Capitulo 8. ¿Tiene algún compromiso esta noche?.

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Betty llegó tarde a la planta ejecutiva porque no hubo modo de salir de la recepción sin antes explicarle a Aura María cómo era que había cambiado tanto de un día para otro.

A.M.: Mijita, me va a decir dónde está ese Salón de Belleza, porque casi es como ir a un santuario de esos en los que hacen milagros... ¡Ay, perdone, Betty yo no quise...!

B.: No se preocupe, Aura María. Si yo misma no me lo puedo creer... Oj oj oj oj.

Sandra y Mariana se quedaron mirando a esa muchacha tan atractiva que acababa de salir del elevador. Viendo que ella daba los "buenos días" y continuaba en dirección a presidencia, y temiendo que se tratara de una nueva conquista de Don Armando y que Doña Marcela armara un escándalo si la veía, le preguntaron

Sa.: ¿Se le ofrece algo, señorita? ¿Buscaba a alguien?

La muchacha se detuvo al escuchar la pregunta y decidió que también gastaría una broma a sus amigas.

B.: Vea es que me han dicho que están buscando una nueva modelo y venía a entrevistarme con el presidente...

Sa.: ¿Y usted tiene cita con él?

B.: Pues vea que sí. Acabo de hablar con él por su celular y me ha dicho que en cuanto llegara pasara directamente a su oficina.

En ese momento a Betty se le ocurre seguir con la broma también con su jefe... "Oj oj oj oj. Sandra y Mariana se lo han creído... No han sospechado nada... Lo cierto es que estoy irreconocible... ¿Cómo reaccionará Don Armando? Espero que no se moleste... Oj oj oj oj"

Sa.: Un momento, que le anuncio su llegada. -Mirando hacia la mesa que debía estar ocupando Patricia y con un tono de voz confidencial- Es que su secretaria aún no ha llegado.

Sa.: -Por teléfono- Doctor, está acá una señorita que dice que viene para el puesto de modelo y quiere hablar con usted.

A.: ¿El puesto de modelo? Pues Hugo no me ha comentado nada... Vea dígale que pase y la atenderé.

Cuando cuelga el teléfono Armando habla con Mario que está a su lado. A.: Oiga, tigre, ¿usted sabe algo de una nueva modelo que necesita Hugo? Ma.: Pues no, no me ha dicho nada.

A.: Es que dice Sandra que ha venido una muchacha interesada en el puesto. - Y con cara de pillo- Le he dicho que pase... vea es muy "sano" recrearse la vista por la mañana. Y ya sabe cómo están de ricas esas modelitos que
contrata Hugo... Quédese si quiere... que mirar es gratis...

Ma.: -Con cara de pervertido- ¡Por supuesto que me quedo!

Pocos segundos después se abría la puerta de presidencia y entraba una muchacha morena, delgada, no muy alta, vestida muy elegante con un traje de una colección anterior de Ecomoda, peinada a la última moda y maquillada discretamente. Durante unos instantes todos permanecen en silencio. Las mentes de las tres personas presentes están ocupadas en sus propios pensamientos.

"Mendoza, tiene que conseguir que este bombón salga con usted de rumba esta noche... ¡Está buenísima! Y me tengo que dar prisa en pedírselo ¡No sea que el depravado de Calderón se me adelante! Nunca hemos discutido por una mujer y no vamos a empezar hoy... Pero ésta tiene que ser para mí...
¡Ummm! ¡Menudas piernas! Y su rostro es hermoso... tan... sosegado... Le favorece mucho ese peinado escalado... ¡Y qué mirada tan profunda! ¿Se imagina cómo pueden brillar esos ojos cuando su dueña esté... bien apasionada...? Definitivamente tiene que conquistarla..."

"No te han reconocido, Betty. Y los dos te están mirando con cara de pervertidos. Oj oj oj oj. Mi papá se escandalizaría, pero estoy "encantada" de provocar por una vez en la vida una mirada así en un... bueno en dos... hombres... ¡Betty tú también estás hecha una depravada! Oj oj oj oj. ¡Quizás sí que pueda tener alguna esperanza con Don Mario...! Claro que es difícil tener con él algo más que un romance de fin de semana... ¡Y no es eso lo que
tú quieres, Beatriz Aurora!"

