En su rostro se instaló una expresión de sorpresa al confirmar que efectivamente se trataba del albino. Y es que no podía ser ninguna otra persona, ya dudaba bastante que pudiese encontrar un abrigo igual a ese a mitad de la noche en una persona de cabello blanco.

Pero había algo mal después de todo.

Estaba solo.

—¿Dónde...? —Mister se preguntó qué demonios había sucedido con la chica que se supone debería estar acompañando, pero decidió deja eso para más adelante y seguir con lo importante—. ¡Oye, Gaiou!

Tutores DivinosOnde histórias criam vida. Descubra agora