Deslizó su pulgar por mi labio inferior.

— Vendré por ustedes más tarde, entretengan al resto de Oficiales mientras, estoy seguro que encontrarán algo que hacer.

Arregló sus pantalones y sólo se marchó.

— Me debes una, ya sabes que me debes una — levantándome del piso, arreglando mi cabello— Cuando pregunte por culos, le diré que el tuyo es el mejor.

Desordenó mi cabello otra vez, riendo como un crío.

— Me preparé para esta noche, así que déjalo que él y su gran pene vengan por mí.

Decidido.

Ordené mi cabello otra vez negando sonriente.

— No hay caso contigo, no sé quién de los dos es el mayor aquí.

— Cass y yo tenemos una regla cuando trabajamos de esta manera.

— ¿Y esa cual es?

Buscando una copa de lo que sea, necesitaba quitar el mal sabor de boca.

El pene de Alexei y todo lo que me dé es lo unico que me gusta.

— Si trabajamos, nos divertiremos, enfrentaremos todo lo que venga con sonrisas.

Rodeando mis hombros, comenzando a caminar por la mansión, intentando evitar a los Oficiales, entre menos nos topemos con ellos, mejor.

— Ustedes dos, dejen de comer y hagan lo que fueron a hacer ¿A cuántos han matado?

Julian dejó de moverse, iba directo por un panecillo, pero la voz de Cass lo detuvo.

— Ninguno. Y no es porque no queramos, es que están en grupo, eso podría ser perjudicial para nosotros.

Explicó.

— He pensado que quizá podríamos reunirnos con otros "dorados" — hablando en código, no podía decir en voz alta sobre los infiltrados— si somos más...

— No puedes hacer eso, el código de vestimenta podría alertar a los Oficiales, las reglas que pusimos fueron no involucrarse entre sí a menos de que así lo elija el General, arriésguense, pueden hacerlo, confío en ustedes.

Julian y yo intercambiamos miradas.

Creo que llegó la hora de dejar de pasar desapercibidos.

Me quité el vestido con rapidez, viendo a Julian desnudándose, tomando nuestras ropas, acercándonos a los olvidados tubos de pole dance junto al tipo que pone la música aquí.

— Yo le pediré la música.

Se ofreció.

Segundos después, Suffer de Charlie Puth comenzó a sonar por los alto parlantes, llamando la atención de las personas a nuestro alrededor, acercándose.

Tomé el tubo con delicadeza, subiendo mi mano derecha, enredé mi pierna izquierda por este, moviendo mi cabeza hacia atrás, acariciándome con el tubo, subí lentamente por él, sujetándome con una mano, girando por él, subiendo ambas piernas, separando las piernas a todo dar, volví a la posición original, apoyando ambos tacones en el piso, presionando mi trasero con el tubo, arqueando la espalda, luego fui directo al piso, arrodillándome, separé las piernas, masajeando mis muslos, mi vientre, mis pechos y mi cuello, girándolo lentamente, utilizando las uñas para verme mucho más ardiente, sé lo mucho que los excita lastimarnos.

Observé a Julian de reojo por un par de segundos, en tres segundos más, debía venir a mí, para bailar en conjunto, mostrarles lo buenos que éramos juntos, lo perfectos que podíamos ser.

Despiadado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora