Capítulo 1

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Midoriya Izuku
—Debo darme prisa o sino nuevamente me regañarán por llegar tarde— Corrí lo más rápido que pude, que mi salón de clases quedara al otro extremo de la entrada del instituto no ayuda demasiado, el profesor Aizawa esta vez no me dejará entrar a clases estoy muy seguro de aquello.

Mientras avanzaba aligeraba un poco mi paso por el cansancio; debo de cambiar mi alarma a una más ruidosa, solamente espero que funcione para poder escucharla de inmediato.

— ¡Izuku, espérame!— Mi amiga apareció a mi lado sin darme cuenta, ella es buena ocultando su presencia.

— ¡Toga! No hay tiempo que esperar, debemos darnos prisa—

— Pero igualmente no estamos salvados del castigo— Podía escuchar como su voz se alejaba o mejor dicho yo lo hacía con cada paso.

— Hey, ten más cuidado o tropezarás con alguien—

Me estremecí al escuchar aquella voz profunda con un toque amenazante, cuando volteé no pude reconocerlo puesto que me estaba dando la espalda, su cabello cobrizo llamó demasiado mi atención.

—Al fin, llegué— di un suspiro de cansancio antes de ingresar al aula y fijar mi vista en los asientos vacíos.

—¡¿Qué?! ¿Donde están todos?—

No puede ser posible, olvidé que la primera hora es educación física y todos se quedan en el patio de entrenamiento. No más, no correré más, una falta no hace daño.
Me acerqué a mi pupitre para recostarme, necesito un minuto de descanso. Con mi cabeza baja y ojos cerrados pude escuchar cómo la puerta se abría y pasos ligeros con pizca de pereza se adentraban al salón, de seguro es Toga, ella venía detrás mío.

—Odio todo esto, odio estar aquí, estaría mejor en mi habitación si no fuera por Kurogiri—

Mi corazón dió un brinco al reconocer de inmediato aquella voz, el cual me ha costado olvidar desde la primera vez que la escuché a inicios de este año escolar. Shigaraki Tomura, aquel joven quien a primera vista es aterrador, su mirada rubí, filosa y cansada emite la sensación que no quiere que nadie se le acerque. No podría socializar con alguien así.

—Tú, mocoso, sé que estás despierto— Lo que menos quería sucedió, será mejor no responderle y aunque quisiera de seguro comenzaría a tartamudear.

—Tch.— Fue lo único que escuche, además del sonido de la silla. Alcé un poco mi vista para notar con asombro cómo me miraba fijamente al lado mío, estaba a mi altura, muy pero muy cerca, demasiado y eso me pone nervioso.

—Ah- ¿Que-e necesita-as?— Puedo sentir cómo mi rostro arde, me levanté de mi asiento para tomar la distancia adecuada, de este modo estamos separados por el pupitre.

—¿Porque no hay nadie aquí?—

—Es la hora de educación física, así que todos están en el patio— dije en voz baja sin mirarlo a los ojos, desviando mi mirada al piso.

— ... — No obtuve respuesta alguna y cuando subí mi rostro, pude notar como me miraba fijamente, aquellos ojos escarlatas clavaban en lo más profundo de mi ser.

—E-eh ¿S-sucede a-algo?— Pregunté bien nervioso, mi corazón parecía que se saldría de mi pecho.

—¿Te he visto en algún lugar fuera del colegio? Tus pecas se me hacen conocidas... y esa cabellera verde inusual...— Dijo pensativo acercándose más a mi. Me desmayaré en cualquier momento, no puedo creer que me haya reconocido, cerré mis ojos con fuerza.

—Ta-alvez, te estes co-onfundiendo—

—No creo poder olvidar un lindo rostro—

¿Eh? ¿Cómo? ¿Escuche bien o estuve imaginando cosas? ¿¡EEEEH!?

Memorias de juventud Where stories live. Discover now