"¡Qué rica está la condenada! Y lleva un traje igual al que se compró Betty hace unos días en el punto de venta de Ecomoda... ¡Pero ya quisiera Betty tener ese estilo! ¡Y tiene unos ojos preciosos! Lástima que no le favorecen mucho esas gafas tan grandes. ¿Estarán de moda otra vez? Porque excepto a Betty no veo que nadie las lleve... pero esta muchacha va a la última moda y no creo que descuide algo tan importante como las ga... ¡Un momento! Esas gafas también son las de... Betty... ¡No puede ser, Calderón! ¡No puede ser!
¡Usted debe estar soñando! ¿Esta muchacha es... Betty?"

Ma.: ¿Betty.... es usted?

A.: ¿Cómo qué Betty? ¿Usted se volvió loco, hermano? Esta muchacha no es Betty. -Y dirigiéndose a ella- Perdone a mi amigo, señorita... la ha confundido con otra persona...

B.: Oj oj oj oj. Tiene razón Don Mario, doctor... Soy Betty... con unos arreglitos... Oj oj oj oj.

Armando no puede dar crédito a lo que está oyendo. Esa preciosidad es...
¿Betty...? ¿Betty la fea...? ¡Pero si está bella...!

Mario por su parte tampoco se lo puede creer. "Modesto usted es mi héroe... Me ha salvado la vida... ¡Pero si parece una modelo! Quizás le falta un poco de... estatura, pero por lo demás... está bellísima... Tigre, ahora sí que se puede dedicar a seducirla y... ¡ummmm, qué rico! Claro que tengo que ir con cuidado no se me adelante el pervertido de Mendoza que la está mirando como si se la quisiera comer con los ojos... ¡De eso nada! ¡Yo he hecho todo el trabajo y me merezco la recompensa...! Porque si no es por mí, Betty seguiría siendo la misma fea de siempre... Oiga pero ¡qué potencial había escondido en ella! ¡Nunca lo hubiese imaginado! Pero no se distraiga, Calderón, que Mendoza ya ha lanzado toda su artillería al ataque y le está ganando terreno..."

Efectivamente, Armando se había acercado a Betty y comiéndosela con la mirada y con voz seductora le decía:

A.: Beatriz, está preciosa... A ver, dé la vuelta que la vea mejor... -tomándola de la mano y ayudándola a girar sobre sí misma- Realmente bella... Pero dígame, ¿qué se hizo?

B.: -Ruborizada ante la mirada penetrante de su jefe- Pues verá... doc... doctor... todo fue obra de Modesto... el del salón de belleza "La Primorosa"...

A.: -Suspicaz- Oiga, Calderón, ese no es el salón donde va usted a cortarse el pelo.

Ma.: -Con el tono de voz más inocente que fue capaz de encontrar en su repertorio- Sí, yo me voy a cortar el pelo siempre con Modesto. Es que es único en su trabajo...

B.: Don Mario, nunca le agradeceré bastante que me diera la papeleta del sorteo... Y ¡qué suerte tuve de que me tocara!

A.: -Cada vez más intrigado con todo eso del salón de belleza, la papeleta y el sorteo- A ver, Beatriz, por qué no me cuenta eso de la papeleta y el sorteo.
¿Qué es lo que se sorteaba?

Mario está nervioso. Teme que Armando descubra todo lo que ha hecho y este no es el momento. No señor. Y menos cuando tiene la oportunidad de conseguir una pieza de caza para su larga lista de conquistas... Su amigo le puede echar a perder sus planes. Así que, nervioso, decide impedir que Betty
le cuente.

Ma.: Y eso qué importa ahora... Betty no se preocupe, ya le explicaré yo a
Armando...

Betty, no entiende el por qué del nerviosismo de Don Mario. A su modo interpreta que él no quiere hacerla pasar por un rosario de explicaciones y se dice a sí misma que no importa, que a ella no le molesta para nada explicárselo todo a Don Armando, así que de modo totalmente inocente le sigue contando a su jefe.

B.: No se preocupe, Don Mario. A mí no me molesta explicarlo. -Y dirigiéndose a Armando- Vea, Don Armando es que Don Mario me trajo una papeleta para participar en un sorteo de un tratamiento completo de belleza. - Ilusionada- Con tanta suerte que me tocó a mí... ¿Se figura? Betty la fea en un salón de belleza... pues... -satisfecha- Éste es el resultado... No está tan mal,
¿cierto?

A.: ¿Mal? Está bellísima, Betty. -Y casi sin darse cuenta le dice impulsivamente- Por cierto, ¿tiene algún compromiso esta noche? Porque podríamos salir los dos juntos a celebrar... su cambio de imagen. ¿Le provoca?

La novia de Mario CalderónWhere stories live. Discover now