El silencio que se presentó después de ese comentario pareció eterno, pero de repente...mi mamá se echó a reír como una loquilla.

Qué demonios...?

Tai fue el primero en seguirle la carcajada, y luego todos nos empezamos a reír también para espantar la tensión como si fuera un mosquito molesto.

-Si, señora-Edmund voltea a mirarme-su hija es la fuente de todos mis poderes.

-¡Mi hija es la verdadera hechicera entonces!-exclama mamá.

-Tiene toda la razón-Edmund se acerca a mí para susurrar-: y que embrujo me echaste, Maine, porque me gustas mucho.

Las piernas me fallaron trás escuchar eso. No sabía si matarlo por jugar con mi madre o matarlo por cortarme la respiración.

-Le trajimos un regalo-dice Bella con voz dulce-Son...¡Hey!-golpea a Brad, que estaba abriendo el regalo de mi madre con anhelo. Bella se lo quita de las manos y recupera su tono dulce-. Son postres.

Y con la sonrisa de oreja a oreja que no abandonaban desde que tocaron el timbre, Bella le entrega el obsequio.

-¡Oh! No tenían que hacerlo-mi madre estaba encantada.

-Si teníamos, Maine a sido una excelente amiga, la ha educado tan bien-halaga Tai.

El orgullo de mi madre subió de nivel.

-¿Verdad que sí?-mamá sonríe-les traeré jugo de limón, esperen-y desaparece a la cocina.

Todos dejan de sonreír.

-Ya me duelen las mejillas-Dice Tai mientras se acaricia el rostro.

-¿No la estaremos asustando? Parecemos matones-añade Will.

-¡Miren un gato!-Edmund carga a mi gata en sus brazos y la mira con ternura.

-Se llama Emily, es mi...¡Ahhh! ¡Hey! ¡No hagan eso!-grito, con los ojos bien abiertos.

Edmund tiró a mi gata por los aires como si fuera una pelota de béisbol. Brad la atrapó en el aire, pero luego se la pasó a Tai, y él a Will, y solo así mi gato se convirtió en un juguete.

Se me iba a salir el corazón por la boca.

-¡Edmund batea, el gato cae en tercera, Will corre y lanza a segunda, Brad lo ataja y se lo pasa a Tai, está corriendo, corriendo y ¡Un punto para el equipo don gato!-narra Bella mientras Cassie y Vivien hacían de porristas.

-¡Mi hija no es juguete!-tomo a mi gata de las manos de Will y la abrazo-mi niña, no dejaré que estos idiotas te toquen de nuevo.

-¿Tienes algún otro animal que nos prestes para jugar?-pregunta Edmund, burlón.

Lo miro mal.

-Otro chiste así y te vas de mi casa.

-Ohhhh-canturrean todos.

No se metan con los libros ni con los gatos delante de mí.

Mi madre llega con los vasos llenos de jugo, y al instante todos vuelven a retomar la actitud serena y sonriente de antes.

Las horas transcurrían de maravillas, los chicos se encargaron de manejar a mi mamá a su antojo sacándole varias risas, debatiendo con ella temas que yo honestamente no entendía, contándole anécdotas sobre sus vidas y consejos sobre dónde irse a arreglar el cabello en un lugar con las tres B: bueno, bonito y barato.

Cuando ya la tenían comiendo de su mano, escucho a Edmund decirle:

-Señora Samuels, ¿Puedo hablar con usted en privado?

Más allá de este mundo (Libro I)Kde žijí příběhy. Začni objevovat