022. Capítulo veintidós

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—Te escucho —espetó con sinceridad, y calma, dándole una sonrisa que el menor no se giró a ver, pero que sabía que estaba ahí.

Bien, el momento definitivamente había llegado.

—Primero, creo que te debo una disculpa —murmuró por lo bajo, mordiendo su labio inferior—. He sido un imbécil desde que nos conocimos, lo sé, pero tú haces las cosas más difíciles para mí, ¿sí? —y entonces finalmente lo miró, un poco de rencor brillando en sus ojos—. Si tan solo te rindieras…

—No pienso hacerlo —cortó en seguida, negando continuamente con la cabeza.

—Ya me di cuenta, pero no entiendo por qué —y sí, estaba siendo más sincero que nunca, pues parecía que la verdad era lo único que le quedaba por decir—. Tengo un genio del demonio, no soy bueno para dar cariño y tampoco tengo la personalidad más llamativa, así que dudo que…

—¿Siquiera importan los motivos? —volvió a interrumpirlo, sonando tan firme como siempre.

—A mí me importan —masculló con molestia, alzando las cejas como si realmente se sintiera ofendido.

—Entonces quiero saber por qué sigues huyendo de mí, cuando es obvio que también te gusto.

—Te he dicho que no me gustas —negó con irritación, rodando los ojos.

—¿Entonces qué? ¿Quieres tener sexo y ya?

—¿Qué?

Cuando se despertó aquel viernes, pensando que quizás era una buena idea acercarse a ChanYeol y pedirle disculpas, jamás imaginó que la conversación terminaría de ese modo, con uno frente al otro, sus miradas serias y molestas y sus mandíbulas tan tensas como si estuvieran a punto de golpear algo, o al contrario, pues ellos mismos eran lo único que tenían cerca.

Un beso estaría mejor, o eso pensó ChanYeol una vez que BaekHyun tembló bajo su tacto. Una mano sobre su pierna, simplemente había sido eso, pero aquella caricia inconsciente había tenido más efectos de los que ambos esperaban, con sus respiraciones entrecortadas y la ira apoderándose de cada músculo de sus cuerpos.

Un caos, ambos eran un total y verdadero caos.

—Es la única explicación que tengo —alzó los hombros al decir, quitando sus dedos de la mezclilla que envolvía las piernas ajenas, tan bien delineadas como su cintura, la que relucía bajo la camiseta que usaba aquel día—. Cada vez que te acercas a mí, siento que tienes ganas de montarme.

Y una carcajada excesivamente ruidosa fue lo siguiente que escuchó, llamando su atención con tanta rapidez como llamó la de cada estudiante que estaba cerca de ellos, quienes dejaron sus conversaciones o apuntes de lado para observar al dúo de muchachos, o al menos al de sonrisa cuadrada, quien se retorcía levemente en su lugar, dando algunos aplausos que no celebraban nada, excepto la broma de ChanYeol.

Era la primera vez que hacía reír al menor, y su carcajada fue tan estruendosa como la ajena, aunque menos escandalosa, pues su tono era más bajo y calmado, incluso si sus ojos habían desaparecido tras dos líneas y sus pómulos se habían alzado levemente, dándole un aspecto tan dulce que no lucía como el mismo chico serio y distante que todos veían por los pasillos, cuando iba más concentrado en recordar el contenido de su examen que en saludar a las personas que lo evitaban.

Ambos parecían felices, y efectivamente lo estaban, así que las personas solo sonrieron en su dirección, volviendo a concentrarse en sus actividades.

—¡Hablaba en serio, BaekHyun! —quiso defenderse, acallando su risa una vez que el menor también lo hizo, limpiando el par de lágrimas que ambos habían dejado ir—. Aún así, ya extrañaba que te rieras así.

—¿Cómo puedes decir eso? No hay nada más horrible que mi risa —reclamó en seguida, intentando normalizar su respiración, la felicidad siempre lo dejaba sin aire, sin mencionar la forma en que hacía doler su estómago y mandíbula, la que masajeaba al mismo tiempo en que fruncía el ceño, fingiendo molestia cuando lo verdad era que seguía ligeramente contento.

—Claro que no —negó de inmediato, alzando su mano hacia la mejilla ajena, acariciándola un poco antes de correr un mechón del oscuro cabello, sonriendo calmadamente al chico que no tardó en perderse en sus ojos, dejando ir un suspiro inconsciente—. Yo creo que es tan linda como tú.

—¡Vaya! Eso explica mi feo rostro —bromeó entonces, casi como si fuera el único método de defensa personal que conocía, sus mejillas no tardaron en tomar el mismo rubor del comienzo, mientras que sus ojos bajaron con rapidez, perdiéndose en los pies que movía sobre el pasto.

—Eres hermoso, y lo sabes —murmuró con firmeza, muy cerca de su oído, causando un escalofrío que recorrió toda la espina dorsal del menor, alertando a más de una parte de su cuerpo. Sus manos empezaron a cosquillear, su corazón latió con más rapidez que antes y sus labios, un poco resecos por el calor, no tardaron en ser humedecidos por su lengua, provocando más de una sensación en ambos.

Mierda, estaban tan cerca de perder los estribos.

—¿Qué más tengo que hacer para que entiendas que estoy enamorado de ti, Byun BaekHyun?

Nada, quería decir que nada, pero definitivamente no lo hizo.

In your mouth | ChanBaekWhere stories live. Discover now