27 - Encuentro de hermanos.

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Sanemi me dió su botiquín para curar mis heridas yo sola. Estaba en la habitación que me había prestado, su finca era muy grande, probablemente esté cuarto nunca había sido usado. Mi ante brazo estaba rodeado de vendas, mi piel estaba raspada, además de tener moretones por las bruscas peleas.

Salí de la habitación para darle el botiquín a Sanemi, cuando salí al patio trasero no había nadie. Pude escuchar los saludos y pasos dentro de la finca.

Entre al interior, me alegraba qué venga más gente, este si parecía un grupo. Estaba en lo correcto, fácil eran 10 cazadores junto al hashira.

Les dió su amarga bienvenida mientras que simplemente miraba desde lejos, sonreí y dejé el botiquín a un lado. Sin perder tiempo llevo a todos al campo de entrenamiento, sin olvidarse de mi.

Ahora éramos una multitud mucho más grande, nos arrasadora, pero en este contexto la cantidad valía más que la calidad.

Que dolor... Además de físico, esquivé los cuerpos caídos de los muchachos para no pisar ninguna de sus extremidades.

Continué hasta ver con claridad la cara del pilar, tenía pegados y hasta colgados a chicos que se aferraban a el para darle peso. Me sobresalté cuando literalmente tiro sobre mí a un chico que estaba agarrado de su hombro, lo hizo de un solo puñetazo. Lamentablemente lo esquivé sin ayudarlo, podría que pedirle disculpas más tarde.

Justo en el momento cuando estaba por golpear a Sanemi, su puño dió contra mi estómago. Una lágrima de dolor salió de mis ojos, no me detuvo y también le di una patada. En su momento de debilidad aproveche para tirarme sobre el, el resto hizo lo mismo. ¡Éramos un sandwich! Sanemi era el pan de abajo. Aún así no lo detuvo, continuamos un rato más hasta que todos quedamos exhaustos.

Mi tarde termino en: Darle palmaditas en la espalda a un chico que empezó a vomitar, estábamos justo al árbol que Sanemi había acuchillado la primera noche. - ¡Srita _______! - Me nombraron en un grito, automáticamente voltee en busca de la voz que llamo mi atención.

- ¿Si? ¿Necesitan algo? - Pregunté. - Nosotros nos encargaremos de el. Atienda sus heridas, tiene un moretón hinchado. - Eran amables conmigo, tanto que podrían ponerme nerviosa, no fue el caso. Entre a la finca, todo era más ruidoso que el primer día.

Terminé optando por no atender mis golpes, éramos tantos que podría acabarse rápidamente. ¿Fue un día demaciado brusco? No lo sé, debería comparar con lo que será mañana.

El lugar ahora parecía más pequeño, aunque más acogedor.

Observé a la mariposa de pelos largos charlando con Shinazugawa, el hombre más grande era el que hablaba y ella escuchaba atenta a lo que dijera.

Una mano de poso en mi hombro, voltee mi cabeza y observé la sonrisa que tenía Zenitsu en su rostro. - ¡Zenistu! - Le devolví la sonrisa, se sentó a mi lado. - ¡Me alegra volver a verte! - Continuaba cansada, pero estaba más animada. El rubio hablo. - ¡A mí también!

- ¿Donde está Inosuke? Lo había visto golpeando a Sanemi. - Había visto a la mayoría en el primer enfrentamiento grupal del día, pero no era momento de charla. - Debe andar rondando por la finca. - Dijo. - Por si quieres saber, solo si quieres saber... - Su sonrisa se amplió el doble y sus ojos quedaron entre cerrados. - Genya no está aquí, probablemente venga en el siguiente grupo.

- Ohhh... - No hizo falta preguntar, consiguió su forma insinuar el tema. - No sé si te intereso por tu reacción. - Volvió a reír, parecía darle gracia. - No estaré detrás de sus pasos todo el tiempo solo porqué me gusta.

- Las chicas me dijeron que Nezuko está con ellas, parece que le gusta bailar. - Era verdad. Quería molestarlo un poco, sabía que quería verla, pero terminé haciendo que riera nervioso imaginando a la pequeña Nezuko aprender pasos de baile. Estúpido.

"Cuando te vea otra vez" || Genya Shinazugawa x Reader || Kimetsu No YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora