—Felicidades—digo sin acercarme mientras permanezco de pies viendo lo ordenado del lugar y algunas chicas del servicio más Bean y Felipe.

—¿Buscas a alguien?—inquiere Felipe.

—¿A quién buscaría?—lo veo directo a los ojos.

—Tal vez a tu esposa, ¿Cuéntanos dónde está?

—No sé de que esposa me hablas.

—No empiecen—dice Lisa.

—Lisa tiene razón, este no es su día, no lo arruinen—continúa Bean dentro de un reproche cortésmente disimulado.

—Puedes tomar asiento Pitt, no estamos cobrando por ellos además de que esta es tu casa—espeta Matilde llevándose una sonrisa de mi parte.

—Te equivocas, es la casa de Lisa no mía.

—Ya veo, no lo sabía.

—No me sorprende, hay muchas cosas que no saben pero nada de que preocuparse. ¿Habrá pastel?

Ella sonríe.

—Claro que habrá, que clase de cumple años se celebra sin el.

—Si ya estamos todos podemos empezar.—pide Felipe impaciente haciéndole una señal a las chicas de servicio para que se acerquen.

—Veo muchos regalos.—dice Matilde.

—Yo también traje obsequios, espero disculpes que los hayas olvidado.—hablo de pies viendo la hora en mi reloj de mano— Si no estoy mal llegarán justo ahora.

Meto las manos en mis bolsillos sin mover mi mirada de sus rostros, todos quedan viendo a quienes entran tras mi espalda y yo no me molesto en girar mientras Lisa medio sonríe viéndolos, una satisfactoria sonrisa aparece en mi cara en cuanto veo la confusion que es causada con la llegada del par más impar que puede existir o tal vez no, yo no juzgo.

—Abuela, feliz cumpleaños.

Ella hace una cara extrañada mientras ellos se posicionan junto a mi, cada uno a mis distintos costados mientras se quedan en silencio esperando alguna explicación.

—¿Qué sucede? Espero no sea que no logras reconocerme, según he escuchado soy el vivo rostro de mi madre.

Felipe se inquieta sobre su silla.

—No entiendo a lo se refiere joven, ¿Quién es este Pitt?

—Este como dices tiene nombre.—se defiende él.

Felipe traga lento, él no tarda en saber y reconocer la sangre caliente que se encuentra frente a él, aún así, Matilde parece negarse hacerlo.

—Te presento a uno de los nietos que dejaste abandonados en las calles islandesas y del mundo.

Da un paso adelante.

—Adam Lennox señores, para servirles.

Noah bufea empezando a caminar hacia ellos y es como si el ambiente cambiara totalmente.

—Ninguno de nosotros va bien con ese término, eso no es parte de nuestro vocabulario.

Todos se enfocan en él aunque Noah por si solo se hace notar, Lisa dice que es el más sensato de todos, sin embargo, no me creo nada de eso, he visto sus ojos y sé lo que vive allí.

—Es curioso que seas quien lo dice.—habla Adam.

—Ustedes... —Felipe intenta hablar pero lo detienen.

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz