Se había convertido en el favorito del chiquitín.

— Aquí tienes, todo tuyo. — Dijo — Aunque creo que no deberías lanzarlo mucho al suelo, no creo a que tu pequeño amigo le agrade la idea de ser un proyectil para la cerámica.

Jimin rió a carcajadas ante la sugerencia casi cayéndose del sofá cama, pero siendo sostenido a tiempo por Jungkook que lo observaba divertido.

Amaba su risa.

— Todavía no me agrada ese muñeco, pudiste elegirlo hacer como te dije. — Expresó aún entre risas Jimin cubriendo su boca.

— Era la forma más genial y con la que estaba más familiarizado.

— Agradece que no le ha dado pesadillas.

Jungkook lo medio empujó con el hombro. — Sabes que no lo haría por muy... Peculiar y único que sea.

— Sigo diciendo que a Urtah le hubiera gustado que lo tuvieras hecho en forma de hada.

— Tah~ — Repitió Tae zaranfeando por el brazo al muñeco que Sunnke había hecho siguiendo las pautas de Jungkook.

El muñeco no se veía tan mal, era tierno incluso con los dientes característicos de quien le había devuelto a la vida.

Jungkook recordaba haber estado rodeado de pétalos de flores y estar recostado en el brillante verde césped cuando despertó sintiéndose lleno de energía.

Urtah se había ido según lo había contado Jimin, por lo que sólo estaba él y el omega Mochi o Chim, como ya estaba familiarizado, cuando todo recobró sentido en su mente y pudo moverse inmediatamente en búsqueda de ambos. Ambos seres que se encontraban casi encima de él llorosos y expectantes.

Había sido rodeado por los brazos de ambos, uno susurrante con palabras de agradecimiento y otro aún pidiendo disculpas por haberle herido.

Jungkook se suavizó al instante, casi se derrite en realidad, el tenerlos con su presencia cálida mientras era abrazado como si temiera se desvneciera había creado un ancla y sentimiento tan grande que lo había hecho soltar lágrimas, y aunque había querido besarlos y limpiarles el rostro tan solo pudo sonreírantes de que todo se volviera blanco y pudiera percibir el ajetreo de su abuelo, los llantos descontrolados de Sunhee y la voz tranquilizante de Sam.

— Han vuelto, han vuelto. Mira. Oh, Luna y Dragones alados, sus ondas. —  Escuchaba la voz de Yugyeom son do realmente alegre y casi al borde de hiperventilar.

— ¿Están bien?

— Están mejor de lo que esperaba y creo que pueden vivir a sus anchas sin tener que atarse aún. — Explicó mientras tomaba los signos de ambos chicos — Es lo que Kookie siempre esperaba.

— ¿No atarse? — Casi gritó en horror Sunhee no esperando eso del chico.

Inmediatamente el anciano dragón paró cualquier hilo de pensamiento desviado.

— El tomarse el tiempo para realmente conocer a su pareja, que el vínculo no sea lo único que los une.

Sam apretó el hombro de su esposa, en señal de aprobación hacia el alfa. Era lo que siempre había esperado que alguien hiciera por su hijo.

Que extraña manera la forma en que la vida a veces se desarrolla.

— Jungkook no quiero ser aguafiestas, pero debemos arreglarnos o nos matarán, y creo que ambos queremos seguir con vida por muchos años más... — Lo palmeó — Eso, si querés seguir cortejandome.

El alfa se sentó derecho sosteniendo a Taehyung para que no se cayera.

— Nunca dudes de ello, te cortejaré como se debe hasta el final de mis días.

El más bajo se sintió protegido, se sintió importante y notó el brillo en los ojos del alfa cubriendolo por un sentimiento de regocijo. Lo había encontrado.

Aún con todos los peligros que tenían por delante de organizaciones oscuras, por su vínculo formándose, por las clases que el abuelo le daba a Jungkook para que se haga más fuerte y los proteja de todo, por la paciencia...

Por el amor.

— Hey, querido Jeon Jungkook. — El alfa lo miró sorprendido. No le habían dicho así desde hace mucho. Jimin se veía perfecto entre los azules almohadones del sofá. — Te amo.

Jungkook tuvo que apoyarse firme al respaldar y cubrirse los ojos para que no viera lo mucho que esas palabras lo habían tocado.

Jimin seguía recostado, así que agachandose hasta él y colocando su rostro en el pecho de este le dio un beso cerca del corazón.

Alzó su mirada hasta toparse con aquellos ojos grises con manchas azules ahora.

— Te agradezco por tomar mi mano, por no rendirte, por dejarme estar a tu lado. — Expresó con voz quedada ante el nudo que sentía en ella. Tomó respiraciones profundas para poder decir con seguridad lo siguiente. — Te amo, Jimin. Te amo con tanta fuerza que siento que le hacen falta a esas palabras pero, yo, enteramente amo cada pequeña parte de ti y lo que has creado. Gracias... Gracias por decir esas palabras primero.

— Creo que ahora puedo iniciar mi vida de nuevo. — Sonrió mientras se acercaba a los labios del alfa. — Eres mi reinicio.

— Gracias Luna.

Sus labios se unieron y todo pareció volverse rosa, el aire, la sala, su corazón arrebatado y galopante.

Fue un beso lleno de amor. Fue el primer de los muchos besos que se darían en un futuro, y Jungkook creía tenerlo ya grabado con fuego en su alma.

— Una~

— Si, TaeTae, la Luna sigue ahí arriba mirandonos en pleno día.

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Hola, espero hayan tenido una buena lectura.

Oh, my. No sé cuándo subiré esto, pero realmente esta historia me ha hecho llorar imaginándome los escenarios.

Mentiría si digo que a veces tengo miedo de sus reacciones, pero Reinicio es una de las historias que le dan sentido a esas luchas internas que muchos llevamos por más dolidos que estemos.

Gracias por leerla y darle una oportunidad.

Os quiero un mundo, Pollitos kookmineros del World.

Bueeeno, este es el epílogo que creo está bien haya decidido subirlo justo el primer día de mis clases.

He leído sus comentarios en voz alta y todos llevan un corazón enorme lleno de besitos y buenos deseos.

Lori solo quería agregar que espera que jamás se rindan y sigan adelante, que siempre habrá alguien en un futuro que vea lo valientes que han sido y lo mucho que se han esforzado por llegar hasta donde están ahora.

Se los quiere.

Cómo diría

Qué viva el Kookmin patria, AHRE~

EN FIN. Que tengan un megazazo día c:

Reinicio. KOOKMIN. Where stories live. Discover now