Capítulo 10 "Mi nueva tribu"

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Azima entró con una doncella que llevaba una bandeja con el desayuno.

- Hola tú, ¿Qué tal dormiste?

- Como un tronco. –destapó la bandeja y se asombró de ver su desayuno favorito, justo lo que se le había antojado.

- Tu flamante Jeque ha ordenado que tus deseos sean órdenes. Me preguntó que te gusta para comer. –Entre otras cosas. Azima sonrió pensando en el nada discreto interrogatorio de su ahora primo político. Quería saber que le gustaba a Habiba respecto a todo.

- Ya debe estar en su tienda, supongo. –atacó su desayuno para no pensar demasiado en el hecho de que Zaím se preocupaba por lo que ella quisiera.

- Esta es su tienda. –Azima la vio confundida.

- ¿Cómo? –un bocado de fresa quedó suspendido en el aire.

- Dormiste con tu esposo anoche. Supongo no pasó nada a juzgar por tu cara.

- La tableta de chocolate... -se puso roja como tomate al recordar.

- ¿Qué?

- ¡Quedamos en que esperaría tres meses! –explotó agradeciendo que ya estaban solas.

- Y yo creo que él va a cumplir su palabra, pero definitivamente dormirás en su tienda, ¿te imaginas en que lío lo pondrías a él si no lo hicieras?

Su prima tenia razón pero aun así.

- O la idea que darías a todos. Ahora eres su esposa, no solo una Princesa, eres la esposa del Jeque.

- Ya no tengo hambre. –se levantó. –es más creo que ya empieza a dolerme la cabeza.

- Toma un baño.

- Bien.

- El oasis está cerca. –Azima la miró aguantando la risa.

- Anda, ríete. –le dirigió una mirada asesina.

- Jamás. –se llevó una mano al pecho pero rompió en carcajadas demasiado pronto.

- Traidora.

- Podrías hacerlo con él esta vez.

- Seguro le encantaría. –Aunque ni siquiera está aquí pensó.

Después de ser ayudada por Altea y Hamila salió de la tienda al brillante sol, hacía calor por supuesto y ella pronto descubrió que bien pertenecía a esas tierras pero siempre había se la había pasado en su casa en Durban, en Palacio y pocas veces en una tienda sobre las dunas doradas, se sintió sofocada a los pocos minutos. Quizás tuviera que ver con que todo el mundo quería conocerla y hablar con ella, sonrió, saludó e intentó como pudo no abanicarse, todos lucían frescos y radiantes bajo el señor sol y ella se sentía cada vez mas acalorada. Era un fracaso total como chica árabe. Buscó a su prima con la mirada sin rastro alguno de ella ¿Dónde rayos se había metido? Debería estarla ayudando allí, vio con anhelo su tienda. Fadil y familia se acercaron entonces y la esposa de su ahora tío la guio a una enorme tienda central climatizada igual que la suya después de darle un afectuoso abrazo y presentarse.

- Disculpa el alboroto, todo el mundo quería conocerte. No se porque te tenían bajo el sol. –se disculpó y Habiba vio que sus ojos también eran café verdosos.

- Oh, no hay problema. –Y mi flamante marido sin aparecer, ni presentarla ni nada...gruñó por dentro.

- Tenias cara de estar a punto de desmayarte ¿el sol es demasiado para una princesa por muy árabe que sea? -Aun no alcanzaba a entender el porqué la chica mayor se portaba así con ella.

Princesa Habiba (Princesas de Durban 2)Where stories live. Discover now