1. all I want is someone I can't resist

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Pero se resistió por poco y solo se aventuró en una charla poco interesante con Yue.

Después de un rato, las largas filas de árboles, que se extendían sin fin aparente, era todo lo que les rodeaba en la carretera. Aun era temprano, pero el calor se filtraba por las ventanas abiertas humedeciendo el clima dentro del auto y arrojando a su vez, aire fresco y hojas secas.

Habían pasado dos horas de viajes en relativo silencio. Yue se había rendido al cansancio y dormía pegada a la ventana, evitando el duro golpe del vidrio contra su piel con una sudadera doblada de color amarillo. No podría ser de ella, tanto el color como la prenda distaban tanto de lo que la mayor intentaba con esmero parecer frente a él; así que el dueño debía ser el niño.

Otra vez, como imán, su vista se desvió a la figura en el asiento trasero.

El pelirrosa iba despierto, atento a la vista fuera de su ventana. El clima dentro del auto había pintado en sus mejillas un rubor suave que a Gojou se le antojo demasiado tierno.

Al percibir su mirada, Yuuji inclinó el rostro confundido y Satoru presionó con su mano el volante.

― ¿Ocurre algo, Gojou-san? ― era un espació enorme entre la voz del resto y la de Yuuji.

― Me preguntaba, Yuuji-kun, sino estábamos interrumpiendo en tu fin de semana. ― Aparentó desinterés, con ese toque divertido que siempre metía en su voz para parecer relajado. ― ¿No estropeamos alguna cita?

Yuuji negó firmemente, lanzando una mirada rápida a su celular. ― En realidad con las únicas personas con las que salgo son mis amigos: Megumi y Kugisaki.

― ¿Eso quiere decir que Yuuji-kun no tiene pareja? ― disfrutó la negación en respuesta. No planeaba nada, pero era bueno saber que tenía el camino libre para un futuro incierto donde su yo despreocupado y desvergonzado decidiera ceder a la tentación. ― Me pregunto por qué.

Yuuji pareció pensarlo un poco, antes de negar con la cabeza.

― En realidad nunca he tenido una. ― Dijo al fin, como si apenas él mismo fuese consciente de ese hecho.

Y era horrible, pero ahí estaban los pensamientos insanos nuevamente. Claro que el pelirrosa era joven, pero él mismo lo era más cuando tuvo su primera experiencia sexual; en todo caso, aquello solo significaba que el niño era virgen en tantos sentidos.

Si de verdad existía un dios, esperaba estuviese muy lejos de sus pensamientos justo ahora.

― Pero Yuuji-kun es demasiado lindo para no tener propuestas, ¿cierto? ― miró el retrovisor. El menor se había sonrojado más todavía y al chocar su mirada, incluso con los lentes oscuros de por medio, desvió rápidamente su vista a cualquier otro lado del auto. Cono todo eso, Gojou lo consideró una victoria.

― No lo sé. ― Jugaba con tela blanca de su camisa. ― Nunca he tenido propuestas y no creo poder gustarle a alguien.

Se encogió de hombros. Era difícil saber si aquel tema le afectaba o si la elección de palabra usadas era lo que el menor quería expresar, pero Satoru no pudo evitar ser un maldito. Si Itadori Yuuji no era consciente de su propio atractivo, mejor para él. Aprovecharse de la autoestima baja de un adolescente hormonal resultaría demasiado fácil.

― Creí que sería algo que tendrías dominado. ― Habló casi sin darse cuenta del tono casi burlesco en su voz. ― Tal vez esté confundido, pero ¿no le gusta a Yuuji-kun llamar la atención?

Otra vez, confundido, él le regresó la mirada.

― Me refiero a teñir de rosa tu cabello. ― Apuntó su propio cabello para hacer énfasis.

― Mi cabello no es teñido. ― Contestó. No parecía del todo ofendido, pero esa expresión de estar demasiado acostumbrado a aclarar aquello le divirtió.

― ¿Es natural? ― siguió molestando, con el único propósito de conocer más facetas de ese bonito rostro. Al menos las facetas que eran inocentes de ver sin la necesidad de transgredir esa línea que él mismo se había dibujado entre su moral y el deseo.

― Lo es. ― Ahora, tras su tono de escepticismo, Yuuji hizo un puchero molesto.

Las ganas de morder ese labio le invadieron como lo haría la necesidad de beber a un alcohólico: Imposible de ignorar, devastadoramente y poco prudente.

Sin culpa alguna, volteó a ver a Yue en el asiento del al lado. No era necesario llegar a más con el niño para saber que desde ya la estaba engañando.

― Sólo era simple curiosidad. ― Sonrió inocentemente. Yuuji pudo verlo, seguramente.

Tras un silencio poco prolongado habló nuevamente. ― ¿Usted creía que mi cabello era teñido porque el suyo lo es, Gojou-san?

¿Teñirse? ¿Él? ¿Gojou Satoru? No iba a fingir que aquello no le ofendió.

― Puedes venir a comprobar tú mismo si lo es, niño ― Dijo tal vez demasiado rápido y amenazante. Cargó tanto como pudo la frase del doble sentido que su mente proyectaba en ella. Vio al menor removerse en su asiento.

― Entonces... ― Yuuji sonrió iluminando todo el auto. Una sonrisa diferente que Satoru no conocía. ― ¿Es por la edad que está así?

El niño de verdad le gustaba mucho porque, pese a su molestia, disfrutó de la diversión a su costa en el rostro del otro, haciéndole reír incluso a él mismo.

Oh, Itadori Yuuji era mucho más de lo que esperaba y a lo que podía resistirse.


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~ Lamento el retraso, tuve pequeños problemas de salud (nada serio, pero estuve delirante un tiempo).

~ Disculpas por las posibles fallas ortográficas y de redacción.

~ Mi intento de crear tensión sexual es apenas un experimento, alguien puede decirme qué le pareció? Prometo, en todo caso, mejorar.

~ Espero que mi narración no les resulte lenta, sigo un tanto ida xd

~ ¡Gracias por leer y por la oportunidad que le están dando al fic! 🖤

Venus | GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora