—¿No has hablado con Momo de esto? Ella seguro que podrá darte consejos más útiles. O tal vez Mina, de nuestro grupo de amigos son tu única opción.

—No puedo... Yaomomo está enferma desde la fiesta, y no he querido molestarla con mis estupideces cuando tiene fiebre. Además Ashido me lo prohibió, diciendo que ella debía tener reposo absoluto, y que nos debimos controlar las hormonas.

El pelirrojo trató de no reír ante las palabras de su amigo, sin duda era algo que diría ella, sobre todo cuando la pelinegra necesitaba descansar todo lo posible por orden del médico. Pero si ella no podía ayudarle, la única opción que quedaba era Bakugo y mejor era no preguntarle sobre el tema, porque no tenía tacto.

Se quedaron en silencio lo que quedaba de cola, y ambos pidieron su comida y la de sus parejas antes de ir con ellos. Sero por suerte pudo conseguir las últimas dos hamburguesas que quedaban, y eso le animó ligeramente, porque así al menos podrían comer algo que les gustase antes del desastre.

Cuando llegaron con las bandejas vieron a Bakugo con el móvil aburrido, y a Kaminari al igual que Sero, al borde de un ataque de nervios. Sin embargo cuando vio lo que traía el pelinegro sus ojos brillaron, y no dudó en empezar a comer cuando tuvo delante la bandeja, tratando de quitar de su mente la cena de esa noche.

Al poco rato llegó Mina, que se sentó en la silla que quedaba libre, y Kirishima le pasó su comida. Ashido solía pasar un rato con las demás chicas de su clase antes de ir a comer con sus amigos, y ellos siempre tenían su bandeja también preparada para que no tuviese que hacer cola con los demás alumnos.

—¿Estáis preparados para lo de hoy? —sacó el tema en cuanto le dio un sorbo a su botella de agua, y la poca tranquilidad que había se esfumó.

Kirishima supo que no se debió sacar ese tema en cuanto vio cómo Kaminari dejaba de lado su comida, para negar a su amiga asustado igual que Sero. La chica suspiró cansada, y vio a la pareja seria antes de dar su opinión sobre el tema. Quería muchísimo a sus amigos, pero la habían cagado.

—Ya os lo dije, tendríais que haberos relajado un poco chicos. No os vais a morir por no hacerlo una noche.

—Si supieras el incordio que es mi hermano te aseguro que harías de todo para distraerte —Kaminari gruñó molesto, pero el nudo en su estómago había regresado.

—Al menos tenéis suerte de que lo tomaran bien... Tal vez solo quieran conocer un poco más a Sero, saben que sois amigos pero nunca va a tu casa. Tendrán curiosidad —Kirishima se encogió de hombros tratando de suavizar el ambiente, pero Denki negó.

—Hicieron algo así con una novia que tuve. La llenaron de preguntas incómodas sobre nuestra relación, y cortó conmigo a los dos días. Quiero mucho a mis padres pero siempre van demasiado lejos. Además nadie aguanta a Shin, es un idiota.

—Bueno... Sabes que no huiré Denks —Sero trató de consolarle, y rodeó con su brazo los hombros de Kaminari. No, desde luego que no pensaba en cortar con su rayito, pero aun así temía que los padres del chico no estuviesen del todo de acuerdo, en el caso de que pensasen que no era buena influencia como novio.

—Eso espero porque si lo haces mis padres no serán nada comparado a mí Han —El rubio le miró desafiante y Hanta asintió repetidas veces, sonriendo nervioso. Sus suegros enfadados no podían ser peores que Kaminari, y ese pensamiento le hizo recobrar la calma una vez más.

Mina sonrió al ver esa pequeña conversación entre ambos, y siguió comiendo. Sabía de sobra que pasarían por toda esa situación embarazosa sin problemas, porque conocía bien a los padres de Denki. No ahuyentarían a Sero sabiendo que él realmente era alguien importante en la vida de su hijo, no como esa otra chica que lo único que podría haberle traído eran problemas. Pero no era malo que tuviesen un pequeño escarmiento, y por ello prefirió quedarse apartada y que sufriesen esa crisis.

Serokami week 2021Where stories live. Discover now