Edmund Pevensie 1/3

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Soy tutora de Eustace desde hace muchos años y había aprendido a comprenderlo, él me considera la única persona confiable del lugar.

Hace unos meses que sus primos habían llegado para protegerse de la guerra, Lucy era una chica realmente dulce y evitaba meterse con Eustace pero a Edmund le encantaba molestarlo y era yo quien debía soportar las constantes quejas de Eustace.

-¡Suficiente, estoy harto, sacalos de aquí!

-Eustace no puedo sacarlos de tu casa, yo soy tu tutora no la dueña

Eustace comenzó a murmurar entre dientes mientras yo revisaba los ejercicios que le había puesto, todos estaban perfectamente contestados.

-Eres muy inteligente ¿por qué necesitas una tutora?

-No lo necesito pero eres de mis pocas amigas y me gusta tenerte aquí

Le sonreí dulcemente, a pesar de ser un poco molesto en ocasiones, era una maravillosa persona también, iba a responder a su último comentario cuando se escuchó la puerta de abajo y luego la voz de su prima Lucy, antes de que pudiera detenerlo él ya estaba bajando las escaleras para causar un alboroto.

Suspiré ruidosamente y continué mi trabajo de revisar la tarea de Eustace, estaba tan centrada en ello que no me percaté cuando Edmund entró en la habitación.

-Ah, Sam estás aquí

Levanté la mirada del cuaderno y le sonreí levemente mientras lo escaneaba, Edmund tenía la misma edad que yo, a diferencia de Eustace, yo había congeniado muy bien con los Pevensie desde su llegada.

-Hola Edmund, no escuché cuando entraste

-No te preocupes, te ves muy bien hoy

Bajé la mirada pues sentí mis mejillas calentarse, Edmund tenía ese efecto en mí desde hacía unas semanas, había llegado a la conclusión de que el pelinegro comenzaba a gustarme más de la cuenta.

-¡Oye, aléjate de ella!

Eustace había llegado corriendo y empujando a Edmund fuera de la habitación, el pelinegro no ponía mucha resistencia ante su primo pero de vez en cuando me dirigía pequeñas miradas que yo fingí no notar.

-Ah, no lo soporto, es un horrible primo

-Algún día cambiara tu perspectiva Eustace, estoy segura

El niño me veía como si me hubiera salido un tercer ojo en la cara, le sonreí burlona y continué revisando su tarea.

-¿Qué estarán haciendo? No oigo ruido, iré a ver, seguro es una travesura y podré acusarlos

Cerré el cuaderno y me levanté para ir detrás de él, apenas habían llegado del mercado y Eustace ya los había molestado dos veces. De pronto perdí a Eustace, volví sobre mis pasos para ir a la habitación cuando escuché un grito de terror por parte de Eustace, me guíe por sus escandalosos gritos y abrí la habitación de Lucy.

-¿¡Qué carajos es esto!?

-¡Sam toma mi mano, no hay que separarnos!

-¡No la toques Edmund Pevensie, quédate veinte centimetros lejos!

Tome fuertemente a Eustace y a Edmund, todo el cuarto comenzó a llenarse de agua, aproveché para respirar profundamente antes de que el agua terminara de llenar la habitación, pensé que nunca más volvería a respirar pero estaba equivocada, abrí los ojos bajo el agua y pude ver el cielo, nade rápidamente a la superficie y al salir respiré hondamente

-¿¡Qué diablos está pasando!?

Me giré para ver a Eustace y suspiré de alivio, me acerqué rapidamente a él y lo tomé por los hombros

-Eustace tienes que calmarte, primero debemos buscar ayuda o llegar a la orilla, no aguantaremos mucho tiempo en el agua

Justo entonces vi un barco acercarse y a una persona saltar de él hacia nosotros, también me percate de que Lucy y Edmund estaban junto a nosotros, ambos estaban más que contentos y no pude evitar verlos con extrañeza.

-¡Caspian!

-¡Lucy, Edmund! Qué alegría verlos

Ahora sí que era una locura, los Pevensie conocían al chico del barco, pero además estaban completamente bien con el hecho de que saliera agua de un cuadro y ahora estuviéramos en medio del océano. Nadamos hasta el bote y nos subieron uno por uno, yo fuí la última en subir pues quería asegurarme de que Eustace estaría bien.

-Dame tu mano, te ayudo

Miré a Edmund un poco recelosa pero al final tomé su mano para poder poner un pie en el barco, me alejé tan rápido como pude y tome la mano de Eustace para ponerlo detrás de mí.

-¿¡Dónde estamos!? ¡Exijo que me respondan, no pueden tenernos aquí cautivos!

Mientras Eustace gritaba a todo el mundo, yo me dediqué a analizar el barco y el lugar donde estábamos, había todo tipo de criaturas extrañas en el barco y muchas de ellas pensé que eran sólo parte de cuentos fantasiosos.

-¿A dónde se lo llevan?

Cuando volví a la realidad me percaté de que Eustace estaba desmayado y un minotauro lo llevaba cargando a alguna parte del barco.

-Samantha ¿cierto? Soy Caspian, este es el Viajero del Alba, el mejor navío narniano

Fue en ese momento cuando mi mente conectó ¿dónde estábamos y porque la habitación de Lucy desapareció?

-¿Pero qué carajos está pasando aquí?

De pronto me sentía furiosa, odiaba tanta incertidumbre y misterio, los únicos felices eran Lucy y Edmund pero yo estaba completamente furiosa y aterrada.

-Sam escucha, sé que esto puede parecer loco, de hecho es muy loco, pero todo tiene una explicación ¿confías en mí?

Miré directamente a los ojos de Edmund, media hora antes hubiera respondido que sí, confiaba en él, pero ahora parecía un completo extraño ante mis ojos

-¿Debería confiar en ti? Estaba revisando la tarea de Eustace y un momento después estaba en medio del océano, pensé que los conocía, a ambos.- dirigí mi dedo de Edmund a Lucy repetidamente.- pero me equivoqué, vean en lo que nos han metido a Eustace y a mí, si ustedes quieren quedarse entonces adelante pero quiero que nos regresen a casa.

-Es que no podemos, por algo están aquí con nosotros, Narnia nos necesita a todos

Miré a Lucy con terror, todos estábamos envueltos en esta loca historia de terror y ella hablaba con tanta naturalidad

-No sé que demonios sea Narnia y no me importa, mejor para mí si todo esto es un sueño y Eustace me despertará antes de que se haga noche

-Sam, no es un sueño, es la realidad, hay un mundo mágico más allá de los ojos humanos

-Están locos ¡todos ustedes están locos! Y al parecer yo también lo estoy, ahora llevenme con Eustace y déjenos tranquilos

El chico que se había presentado como Caspian le hizo una seña a un pequeño ratón que me guió hacia el cuarto de Eustace.

-Bueno, ella no es como las chicas narnianas

-No, no es ni un poco parecida

La conversación de Edmund con Caspian fue lo último que escuché antes de cerrar la puerta del camarote donde Eustace estaba acostado

Peter Y Edmund Pevensie One-shots Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu