Capítulo 1. Hada herida

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Los ojos azules de la joven bruja lunar atravesaban la ventana y chocaban contra el bosque cercano a la ciudad en la que nació

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Los ojos azules de la joven bruja lunar atravesaban la ventana y chocaban contra el bosque cercano a la ciudad en la que nació.

Tomó un sorbo a su té de canela y menta mientras miraba al sol esconderse entre los árboles imponentes del bosque salvaje y verde. Se acercaba el solsticio de invierno, una estación la cual la chica de cabello platinado amaba al ser una bruja lunar, ya que la luna estaría en su punto más alto por más tiempo, las noches serian más largas, plantas y materiales especiales se darían a conocer. Tomó otro sorbo despreocupado.

De pronto se escucharon pasos rápidos y pesados, como los de un animal gigante a punto de desfallecer. Sus sentidos se pusieron alerta y ató su maraña de cabello rizado en una cola mediana con rizos por su cara. Se levantó de su silla y la madera rechinó bajo sus botas café. Se abrió paso entre las plantas y artilugios de brujería, sin querer piso la cola de su familiar que soltó un maullido molesto, le resto importancia. Abrió la puerta preocupada por el sonido y pudo ver a un ser hermoso.

Un hombre alto y musculoso, de cabello negro como la noche y los ojos violeta, tenía las orejas puntiagudas y las pestañas largas. Sostenía una especie de compresa sobre la parte izquierda de su abdomen bajo, estaba sangrando, pero por alguna razón parecía feliz de verla.

-Ayúdame- murmuró en un susurro y cayó de bruces al suelo desplomado.

Ella reaccionó y corrió a ayudarlo, no podía levantarlo, era muy pesado y corría el riesgo de lastimarlo más todavía.

Corrió adentro y empezó a rebuscar entre sus cosas alguna varita vieja, la suya se había roto por accidente cuando un gigante la piso. Ya desesperada suspiró de alivio al encontrar una varita vieja y a medio romper, volvió donde estaba el desconocido.

Se acercó a él e intento hacer un hechizo de levitación con la varita, después de tres intentos lo logró. Con mucho esfuerzo, cuidado y energía, entro a su casa, dejó con cuidado al gran hombre sobre su sofá.

Recuperó un poco de energía y levantó la camisa ensangrentada con cuidado, esta revelaba un abdomen marcado con unos ocho pequeños cuadros sobre este. Se concentró en la herida y no en sus pensamientos lascivos. Era un porte irregular, como hecho por un animal, aunque ya estaba empezando a sanar no duraría mucho sin la medicación apropiada. Se acercó al cuenco de greda y preparó un ungüento y una compresa limpia.

-¿Dónde...?- se escuchó el murmullo de la voz profunda del moreno.

-Estás bien estas a salvo- le aseguró la albina mirándolo sobre su hombro.

Seguía pensando en el porqué los ojos violetas del chico brillaban y una sonrisa se asomaba por sus labios, ¿Acaso no estaba cerca de la muerte?, Tal vez estaba loco, muy loco.

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El hada lentamente abrió los ojos, parpadeando pesadamente, sintiéndose aturdido no solo por su pérdida de sangre sino porque...

BrujitaWhere stories live. Discover now