II.

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- Uhm,  se te ha acabado el refresco. Iré a comprar algunos más a la tienda de la esquina. No tardo, ¿de acuerdo?

Yamaguchi movió energéticamente su cabeza de arriba abajo, dándole a entender a Tsukishima que estaba de acuerdo. El rubio alejó la silla del escritorio que ambos estaban compartiendo y se levantó despacio. Mientras echaba un vistazo desorientado a su habitación buscando un abrigo que le sirviera, Yamaguchi lo observaba sonrojado, embobado, e incapaz de articular una sola palabra.

Al fin, se puso una chaqueta negra bastante mullida y con muchos bolsillos. Cogió algo de dinero de uno de los cajones de su cómoda y un manojo de llaves situado encima de ésta. Miró al castaño y le dijo, con una media sonrisa burlona:

- No te quedes embobado mirándome y repasa la cuarta lección. Como no te la sepas entera cuando vuelva… tendré que castigarte – añadió, casi en un susurro.

Un escalofrío recorrió visiblemente la columna de Yamaguchi.

- ¿Ca-castigarme? –preguntó con voz temblorosa. Pero había tardado demasiado en responder. Tsukki ya se había marchado, el sonido de la puerta al cerrarse lo confirmó.- Aggg… - Yamaguchi se llevó las manos al rostro, intentando tapárselo en la medida de lo posible. Lo sentía ardiendo. En realidad, llevaba toda la tarde así.

Cuando le propuso al rubio que lo ayudara con las lecciones de historia contemporánea, no se imaginaba que esto iba a ser lo que sucediera. Primero, que Tsukki propusiera tomar clases en su propia casa, y no en la de Yamaguchi. Segundo, que se hubiera sentado tan próximo a él, haciéndole sentir una mezcla de incomodez y calor dentro de sí. Tercero, que durante toda la tarde se hubiera mostrado tan atento y entusiasta. ¡Nada encajaba! ¿Es que quería matarlo? O simplemente… ¿estaba tratando Tsukishima de provocarlo?

Decidió alejar todos estos pensamientos de su cabeza. Estaba al límite, no quería ni saber a qué se refería su compañero con ‘’castigo’’. Se obligó a posar su mirada y toda su concentración en el libro de texto. En solo un par de horas, había aprendido bastante más que en varios meses de clases. Lo métodos de estudio de rubio eran organizados y eficaces. Los de Yamaguchi, en cambio… bueno, la verdad es que no tenía ningún método de estudio que no incluyera el libro de texto haciendo de almohada.

Había pasado tan solo una semana desde el episodio del beso. De la confesión. O medio confesión. ¿Qué narices había sido eso? Maldito Tsukki. No, no… Yamaguchi amaba a Tsukishima. Lo sentía desde el fondo de su corazón, ahora más que nunca. Un sentimiento mucho más fuerte y menos abstracto. Él… bueno, tampoco había sido demasiado claro.

¿Debió haber elegido otras palabras? ¿Habría sido más apropiado mostrarse más seguro? Pero se habían besado. ¿Su aliento habría olido normal?

Yamaguchi movió la cabeza de un lado a otro mientras se repetía ‘’no, no, no… concéntrate’’.

Tras unos minutos, decidió darlo por imposible. Demasiados pensamientos rondaban su cabeza de arriba abajo. Se recostó en la silla y cerró los ojos a la vez que suspiraba. Estaba cansado. Verdaderamente cansado. ¿Era tarde para echarse un pequeño sueñecito?

Entonces, sus ojos dieron de lleno con algo que le llamó la atención y le hizo dar un pequeño saltito en la silla.

Los cascos y el MP3 de Tsukki reposaban encima de la cama. El rubio siempre era muy cuidadoso y procuraba llevar estos objetos siempre consigo, pero al parecer, los había olvidado con las prisas.

En la cara del pecoso se formó una ancha y traviesa sonrisa. No se daría cuenta… ¿verdad? Llevaba mucho tiempo preguntándose qué clase de música escucharía Tsukki continuamente. Incluso se lo había preguntado directamente en varias ocasiones, pero el rubio nunca soltaba prenda. Ahora podría averiguarlo por él mismo…

Se levantó despacio de la silla y avanzó despacio y de puntillas hacia la cama. Era una tontería, por supuesto. No había nadie en la casa que pudiera escucharlo. Pero le pareció adecuado comportarse así en esa situación. A continuación, se sentó en la cama y sujetó los cascos con cuidado. Sabía de sobra que eran un objeto muy preciado para su… esto… amigo. Los deslizó sobre su cabeza, aplastando así su pelo. Una vez hecho esto, agarró en MP3 con las dos manos y presiono el botón de play.

El estruendo casi le para el corazón en el acto. Un riff de guitarra sonó a todo volumen dentro de la cabeza de Yamaguchi, haciendo que éste saltara prácticamente de la cama. ¿¿¿Heavy Metal??? ¿¿¿Ese tipo de música que parecía hecha para Tanaka, sonando en los cascos de su mejor amigo???

El muchacho apenas acababa de asimilarlo. Tsukki era una caja de sorpresas, desde luego. Tras bajar drásticamente el volumen, pasó a la siguiente canción, preparado para no saltar esta vez.

Yamaguchi abrió mucho los ojos cuando se percató de que lo que estaba sonando ahora era un cuarteto de cuerda tocando una obra que probablemente perteneciera al clasicismo. ¿Ahora, relajada música clásica? El castaño dibujó una sonrisa en su rostro, mientras sus mejillas se coloreaban de nuevo. Una total caja de sorpresas…

 La siguiente canción parecía pop actual. A continuación, disco de los 80. Country. Jazz. Grunge. Soul. Cada canción pertenecía a un género distinto. Todas eran completamente diferentes entre sí. Nadie habría dicho que esa selección musical pertenecía solo a una persona.

Así que a Tsukki le gustaba todo tipo de música… No, a Tsukki le gustaba la música en general. Era maravilloso. La sonrisa del pecoso se ensanchó.

Escuchó la puerta cerrándose. El rubio ya estaba aquí. Todavía podría darle tiempo a…

Pero no, no se movió del sitio. Esta vez no. Hablaría con su compañero de sus gustos, conseguiría que se abriera y que charlaran un rato. Lo iría conociendo poco a poco, detalle a detalle, gesto a gesto.

Aunque tuviera que suspender historia contemporánea.

¿Qué? ¿Tú? [Fanfic TsukishimaxYamaguchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora