—Esto le encantara a Yoon... —murmuro terminando de agregar las barras a su canasta.

—¿Kim? —NamJoon volteo al escuchar su apellido en una voz algo conocida, al instante su sonrisa se borró al ver de quien provenía aquella voz.

—Soy NamJoon, ¿Profesor...?

—SeokJin, Kim SeokJin. Parece que no le agrada el hecho de verme ¿No es así? —dijo con burla empezando a escoger diversos chocolates de la estantería donde NamJoon antes se encontraba.

—Digo lo mismo, profesor. —miro como Jin escogía con cuidado las barras y los tipos de chocolate cosa que a NamJoon le coloco curioso—¿Qué hace aquí?

—Compro chocolates, ¿Acaso estas ciego? Son para YoonGi, le prometí comprarle. Estos son sus favoritos. —dijo con una enorme sonrisa alzando el chocolate y luego colocandolo en su canasta de compra—¿Acaso tú igual le llevas?, te diré algo Kim. Si intentas comprar a mi Yoonie con chocolates solo te aviso de que no lo estás haciendo muy bien que digamos. —NamJoon frunció el ceño al escuchar cómo había remarcado la palabra ''Mi'' en su frase.

—¿Por qué lo dices? —escupió con furia, Jin le colmaba la paciencia.

—YoonGi odia los chocolates con condimentos, el solo come el chocolate puro. Además de que ahí llevas chocolates con cacahuate, Yoon es alérgico a eso. Suerte con ello, Romeo. —dijo Jin con burla y odio mezclados en sus palabras haciendo a NamJoon arder de la rabia.

El moreno se rindió y dejo la canasta llena del dulce con enojo. En un movimiento hizo su cabello hacia atrás y con grandes zancadas tomo las sodas lo más rápido posible y las pago. En ese momento sintió la necesidad de llegar con YoonGi y sentir que era suyo, aunque lamentablemente aún no fuera así.

Aun sentía la rabia correr por sus venas, solo se preguntaba cómo es que SeokJin podía burlarse de el, de Kim NamJoon. No entendía como es que se atrevía a interponerse en sus planes, ya que desde aquel día en que Jin se dio cuentas de las intenciones de NamJoon hacia Yoon él se había encargado de arruinar sus planes diarios, era como si fuera una cámara humana, vigilando cada paso del menor e interponiéndose en sus momentos a solas. Solo agradecía que los días Jueves, YoonGi  no tenía clases con el, así que tenía la oportunidad de pasar toda la mañana con el sin problema alguno. Aun así dejando a un lado los demás maestros que llegaban a darle clases al transcurso del día.

Cada vez todo se volvía más difícil, ahora teniendo que librarse de un obstáculo más: Kim SeokJin, el profesor de YoonGi. El cual posiblemente este igualmente detrás del pequeño Min; eso pensaba NamJoon.

Pero él le demostraría lo que podía hacer cuando se proponía algo, no sabía que el con solo el hecho de chasquear sus dedos podía deshacerse de las personas que quiera sin importar que ya que el dinero lo manejaba todo y ese recurso era algo que tenia de sobra.

Lamentablemente no podía actuar ilegalmente hacia YoonGi, no podía tenerlo a la fuerza ni hacerle daño, eso podría significar excusa para meterle a la cárcel por el delito de acciones contra un menor de edad y NamJoon no quería ningún documento en su contra. Por eso necesitaba ganar a Yoon, y disfrutar poco a poco de su nuevo juguete.

—Conejito, he venido... —canturreo NamJoon dejando las sodas en la mesa mientras buscaba a YoonGi con la mirada, sonrió ladino al ver al castaño completamente dormido en el suelo enrollado en las mantas blancas aun con la televisión encendía y una caricatura reproduciéndose en ella.

El moreno miro la hora u bufo cansado, al notar que solo faltaban unas tres horas para que los padres del joven llegaran. Así que tomo su cuerpo y lo cargo en forma de recién casados para subirlo a su habitación tratando de no despertarle y no ser brusco en sus movimientos.

NamJoon observo por unos minutos a YoonGi dormido, admiraba como sus abultados labios se abrían para soltar quejidos y jadeos involuntarios, como restregaba sus ojos con sus manos y se removí incómodo con expresiones realmente tiernas a los ojos del moreno.

NamJoon quito la manta de encima de YoonGi la cual cubría los ahora notables muslos del chico que fueron expuestos gracias a su short de pijama la cual se había enrollado por los movimientos de YoonGi. El moreno miro el rostro del menor y poso su mano en uno de los muslos del menor.

Nadie se dará cuenta de esto, pensó.

Sus manos se deslizaron por la piel del castaño, trazando cosas indiferentes en ella y disfrutando de la suavidad de su piel. Empezando a perder el control, necesitando tocar más e imaginándose lo que pasaría si YoonGi se levantara y correspondiera, aunque lamentablemente eso nunca llegara ocurrir.

—Mgh... —Yoon soltó un jadeo y se removió bruscamente cambiando de posición haciendo que NamJoon apartara sus manos rápidamente para no ser descubierto si este se levantaba.

—Mierda. —gruño levantándose de la cama de Yoon y volviendo a taparle para así salir con rapidez de su habitación. Empezó a limpiar todo el desastre del salón y tomar sus cosas, apurando el paso por si los padres de YoonGi llegaban antes de lo normal, evitando los pensamientos impuros y las ganas de regresar a la habitación de YoonGi para perder el control y hacerle lo que siempre ha querido desde el día que le vio.

NamJoon empezó a sentir que debía a parar el paso, se dio cuenta que YoonGi era un chico realmente adictivo, como un imán que te atrae hasta estar perdidamente obsesionado y condenado a él. Necesitaba poseerlo y corromperlo lo más rápido posible, como si su cuerpo lo necesitara para poder sobrevivir.

Kim NamJoon se dio cuenta de que YoonGi sería el trofeo más costoso y valioso de todos, y que como gran competidor, haría todo lo posible para ganarlo. Lo haría suyo, no lo compartiría con nadie más, no dejaría que nadie le tocase o insinuase. Le demostraría a todo el mundo que Min YoonGi es de su propiedad, incluyendo a su hermana.

Avecés las personas quieren algo para sí mismas, que les pertenezca, no quiere que más nadie lo tenga y lo defiende de la forma que sea, quiere estar todo el tiempo con eso que le obsesiona y cuidarla por sobre todas las cosas, siempre te está vigilando, viendo detalladamente que haces y que no haces, piensa que eres de su total propiedad, que no puedes hacer más nada quiere que en todo lo incluyas a él y pienses en el siempre... definiéndose con una simple e imponente palabras: Posesividad.

Porque si, NamJoon se había vuelto completamente posesivo y obsesivo con un joven de 17 años llamado Min YoonGi.

🐨 Matrimonio 🐱 [Pausada]Where stories live. Discover now