023. Capítulo veintitrés

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—Me voy a arrepentir —canturreó entonces, tomando la manilla de la puerta para jalarla un poco, fingiendo que la cerraría en cualquier momento.

—Bien, bien. Tú ganas —respondió con rapidez, dando un par de pasos para quedar junto frente al muchacho que no hizo más que tragar saliva, retrocediendo lo suficiente para que no pareciera que lo estaba rechazando.

Lo último que necesitaba era que volvieran a discutir, especialmente si se debía a una estupidez tan pequeña como esa, tan insignificante. No podía seguir negándoselo, le gustaba ChanYeol, le gustaba muchísimo, demasiado, más de lo que alguna vez habría imaginado, pues hablar con él definitivamente era su parte favorita del día, incluso si llevaba meses diciendo lo contrario, y huyendo de él, arrancando de sus encantos, de esa mirada que lo dejaba sin palabras y de esa voz que erizaba hasta el último de sus pelos, dejándolo a la deriva de un hombre que le hacía perder la poca cordura que le quedaba.

Sí, siempre había estado jodido, aún si lo había negado a toda costa.

—Nuestros cuerpos no son tan distintos —murmuró una vez que llegaron a su cuarto, omitiendo la parte en que le servía jugo solo porque ChanYeol había dicho que no quería.

La situación se volvía tan incómoda si consideraba que sus padres no estaban en casa y que YiFan había decidido pasar toda la tarde con JunMyeon y JongIn, porque no solo estaban a solas en la casa del menor, sino que también tenía a ChanYeol sentado en su cama mientras que él no hacía más que buscar alguna camiseta en su armario, intentando olvidar que el mayor le causaba innumerables escalofríos.

—¿Quieres averiguarlo? —murmuró sin más, su voz tan firme y ronca que le fue imposible seguir dándole la espalda, pues en seguida se volteó lo suficiente para encontrarse con sus ojos oscuros y su mirada profunda, aquella que lo desnudaba sin siquiera tocarlo, haciendo y deshaciendo su cordura.

—No te atreverías —masculló apenas, dando un paso por simple inercia, la ropa ya no importaba cuando ChanYeol tenía el poder suficiente para halarlo hacia él, usando algún hechizo que BaekHyun jamás descifraría.

No hizo falta que dijeran algo más, pues bastó un movimiento para que el mayor se quitara el vestido, la peluca habiendo desaparecido hace tiempo, quedando con la camiseta sin mangas que había usado en más de una ocasión, siempre junto al menor, quien dejó ir un suspiro por simple instinto, avanzando ese último paso que lo dejó justo en frente de ChanYeol, quien ni siquiera dudó en tomar su mano y jalarlo levemente, recibiéndolo en sus piernas como si fuera una cosa que hacían a diario.

Era la primera vez que estaban así de cerca, sus pieles rozando, mientras que sus respiraciones irregulares solo creaban un ambiente aún más tenso.

—¿Se te acabaron las bromas sexuales, Byun? —sonrió de medio lado, alzando su mano para acariciar la nuca de ChanYeol, acercándolo un poco más a sí, como si todavía no tuviera suficiente. Sus labios rozaban, sus narices parecían una sola y sus frentes se apoyaban en la otra, causándoles tantas cosquillas en el vientre que se sentían enfermos, tan adictos al contacto de sus pieles.

—Sea lo que sea que dijera, estoy seguro de ya no sería una broma —reveló entonces, dejando ir un nuevo suspiro antes de aferrarse a la amplia espalda ajena, cerrando los ojos una vez que sintió que la distancia entre ambos había desaparecido.

Estaban besándose después de tanto tiempo, otra vez, aunque de forma diferente, dándose apenas un tiempo para acostumbrarse a las caricias proporcionadas, pues bastaron un par de segundos para que ya estuvieran jugando con sus lenguas y sus dientes, mordiendo los labios ajenos como si fueran propios, cada vez con más ansiedad, devorándose las bocas como si sus vidas dependieran de ello.

—¿Qué más tengo que hacer para que entiendas que estoy enamorado de ti, Byun BaekHyun?

—Podrías vestirte de chica, ¿qué dices? Sería la declaración perfecta.

—¿No me crees capaz?

—No daría un peso por nadie en este mundo, pero podría hacer una excepción si me demuestras que tu amor significa más que cualquier burla que pudieras recibir.

—Incluso si tú te burlas de mi apariencia, mis sentimientos no cambiarían por nada del mundo.

—Demuéstralo.

—Lo haré, pero tienes que prometerme que es lo último que tengo que hacer.

—¿No prefieres un salto de fe?

—Sé que te gusto, pero necesito que tú me lo digas.

—Lo sabrás entonces.

—¿Lo dirás entonces?

—Deja que nuestras acciones hablen, precioso.

—Bien, entonces prepárate, porque mañana verás a la mejor versión de Park ChanYeol.

—¿Vestido de chica?

—Enamorado, amor. Total y perdidamente enamorado.

In your mouth | ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora