CAPÍTULO 1

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Advertencia: Esta historia NO ES MÍA, es una adaptación del libro "El toque de un Higlander" de Karen Marie Moning, por lo tanto todos los derechos de la historia son para ella, al igual que los personajes de Masashi Kishimoto usados en esta adaptación, ahora si disfruten de su lectura.

CAYENDO

De arriba abajo, de arriba abajo,

Los llevaré de arriba abajo

Me temo que por el campo y el pueblo

El duende los llevará de arriba abajo.

—Sueño de una Noche de Verano

William Shakespeare


En el Presente Día

—¡Eh! ¡Mire por dónde va!— gritó Sakura cuando el Mercedes aceleró, rodeando un taxi ocioso, y pasó peligrosamente cerca del bordillo donde ella estaba de pie, salpicando con gotas de agua sucia las perneras de sus pantalones vaqueros.

—¡Bueno, salga de la calle usted, idiota!— gritó el conductor del Mercedes en su teléfono celular. Sakura estaba lo bastante cerca para oír que él decía en el teléfono—; no, no te lo decía a ti. Se lo decía a una vagabunda. Cualquiera pensaría que con todo lo que pagamos en impuestos... — Su voz se apagó mientras se alejaba.

—¡Yo no estaba en la calle!— gritó Lisa detrás de él y bajando su gorra del béisbol sobre su cabeza. Entonces sus palabras penetraron en su mente. ¿Vagabunda? Santo Dios, ¿eso es lo que parezco? Echó una mirada a sus viejos pantalones vaqueros, con los dobladillos ajados y raídos. Su camiseta blanca, aunque limpia, estaba suave y desgastada por centenares de lavados. Quizá su impermeable había visto días mejores, unos años antes de que ella lo comprara de segunda mano en Sadie's, pero era durable y la mantenía seca. Su bota tenía un agujero, pero él no podría haberlo visto ya que estaba en la planta del pie. Los fríos charcos de la reciente lluvia se colaban en su bota y empapaban su calcetín. Retorció los dedos de los pies, incómoda, e hizo una nota mental de nuevo sobre poner un parche en su bota. ¿Pero de veras parecía una vagabunda? Estaba escrupulosamente limpia, o por lo menos lo había estado antes de que él pasara zumbando y la salpicara.

—No pareces una vagabunda, Sakura— la voz indignada de Ino interrumpió sus pensamientos—. Él es un asno pomposo que piensa que cualquiera que no maneje un Mercedes no merece vivir.

Sakura dedicó a Ino una sonrisa agradecida. Ino era la mejor amiga de Sakura. Todas las tardes charlaban mientras esperaban juntas el autobús expreso a la ciudad, donde Sakura iba a su trabajo de limpieza y Ino cantaba en un club nocturno del centro.

Sakura miró el traje de Ino anhelantemente. Bajo un impermeable color gris paloma de líneas clásicas, llevaba un estupendo vestido negro adornado con un hilo de perlas. Brillantes, los sexys zapatos enseñaban las uñas de los pies hechas por una manicura francesa; zapatos que alimentarían a Sakura y su madre durante un mes. Ningún hombre vivo permitiría a su automóvil salpicar a Ino Yamanaka. En una ocasión, Sakura podría haberse parecido a ella también. Pero no ahora, cuando estaba tan profundamente hundida por las deudas que no sabía cómo salir.

—Y yo sé que él no echó ni una mirada a tu cara—. Ino arrugó su nariz, irritada con el conductor que ya se había ido—. Si lo hubiera hecho, ciertamente se habría detenido y se habría disculpado.

—¿Porque parezco muy deprimida? —preguntó Sakura irónicamente.

—Porque eres muy bonita, cariño.

—Sí, claro— dijo Sakura, y si había un rastro de amargura, Ino lo ignoró diplomáticamente—. No importa. No estoy intentando impresionar a nadie.

El toque del HighlanderWhere stories live. Discover now